Llegaron las tan esperadas vacaciones. Viajé sumamente emocionado con Daniel y el chófer de su abuela hacia la mansión de ella. Miraba a través de la ventana del carro como si fuera un perro paseando después de muchos años de encierro. Parecía que todo volvía a la normalidad y podría disfrutar de un buen momento. Respecto a mi salud mental, no sabía en qué creer. Albert aseguró que un loco no podría saber y recordar cosas vividas por muertos que no conoció. Sus palabras me daban confianza.
Me encontraba algo nervioso, esperaba que Adonis hubiera leído la carta y fuera a visitar a Daniel en las vacaciones. Algo me decía que solo Adonis podía salvarlo.
Llegamos al atardecer, cuando el sol estaba en su mayor apogeo. La abuela de Daniel nos recibió muy feliz junto con una sirvienta que parecía tener la edad de su nieto. Llamó mi atención, se trataba de una jovencita de cabellos rojos, cara redonda con suaves facciones y grandes ojos de esmeraldas. Su porte distinguido me recordaba a los de los cisnes, y aunque vistiera un traje de sirvienta, se veía tan refinada como la abuela de Daniel. Era una anciana adorable que destilaba demasiada elegancia y encanto como su nieto. Me extendió su mano y cuando la correspondí se presentó como Elenore. Yo le dije mi nombre favorito. Ella comentó con honestidad que era un chico encantador y me pregunté dónde me veía lo encantador.
Cuando entré a la bonita mansión, aparte de que me impresionó el exceso de opulencia, vi en los muros excéntricas pinturas que hacían alusión a las rosas. El color que predominaba en todas las pinturas era el rojo y negro. En el vestíbulo, en el centro, adelante de las escaleras de mármol en forma de Y con alfombra rojiza, recibía los invitados una gran escultura de una dama. Era hermosa, de perfil griego, expresiones encantadoras y cabello largo que cubría su desnudez. Abrazaba pasionalmente un ramo de rosas. La rodeamos para acceder a las amplias escaleras. Alcé una ceja, todo era muy excéntrico y dramático. Mientras caminaba por los pasillos con Daniel, para instalarnos en su habitación y dejar a Luna en algún cajón, vi que en los floreros de porcelana fina había rosas frescas que aromatizaban el lugar con su embriagadora fragancia.
Después de dejar las maletas y a Luna en el cuarto de Daniel, comimos los tres en el alargado comedor de cristal mientras conversábamos sobre el internado y Daniel se ponía al día con su abuela. Era un espacio demasiado grande para solo tres personas. Me pregunté si siempre estaba ella sola en esa mansión que parecía la casa de una muñeca amante de las rosas. A pesar de lo extraño del lugar, no estaba nervioso, la abuela de Daniel me hizo sentir cómodo con su manera de tratarme, y seguido me dirigía una sonrisa angelical. Llevé mi mirada a Daniel, él estaba relajado y con una expresión serena tatuada en su pecoso rostro.
—Daniel me explicó cómo los salvaste de ser expulsado —dijo al clavar el tenedor en su filete—. Eres muy buen amigo. —Rio y me recordó las rosas su sonrisa de flor.
—Creo que me excedí —respondí avergonzado.
—No te preocupes. Si lo hubieran expulsado del colegio no sabría dónde más podrían recibirlo. Me prometieron que hacían de chicos rebeldes buenas ovejas de Dios. Espero que sea verdad. —Bebió de la copa de vino con la que acompañaba su comida.
No dije nada. A pesar de que entré muy pequeño al internado y siempre me inculcaron la creencia de un Dios, yo no podía sentirlo, ni creerlo y menos quería ser su oveja.
Desvié la mirada en el florero que había en el centro del comedor, las rosas eran las mismas que crecían alrededor de la mansión y parecía que cuidaban con demasiada democión. Di con mi reflejo en el cristal de comedor y para escapar de mí mismo, llevé mi mirada en una las paredes, precisamente en un cuadro de naturaleza muerta donde las rosas rojas predominaban. Levanté la cabeza, los candelabros tenían forma de rosas rojas. Tomé los cubiertos, poseían relieves de rosas. Percibí la mirada de Daniel, en su rostro pecoso se delineaba una encantadora sonrisa dedicada a mí.
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Cuando cierro los ojos se van los santos (Pronto en librerías)
Teen FictionPronto en librerías traído por VRYA Isaac no conoce más allá del internado de monjas donde ha sido criado desde su infancia. Su padre niega que lo visite en vacaciones y su madre está internada en un psiquiátrico. Todo su entorno gris cambia cuando...