Capítulo 39

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Estoy en una habitación oscura y fría, puedo sentir la humedad del lugar, lo que me hace creer que seguramente estamos en un sótano o en un recinto abandonado.

Desperté hace horas, no sé hace cuánto exactamente, pero el tiempo se ha vuelto eterno desde que desperté.

Estoy a oscuras, mis manos están atadas con unas cadenas a lo que parece ser un tubo, además aún no recupero por completo la agilidad de mi cuerpo.

Al momento en el que desperté me sentía muy mareado y débil, aunque poco a poco esos síntomas han ido desvaneciéndose.

Quisiera saber lo que ocurrió, mis labios están silenciados gracias a una cinta que mi secuestrador se molestó en ponerme, deseando al mismo tiempo callar mis gritos que han intentado pedir ayuda.

Tengo miedo de lo que podría pasar, no puedo dejar de pensar en David, seguramente ya ha despertado y quizás se asustó al momento en el que despertó en un lugar desconocido.

Quisiera estar con él, me gustaría darle el apoyo que ahora mismo merece y cuidar de nuestro hijo, sobre todo ahora que él no puede.

También tengo miedo de que gracias a toda esta situación él pierda a nuestro bebé, los especialistas me habían comentado que él necesita mantenerse tranquilo, algo que con mi ausencia seguramente no puede lograr.

He intentado quitarme los grilletes que me atan a las cadenas, he tratado de romper el tubo, incluso he intentado quitar la cinta de mi boca, sin tener éxito en todo esto.

¿Qué tan lejos estaré de casa? ¿La policía estará buscándome o aún no se han molestado en comenzar con la búsqueda?

La posibilidad de hablar con mi secuestrador para engañarlo o convencerlo de que estoy de su lado no se ha presentado, no sé cuántas horas llevo aquí, pero esa persona no se ha presentado.

Todo está muy silencioso, un silencio que en la oscuridad llega a darme miedo.

Quiero irme de aquí, desearía que esto se acabe pronto, necesito estar cerca de David, desearía saber cómo está, en lo único que pienso es en su situación actual, temiendo que por mi culpa él no pueda descansar.

A la distancia pude oír una puerta, incluso oí un interruptor siendo presionando mientras la luz se encendía a lo largo de todo el lugar.

Me sentí segado por un momento, aunque gracias a la iluminación pude ver a mi alrededor, notando como estaba dentro de un sitio relativamente pequeño con paredes de concreto, sinceramente parecía un almacén, había una lámpara de luz fría colgando en el techo, junto a un saco de dormir, polvo, unas botellas vacías y rastros de humedad.

Cuando vi en dirección a la puerta, una de tono rojo, esta no tardó en abrirse, dejándome ver al responsable de esta situación, quién al verme rápidamente sonrió.

Parecía maravillado por su "obra de arte" y a medida que se acercaba, más sonreía.

—Ya nadie podrá impedir que estemos juntos— me decía sentándose frente a mí, cruzando sus piernas entre sí, manteniéndose muy cerca— sé que seguramente no comprendes lo ocurrido, debes sentirte asustado, pero no te haré nada, yo jamás te haría daño.

Era enfermizo mirarlo, sus ojos reflejaban la locura que actualmente presenta, sé perfectamente que lidiar con él es algo complicado, sobre todo porque luce como un completo lunático.

Esto es absurdo, he sido secuestrado por un omega del cual ni siquiera conozco su nombre, frente a mis ojos sólo era "El especialista que diseñaba la guardería de mi hijo"

Él en mi vida no tenía importancia, no puedo llegar a imaginar cuan desquiciado puede llegar a ser una persona para obsesionarse con alguien que solo trataba contigo por cosas laborales.

Mi Omega [Bl]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora