■14■Ángel
No hay nada más delicioso que una taza de chocolate caliente cuando el día está lluvioso, son las 7 de la noche, mañana al medio día comenzaré la universidad nuevamente, me gusta refrescar la memoria estudiando el día antes de entrar.
Mientras la melodía de la música instrumental de piano se reproduce por toda la habitación, el humo de mi chocolate empaña mis lentillas, me encuentro leyendo sobre leyes criminales.
—¿Puedo pasar?— interrumpió Sara torpemente tocando la puerta de mi habitación que se encontraba abierta.
Levanté mis lentillas y las llevé a la altura de mi frente, di un sorbo a mi chocolate, volví a dejar la taza en su lugar anterior.
—Ya estás dentro.— respondí sin ni una pizca de gracia.
—Lo sé.— Avanzó hasta llegar a mi escritorio.— ¿podemos actuar como antes?... lo necesito.
—Tú fuiste quien decidió actuar de esta manera, mi deber es seguirte la corriente.— levanté la mirada conectando con la de ella.
—Lo siento, no debí tratarte de esa forma.— caminó hasta mi cama y se sentó en ella.
—Ya lo olvidé... no hace falta que sigas disculpandote por lo mismo.
—He venido a invitarte a una fiesta que realizará Alex para mí, no tengo con quien ir y pues tú eres mi mejor amiga.—puso cara de perrito mojado, siempre pone esa cara para conseguir su prometido.
—Iré porque merezco disfrutar mi último día de descanso, solo por eso.— resoplé frustrada.
—¡Te amo!— se acercó a mí dando brinquitos.
—Ahora sal de mi habitación para poder cambiarme de ropa.—bebí todo el chocolate de golpe, este ya se encontraba frío.
Salió de mi habitación con una sonrisa de oreja a oreja, siempre consigue lo que quiera, aunque arreglemos las cosas no quiere decir que acepte su relación con Alex, llegaré hasta las últimas consecuencias, debo saber cuál es su objetivo con ella, una vez que lo sepa sabré qué hacer con él.
Apago la laptop y camino hacia mi clóset, busco entre mis vestidos, no soy el tipo de mujer que vive en una tienda comprando vestidos y zapatos, pero siempre tengo ropa para la ocasión que se amerite.
Escojo un vestido negro de encajes, unas tangas del mismo estilo que el vestido, no lleva sostén lo que es felicidad para mí, si es por mí viviría sin esa prenda.
Hago una coleta con mi cabello y camino hacia mi baño, despojo toda la ropa que cargo encima y entro a la ducha, dejo que el agua se lleve todos los espíritus malignos, lavo bien mi cuerpo, me envuelvo en una toalla, lavo mis dientes, saco de una de las gavetas del tocador de mi baño mi bolsa de maquillaje.
Decido realizarme un maquillaje suave y sencillo, no soy fanática del maquillaje que digamos, elijo un labial de color suave para mis labios, salgo del baño maquillada, me coloco la tanga, luego el vestido, tomo unos tacones plateados y salgo de mi habitación con un mini bolso en mano.
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Bajo del auto desde aquí se ve que dentro de la casa hay muchas personas, es una casa enorme, observo por el rabillo del ojo a mi mejor amiga, cualquier cosa material le llena los ojos, es increíble, niego con la cabeza y cierro la puerta del auto.
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Stephan
AcciónÁngel Mancini, hermosa joven italiana, tras crecer en un mundo lleno de perversiones, drogas y enemigos, decide huir y radicarse en Londres, por culpa de los traumas del pasado no es capaz de enamorarse, todo cambia cuando Stephan llega a su vida de...