Capítulo 10

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■10■

Stephan

El viaje hacia la casa de campo de Sara es de 2 horas, me molestó mucho la actitud de Sara con Ángel, nunca cambiaría a mi mejor amigo por una persona que a penas comienzo a tratar, Sara no conoce a mi hermano, que tengas sexo con una persona no quiere decir que sepas todo de ella.

Bajo mi equipaje, la casa es acogedora, tiene un estilo veraniego, lo típico de una casa de pueblo, dejo mi equipaje en la entrada de la casa, me detengo a inspeccionar cada detalle de esta casa, mi mirada se detiene en un retrato, es de un general uniformado, sostiene su arma, tiene un aura dominante, su parecido con Sara es indiscutible.

—Él es mi padre.— Sara se acercó y tomó el retrato.

—Lo imaginé, tienen un parecido.— ella sonrió.

—No me quejo, tanto mi madre como mi padre, ambos son hermosos.— dejó la fotografía en su lugar.

—No debiste tratar a Ángel de esa manera.— su rostro cambió, ahora estaba un poco enojada.

—Ella no debió echar a Alex así de la casa.—se cruzó de brazos.

—Te diré algo, las parejas sentimentales se marchan y vuelven, pero los únicos que siempre permanecen firme son nuestros grandes amigos y Ángel es tu mejor amiga, si actúa de esa manera, es porque ve algo que tú no puedes ver por Alex.— fui en busca de mi equipaje, ella debe meditar lo que le dije.

Subí a la que será mi habitación, duraremos dos días aquí, Alex y yo debemos regresar en cuanto antes, las entregas y mi padre nos necesitan, acepté el viaje pensando que ella vendría, quiero conocerla, saber más de ella, las ganas de hablar con ella me están matando.

Nunca suelo interesarme tan a fondo por una mujer, pero ella no es cualquier mujer, siento que la conozco de toda la vida, es como si en algún momento de mi vida ella ha estado presente, dejo mi equipaje sobre la cama, saco un suéter de la maleta, me lo coloco por encima de la franela.

Tomo mi móvil y bajo hacia la terraza donde se encuentra Alex, Sara está en la cocina arreglando la alacena, hemos traído refrigerios para los días que duraremos aquí, me siento al frente de mi hermano, él está con su móvil en mano, sus facciones del rostro son serias.

—¿Qué pretendes con todo esto?— sabe a qué me refiero, al principio no quería hacerse responsable de su hijo, que ahora esté detrás de Sara me resulta extraño.

Deja su móvil sobre la mesa, cruza sus piernas y me mira con una sonrisa ladeada.

—No pretendo nada, creo que debo empezar a ser responsable y un hijo es una responsabilidad.

Su forma de actuar tan repentina deja mucho que decir, no le creo en lo absoluto, siempre ha tomado la vida como un juego, no le importa joder a los demás, pasa por encima de quien sea, siempre y cuando pueda conseguir su prometido.

—No intentes hacerle daño, porque te la verás conmigo.— hice silencio al ver como Sara entraba a la terraza con unos enlatados en mano.

Colocó la bandeja sobre la mesa, se sentó sobre las piernas de Alex, con una sonrisa me observó.

—Puedes comer lo que quieras, he abierto refrigerios para todos.— Alex tomó una salchicha y la llevó a su boca.

—Gracias, iré a caminar, vuelvo en un rato.— me levanté, antes de salir le di una última mirada a mi hermano.

Nuestra relación siempre ha sido conflictiva, soy el mayor, él siempre ha sentido celos hacia mí, me ha hecho mucho daño, he enfrentado situaciones que me ponen ante el mundo como el ser más asqueroso de todos los tiempos, él sabe cosas de mi pasado que yo por alguna maldita razón no logro recordar.

StephanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora