capítulo 35 ✦

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—¿Eres tu? —mire hacia todos lados, confundido— ¿Nada de eso pasó? ¿Eres tú en verdad? —le pregunté emocionado y ella con una voz tranquilizante me respondió dulcemente.

—Claro que soy yo ¿Que estuviste soñando? —Ami tomó con delicadeza mi rostro, parecía preocupada por mi— Estas frío, casi como un muerto ¿Está todo bien? ¿Volvieron esas pesadillas que tenías antes de salir juntos?

—Nada de eso —mis ojos se llenaron de lágrimas que rápidamente cubrieron mi rostro, ella sin saber qué hacer buscó desesperadamente un pañuelo y me lo entregó— Soñé que habías muerto antes de que tuviese la oportunidad de pedirte matrimonio.

—Que tonterías —sonrió— Bueno, estuve a punto de morir de hecho, en aquella expedición, pero el escuadrón me salvó en el último minuto ¿Lo recuerdas? Pero no te preocupes, hierba mala nunca muere ¿Verdad?

—Me alegra verte con vida, Ami —le sonreí. Ami tomó mi rostro con sus manos y me dio un corto beso en los labios, aunque duró una milésima de segundo, lo disfruté al máximo— No había notado la casa tan linda que tenemos ¿Vivimos aquí, verdad?

—¿Y qué crees que hacemos aquí, gnomo de jardín castrado? —respondió molesta. Se sobresaltó cuando escuchó pequeños pasos correr hacia nosotros, y sonrió cuando una pequeña niña de ojos verdes y pelo color azabache saltó a abrazarla— Linn-chan ¿Descansaste bien? ¿Ya estás lista para jugar?

—Dormí muy bien, mami —sonrió. Aún sin poder recordar nada de lo que había echo en el pasado, sentía todo eso como mío. La pequeña niña soltó a Ami parar abrazarme cálidamente— ¿Vamos a ir a jugar? Tu lo prometiste anoche.

—Iremos a jugar —le sonreí. Ella emocionada abandonó el lugar a gran velocidad, suspiré aliviado y feliz de tener la vida que siempre había querido junto a la mujer que amaba— ¿Aún recuerdas como te pedí matrimonio? ¿Y nuestra boda?

—Claro que si —se alejó de mí y me dio la espalda, dirigiéndose a una mesa en donde se encontraban pequeñas y finas tazas de porcelana y una tetera del mismo material, ella servía el té con delicadeza mientras sonreía— Recuerdo que me pediste matrimonio de la forma más linda, recitaste los votos matrimoniales de mi libro favorito, fue tan dulce.

Hasta ese entonces no la había visto dándome la espalda, por lo que lo había notado que el listón blanco que sostenía sus trenzas ya no estaba presente.

—¿Que pasó con tu listón? —pregunté.

—Flagon me dijo que era algo infantil y desde entonces no he vuelto a usarlo ¿Por qué preguntas eso? Estuviste presente cuando pasó.

Ciertas imágenes regresaron a mi mente.

—Solo vine a verte, a ti y a tu mascota.

—¿¡Mascota?! —grité. Antes de tener oportunidad de hacerle algo la capitana le clavó su puño en su rostro. El cayó inconsciente al piso.

—Despertará en unos minutos, larguémonos —Ami tomó mi mano y comenzó a caminar, sus pisadas eran bruscas y al tener las piernas más largas yo tenía que correr para alcanzarla.

¿Y lo golpeaste? Eso es lo qué sueles hacer ...

—¿Golpearlo? ¿Por qué haría una cosa como esa, cariño? —me dijo mientras le echaba dos terrones de azúcar a su té, sin voltear a mirarme.

—Tu no eres ella ¿Verdad? —Ami suspiró y tomó la taza de porcelana entre sus manos, y sin mirarme a los ojos asintió con la cabeza. Miré hacia abajo intentando contener la lagrimas que brotaban por mis ojos, sentí su mano acariciarme dulcemente el cabello y luego escuché como se alejaba lentamente— ¿Que es lo que eres?

Cerré mis ojos por un momento, intentando que las lágrimas dejaran de invadirme, al abrirlos me encontré otra vez en la expedición, todos los titanes yacían muertos en el suelo. Busqué con mi mirada a Ami, tal vez todo había sido un sueño provocado por un desmayo o una alucinación.

—¡Capitán Levi! —gritó Auruo. Me agarró fuertemente junto con Erd, miraba hacia todos lados sin poder encontrar a Ami. Los voltee a ver a ambos y ambos dejaban correr lágrimas por sus ojos— La misión fracasó, regresamos.

—¿Que es lo qué pasó con Ami? —ninguno de los dos supo cómo responder. Nada de lo que ví fue un sueño, ella ya no estaba en este mundo— Ya veo.

—Como lo siento, capitán —me dijo Petra, quien estaba siendo cargada por Gunther— Nos las arreglaremos para que lleven a la horca a esos borrachos de las Tropas de Guarnición, se lo juro.

No pude soltar ni una sola lagrima de camino a casa, simplemente sentía un hueco en mi interior, como si una parte de mí hubiese muerto junto a ella.

A la hora de la cena, ninguno de los antiguos miembros del escuadrón de operaciones especiales fue a comer, todos intentaban sobrellevar la muerte de su amiga, su capitana y su familia. Subí a la azotea lo más rápido que una pierna lesionada me podía ofrecer. Observé con cuidado el paisaje que alguna vez observé junto a ella.

Mi mayor enemigo es mi capacidad para recordar.

Tuvimos tantos momentos felices juntos, se me hace difícil imaginar que ya no te veré al despertar por la mañana, porque estoy seguro de que esta vez no es un sueño, y ella no volverá para encontrarme una vez más.

Me paré en las plataformas de la orilla de la azotea, sintiendo como el viento tocaba mi rostro y helaba mis lágrimas. Miré hacia abajo, pensando en encontrarme con ella una vez más.

—Seguro que esto no le gustaría —sonreí melancólico, sin poder dejar de llorar. Bajé de la plataforma, mis piernas no pudieron soportar el dolor y caí rendido al suelo, gritando y llorando, repitiendo el mismo nombre una y otra vez.

¡Ami!

Nunca me arrepentiré de haberte conocido, perdón por no poder protegerte hasta el final —continué gritando— Siempre te amaré.

No pude protegerte hasta el final, pero viviré por ti, confiando en que cuando finalmente llegué mi momento de partir me encontraré contigo y podremos tener la boda y la familia que siempre quisimos tener.

Gracias por todo, te amo.

𝐇𝐚𝐧𝐚𝐛𝐢 𝐡𝐞𝐢𝐜𝐡𝐨𝐮-𝐬𝐚𝐦𝐚 【𝐋𝐞𝐯𝐢𝐱𝐎𝐜】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora