Capítulo 01

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Ángel en multimedia.

Ángel

—Sí... dame más cariño, lo quiero todo.— son los fuertes gemidos de mi mejor amiga Sara.

A veces me pregunto... ¿Qué penitencia estaré pagando?... todas las noches debo escuchar sus gemidos descontrolados, no es que odie el sexo, pero entiendo que a nadie le interesa si tu vida sexual es activa o inactiva, mi mejor amiga no lo entiende.

Me volteo y coloco una almohada sobre mis oídos, esta noche tampoco dormiré, Le alquilé una habitación al padre de Sara para que ella pueda vivir junto a mí mientras estudia en la universidad, compré esta casa hace 3 años cuando me mudé aquí en Londres, es una casa pequeña, de dos niveles, tiene dos habitaciones, dos cuartos de baño, dos salas de estar, cocina y un enorme jardín en la parte trasera de la casa.

Al parecer la tanda de sexo en la habitación de mi amiga se ha calmado, observo la hora en el reloj que descansa en la mesita de luz, son los 3 de la mañana, maldigo mentalmente, busco la alarma en mi celular y la pospongo para las 8 de la mañana, mañana tengo un examen y no puedo darme el lujo de llegar tarde.

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El despertador vuelve a sonar por tercera vez, de mala gana apago la alarma, salgo de mi caliente cama a rastras, entro al baño y me despojo de la pijama, entro a la ducha, decido darme un baño con agua fría, necesito despertar, salgo de la ducha envuelta en una toalla, me lavo la cara, voy a tomar mi cepillo de dientes para lavarme los dientes, me doy cuenta de que no está en mi cuarto de baño, lo he dejado en el baño de Sara.

Entro al baño en busca de mi cepillo dental, mi mirada se detiene en un hermoso culo, sigo subiendo la mirada, repaso cada parte del cuerpo de esta belleza que tengo en mi bañera utilizando mi gel.

—¡Mierda!— grito al ver que en estos momentos él me está observando.

—¿Se te perdió algo princesa?—enarcó una de sus cejas, es hermoso.

Es guapo, su tez de piel es clara, tiene su cuerpo bien tonificado y trabajo, nariz perfilada, perforaciones en las orejas y nariz, cabello negro, tiene varios tatuajes alrededor de su cuerpo, donde más tiene es en sus dos brazos, en su cuello lleva un tatuaje de dos alas abiertas, ese tatuaje, recuerdos llegan a mi mente de ese tatuaje, pero no logro descifrarlo.

—Nada, nada se me ha perdido, al parecer a quien se le ha perdido algo es a ti, que estás en mi casa y en mi baño.—me crucé de brazos, olvidando que estaba en ropa interior, su mirada se detuvo en mis pechos.

—Ya saldré, dame unos minutos.— volvió a voltearse para continuar duchándose.

—No hace falta, ya me duché.— dije en voz baja con los dientes apretados, escuché como soltó una risa.

¿Quién se cree este idiota?... su aire de grandeza no lo deja ser, mataré a mi mejor amiga, esto es inaudito, no soporto un día más en mi propia casa, es increíble, un sexy extraño está en mi ducha y acabo de ver su enorme miembro, esa cosa debe medirle unos 20 centímetros, nunca en mi vida había visto un hombre tan perfecto.

Vuelvo hacia mi habitación, tengo el tiempo encima, busco una licra negra, un suéter color rojo, amarro mi largo cabello en una coleta alta con varios mechones rebeldes sobre mi cara, unos tenis, tomo mi mochila y salgo de mi habitación.

La verdad es que mi cuerpo no me avergüenza, tengo buenos pechos, grandes glúteos, cintura definida, hermoso cabello, nariz perfilada, ojos grises, llevo un tatuaje con letras chinas en la espalda, un piercing en mi ombligo, camino con seguridad por las calles, delante de cualquier persona, no tengo miedo a lo que puedan pensar de mi aspecto físico.

StephanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora