Anhelos dormidos

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El sol le da de lleno en los ojos cuando los abre.
Se ha quedado dormida.
Habría querido seguir soñando; casi había olvidado cómo era estar con él.
Su beso aún le endulza el aliento.
Ahora, el sueño se diluye conforme el presente se materializa.
Mira a su alrededor. Las familias que estaban cuando ha llegado se han ido.
Siente frío y decide volver al hotel.
Camina con el aura de la ensoñación; no importa que él ya no esté: volver aquí lo traen a él de vuelta como si ahora estuviera ahí con ella.
Se detiene para ver al sol ocultándose en el horizonte y cierra los ojos para deleitarse de la brisa que roza su cuello largo y desnudo; la siente como si de un beso se tratara.
Abre los ojos, pero no hay nadie.
Las olas acarician sus pies borrado sus huellas, dejando solo la de él...

(Foto cortesía K.U.)

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