■11■
Ángel
Tomo mi arma, la coloco en la parte baja de mi espalda, tengo una chaqueta de cuero negra, la uso cuando traigo mi arma conmigo, hoy visitaré a mi hermano y le diré que lo ayudaré en lo que necesita, quiera o no debo hacerlo, me observo en el espejo una vez más antes de bajar.
En la mitad de la escalera diviso a Sara, Alex y Stephan, pensé que su viaje duraría más, de todas maneras no me interesa, paso desapercibida sus presencias, tomo una manzana de la mesa, mis llaves del auto y camino hacia la salida.
—¡Oye Sara tienes una carta interesante!— grita Alex para que Sara lo logre escuchar, ya que ella estaba en la cocina, me volteo y me doy cuenta de que la carta que sostiene es la que contiene el mensaje, corro hacia él y le quito el papel de las manos.
—No vuelvas a meterte con mis cosas.— digo con los dientes apretados.
—Lo siento.— responde con una sonrisa cínica.
Ignoro a Sara, entro el papel en uno de los bolsillos de mi chaqueta, la voz de Sara me detiene.
—¿Por qué tienes un arma?... ¿A dónde vas con eso?—no me volteo a verla, no pienso responderle, salgo de la casa y cierro la puerta detrás de mí.
Siento que la puerta se vuelve a abrir, camino hacia mi auto, sea quien sea no estoy para mierdas, debo resolver mis asuntos.
—¿A dónde vas con esa pistola?... ¿Y por qué tienes una?— la voz grave de Stephan, me hizo voltearme a verlo, está más hermoso que nunca.
—No eres nadie para darte explicaciones de mi vida, vuelve con ellos.— entré la llave en la puerta del auto para abrirlo.
Se acercó a mí, me acorraló con sus brazos, pegué mi espalda al auto, el frío metal del auto acarició mi espalda, una de sus manos la llevó hacia mi cintura, con la otra me mantenía encerrada, bloqueando movimiento alguno.
—Ángel, que estás haciendo conmigo.— mordió su labio, llevé mis ojos hacia esos hermosos labios carnosos... ¿no sé porque diablos deseaba besarlos?... este hombre no entiende que con su cercanía hace que pierda la cabeza.
—Hasta donde sé, no estoy haciendo nada, tengo que irme, me están esperando.— intenté salir de sus brazos, él ejerció más fuerza en su agarre en mi cintura.
—¿Te irás a ver con él cierto?— junté mis cejas, puse mi cara de confusión, no entiendo de quien este monumento me está hablando.
—¿Quién es él?— hice énfasis en la palabra él.
—No te hagas, el tipo con el que te besaste la noche de las carreras.—se acercó a mi cuello y aspiró mi olor.
—¿Me estás siguiendo?—lo empujé, no logré nada, él es más alto que yo y fuerte.
—Te seguí esa noche, tenía miedo de que algo te ocurriera... ¿es tu novio?— acercó sus labios a los míos.
Intenté contener mis ganas de besarlo, siento mi zona íntima palpitar, hace mucho tiempo que no me acuesto con un hombre, no tengo sexo, ni ningún tipo de placer sexual.
—No, no es mi novio y aunque lo fuera no creo que te incumba.— mordió mi labio inferior, luego lo lamió dejándome sin palabras por su acción.
—No lo quiero cerca de ti, no quiero a ningún hombre que tenga intenciones contigo más allá que una amistad a tu lado.— acarició mi mejilla.
—¡Perdón!— exclamé molesta, este que se cree, es un don Juan en la universidad y quiere venir hacia donde mí a prohibirme que hacer y que no con los hombres.
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Stephan
ActionÁngel Mancini, hermosa joven italiana, tras crecer en un mundo lleno de perversiones, drogas y enemigos, decide huir y radicarse en Londres, por culpa de los traumas del pasado no es capaz de enamorarse, todo cambia cuando Stephan llega a su vida de...