capítulo 4 ✦

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—¡Arriba! —fue lo primero que escuché al abrir los ojos por la mañana. La capitana había irrumpido en nuestra habitación para despertarnos.

Sentí como mis ojos se quemaban, la capitana había abierto las cortinas del cuarto, cuando aclaré mi vista noté que tenía un palo entre sus manos y estaba lista para usarlo en caso de que ninguno de los cuatro en la habitación se levantara.

—Buenos días, capitana —dijo Farlan con una sonrisa idiota, aún sobándose los ojos debido al sueño.

—Serán buenos días cuando no tenga que hacer esta estupidez, tienen quince minutos para ducharse, vestirse y peinarse —todos se levantaron de manera apresurada y comenzaron a moverse de manera histérica.

Noté que "Ami" estaba molesta. Esta mañana se veía particularmente más cansada y con ganas de querer asesinar a todo aquel que se le cruce por delante.

—¿Y tú qué? ¿Estas esperando una invitación? —me preguntó. No me había dado cuenta de que todos los chicos a mi alrededor habían partido a las duchas y yo me había quedado como un idiota viéndola a ella.

—No capitana.

—¡Entonces mueve tu diminuto cuerpo hacia las duchas! —me gritó. Para no tener problemas con ella decidí obedecerle.

Cuando termine de prepararme fui al comedor para disfrutar de la sopa desabrida y el pan duro que te otorgan si eres un soldado regular.

¿Por qué tuve que nacer?

Caminaba por los pasillos dirigiéndome a la mesa del rincón en donde estaban Isabel y Farlan. Lograba sentir como los demás soldados hablaban sobre mi.

Al parecer cualquier enano puede estar en el ejército.

¿Lo habrán admitido por pena o porque era su última oportunidad antes de volver a la prisión?

Viene de la ciudad subterránea, asco.

Quería golpearlos a todos y largarme de aquí, pero de pronto, una escandalosa voz familiar comenzó a gritar.

—¿¡Y a ustedes que les importa todo lo que él sea?! ¡Preocúpense por sus propios defectos! ¡Todos ustedes tienen rostros de mierda y nadie se lo saca en cara!

Ella me agrada.

Cuando llegue a la mesa permanecí en silencio, Isabel y Farlan me hablaban pero tenía demasiadas ganas de beber té negro como para escucharlos.

—¡Hola, mis ñoñitos! —la voz de la capitana, ya más animada, me sacó de mis pensamientos. Se sentó junto a Isabel con su bandeja de comida— No es mi obligación estar con ustedes cuando comen pero me aseguro de que ningún idiota los moleste. Recuerden que más tarde deben presentarse frente al resto en el campo de entrenamiento.

Fijé mis ojos en su bandeja, nada inusual, había un tocino, una papa, un pan y ... Delicioso y fino té negro atrapado en una taza de porcelana.

—Aniki ¿Estas bien? —preguntó Isabel poniendo una de sus manos en mi hombro. Asentí en silencio mientras la capitana posaba sus grandes ojos sobre mi, cosa que me puso de los nervios.

Observe unos momentos más el té que ella tenía ahora entre sus manos, me dolía verlo rodeado de sus manos.

—Creo que se lo qué pasa —dijo Farlan.

𝐇𝐚𝐧𝐚𝐛𝐢 𝐡𝐞𝐢𝐜𝐡𝐨𝐮-𝐬𝐚𝐦𝐚 【𝐋𝐞𝐯𝐢𝐱𝐎𝐜】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora