Capítulo 10: haré lo que tú quieras

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Visitar una tienda de juguetes para adultos sin duda era el paraíso, además como era temprano la tienda estaba a mi completa disposición, lo que significa que pude preguntarles a los encargados sobre el mejor vibrador, necesitaba que fuera pequeño y que el ruido de sus vibraciones no fuera muy sonoro.

Había varios que sonaban mucho, ya había probado algunos y sabía lo complicado que sería de ocultar, pero me enseñaron un nuevo dispositivo que era de un tamaño perfecto, era un poco costoso, sin embargo, todo valdría la pena si David me permite la idea que se mantiene en mi cabeza.

Por supuesto que aproveché de comprar varios juguetes, lo mejor es que me gané un millón literalmente ayer, lo que técnicamente significa que la empresa está pagando los caprichos que se me ocurren, además como no tenía nada pensado con respecto al dinero, simplemente aprovechaba el momento para comprar muchas cosas que nos serviría en algún momento.

Hoy parecía ser mi día de suerte, logré comprar todo lo que necesitaba y de paso llegué diez minutos antes de la hora acordada para la reunión, lo que sin duda me permitió caminar hasta la oficina de David para darle inicio a mi travesura, la cual partió cerrando la puerta con pestillo para de esta forma no ser interrumpidos.

–Llegaste más tarde que yo ¿ocurrió algo malo? –preguntó viéndome ligeramente preocupado, mientras que mi mente solamente pensaba en tocarlo.

–No, sólo visité una tienda– respondí levantándolo de su asiento para que pudiera sentarse en mi regazo.

–¿Una tienda? –preguntó curioso.

–Sí...–respondí deslizando mis manos dentro de su pantalón e inmediatamente se puso tenso.

–J-Jordán, dentro de poco tendremos una reunión...–me decía avergonzado.

–¿No quieres...? –pregunté dándole una embestida hacia arriba para motivarlo un poco.

Él miró hacia atrás inseguro, pero cuando regresó la mirada a mis ojos se inclinó a mis labios para que pudiese besarlo todo lo que yo quisiera, algo que sin duda hice de la forma más lujuriosa posible, aún no puedo decirle lo que tengo pensando, de hecho, debo prepararlo de cierta forma para que no rechace mi propuesta, al menos no de inmediato.

David movía sus caderas sutilmente para frotarse contra mí luego de varios besos apasionados, es por esto que, bajé sus pantalones y para hacerme las cosas más sencillas lo apoyé de cara a su escritorio, él estaba ligeramente excitado, podía notarlo ansioso, mucho más que antes, lo que me hacía sentir que era el momento de preguntar.

–David...–lo nombré desabrochando el cierre de mi pantalón para sacar mi pene y rozarlo en su entrada– ¿lo deseas...? –pregunté e inmediatamente sus caderas me respondían afirmativamente– ¿puedes hacer algo por mí? –continué preguntando a medida que me rozaba en su entrada, la cual poco a poco se humedecía mientras yo sacaba el pequeño vibrador de mi bolsillo.

Antes de subir a su oficina, configuré todo en mi auto y lo conecté a mi móvil para tener el control de las vibraciones de una forma más rápida, también tenía un control que subía las vibraciones, pero el móvil era más discreto en esta situación.

–¿Q-Que hay de la reunión...? –preguntó nervioso.

–Para ello compré esto...–dije rozando el vibrador en su entrada sin activarlo, al menos no lo hice hasta que me aseguré de humedecer su entrada para meterlo apropiadamente y es entonces cuando lo encendí en el nivel más bajito, de esta forma él podría confiar en el juego.

–¿Q-Que tramas...? –preguntó moviendo sus caderas en busca de mi entrepierna, la cual alejé una vez que introduje el vibrador.

–Si logras soportar esto durante la reunión, haré lo que tú quieras en 72 horas– le proponía.

Mi Omega [Bl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora