Una semana después.
Hoy me permito levantarme tarde ya que no trabajo. Me preguntaréis por qué no trabajo en plena semana, pues os lo explicaré: me despidieron. Exacto. El hecho de haber intimidado al encargado no le hizo mucha gracia a la dueña, aunque me alivia saber que mis amigas siguen manteniendo sus puestos de trabajo. Me han agradecido de todas las formas posibles que diera la cara por ellas, al fin y al cabo, no tengo nada que perder, no dependía de ese sueldo, al contrario que ellas.
Ahora nos hemos unido más, me han invitado a salir unas cuantas veces, aunque he rechazado todas sus ofertas.
En cuanto al tema de la agresión, Rita ha denunciado a su ex a la policía, estamos muy orgullosas de ella y sabemos que va a ser un duro proceso del que todavía tiene que recuperarse, es por eso que Olivia la saca a todas partes, para mantener su mente ocupada de pensamientos negativos. Es una buena técnica.
Me dispongo a buscar trabajo en alguna página web, no puedo pasarme el medio año que me queda sin hacer nada en casa, porque si lo hago el pozo se hará más profundo. Por lo que veo va a ser bastante difícil encontrar un trabajo por la zona.
Busco durante horas, sin ningún resultado.
Supongo que después de comer seguiré con mi búsqueda, mientras tanto bajo a la mesa con toda la familia. Se me hace raro comer con ellos, no estoy acostumbrada todavía.
Me siento y espero a que todos se sirvan para dar el primer bocado a la sabrosa comida.
—¿Qué tal la carrera, Adrián? —la amable voz de Antonio se abre paso en la mesa.
—Muy bien, por ahora creo que solo dejaré una para junio—responde mi hermano con cierto orgullo.
Sonrío igual de orgullosa, después de los problemas del año pasado, creía que dejaría la carrera, pero ya veo que me equivocaba.
—¿Y tú, hijo? —esta vez se dirige a Hugo.
Este se mantiene serio, impasible. Se lleva el tenedor a la boca y mastica lentamente. No sé si son imaginaciones mías o hay tensión en la mesa, me extraña ver al moreno así.
—No lo sé papá, dímelo tú—espeta.
—¿Dónde están las formas? —intercede la madre recriminándole su actitud—Estás hablando con tu padre, no con un colega—le advierte.
—No tienes idea—se levanta de la mesa de forma brusca dejándonos a todos un poco descolocados por sus formas, es muy impropio de él. No entiendo qué le puede pasar.
—Ya se le pasará—expresa de forma amistosa el señor de la casa—no es que le entusiasme la carrera—hace una mueca y sigue comiendo.
La comida se pasa rápido.
Una vez terminado el postre me dirijo hacia mi habitación, antes de subir las escaleras veo a Hugo dirigirse a toda prisa hacia la entrada, intercambiamos algunas miradas y cierra de un golpe la puerta.
¿Tan descontento está con la carrera?
Igual Marta lo sabe.
Eso me hace recordar que no nos hablamos, llevo días sin pensar en ella ya que con todo el tema de Rita no he podido pensar en otra cosa, incluso he estado un poco mejor respeto a lo de mis padres, solo me he despertado sudorosa un par de veces durante la noche, es todo un logro.
Mi móvil comienza a vibrar desde mi cuarto, subo velozmente hasta llegar a él, es de Olivia. Me da un vuelco al corazón sin poder evitarlo, descuelgo y escucho una voz acelerada, habla demasiado rápido y no soy capaz de seguirle el ritmo.
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Hiraeth
Teen FictionJulieta Rojas era una adolescente normal y corriente, hasta que de pronto todo su mundo se puso patas arriba. Desde ese maldito día ya no volvió a ser la misma, en realidad ya nunca lo sería. Su entorno cambió, al igual que ella. Todo lo hizo. Llegó...