22- Puedes ser mi secretaria

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La primera persona en comentar cinco veces el emoji del conejo (🐰) le dedicaré el próximo capitulo...

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POV MEL

Desperté gracias a la luz del sol que se adentraba por la ventana y daba justo en mi rostro. No quería levantarme la cama, era demasiado cómoda y acogedora.

Abrí mis ojos adormilada. Mire a mi alrededor cayendo en cuenta de que no estaba en mi habitación y tampoco en ninguna que yo conociera.

Me senté en la cama abrumada, notando que tenía una ropa diferente con la qué me había acostado.

La puerta ser abierta me hizo dar un pequeño salto por el susto. Al mirar en esa dirección me encontré con Ethan entrando a la habitación.

—Por fin despiertas conejita —

—¿Cuándo llegue aquí? — pregunte

—Te traje anoche, estabas durmiendo en una pequeña madriguera en el bosque —

Empecé a recordar. Mi abuela me votó de la casa y tuve que irme al bosque por la lluvia... No sé en qué momento empecé a llorar.

—Yaya. Tranquila, ya estás bien, estoy aquí contigo — Ethan me animaba mientras me abrazaba y con su gran mano acariciaba mi cabello.

—E-Ella dijo que no q-que no me quería volver a verme — hablé con dificultad mientras recordaba lo que me había dicho mi abuela.

—No te preocupes, te puedes quedar aquí todo el tiempo que sea necesario —

—N-No puedo quedarme aquí. No aporto nada y ni siquiera tengo trabajo para mantenerme — solloce.

—Nono, eso no es ningún problema Mel, puedes quedarte aquí, no debes trabajar ni darme nada por tu estadía — dijo —Hay bastantes habitaciones disponibles y aunque hubiera sólo una, no me importaría — dio un beso en mi frente.

—Nono. Yo debo ayudar en algo, aunque sea limpiando o cocinando, no es justo que no haga nada aquí —

Negó rotundamente

—Entonces me voy para otro lado a conseguir trabajo y alquilaré un pequeño departamento — aseguré mientras recordaba que había visto un letrero de trabajo en una tienda de dulces.

—Tengo una mejor idea — lo miré —Mejor puedes trabajar como mi secretaria — sugirió —Ordenarías los papeles y te encargarías de agendar mis citas — asentí con una pequeña sonrisa.

—G-Gracias — me lancé encima suyo abrazándolo —Perdón, fue la emoción — me disculpé avergonzada mientras separamos el abrazo.

—No tiene nada de malo Mel —

Sonreí en respuesta. Él siempre me hacía sentir mejor.

—Me voy a duchar ¿Puedo usar tu baño? — pregunté

Él asintió en respuesta

—Estaré en mi oficina por si necesitas algo, en el baño hay toallas limpias y en el closet hay una prenda que traje de la habitación de Daniela, más tarde podríamos ir al centro comercial y comprar más ropa para ti —

—Nono, ya es demasiado — me interpuse. Ya era un abuso vivir en su casa y también que gaste dinero en cosas que necesito.

—No lo repetiré dos veces conejita — dijo para después salir de la habitación.

Eres mía, mi conejita I & IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora