Capítulo 34

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Stephan

No puedo creer que sea ella, la mujer de la que me enamoré en un abrir y cerrar de ojos, es ella, la cual ultraje y ensucié a mi antojo, esos ojos cargados de lágrimas fueron los mismos de hace siete años cuando hice lo que hice, ese recuerdo me ha maltratado cada día.

Ahora entiendo porque no quiere que la toque, o su forma de ver el tatuaje de mi cuello, el arranque que tuvo meses atrás cuando la toqué, entiendo su forma de verme, yo de alguna forma le traigo recuerdos y es más que evidente, ya que soy su verdugo.

—¡Hey!— Agata hace un chasquido con los dedos en busca de mi atención.

—Sí.— sigo viendo hacia un punto fijo.

Se levanta del mueble y se sienta sobre mis piernas, muerde el lóbulo de mi oreja de manera coqueta.

—Estás muy distraído amor.— enreda sus manos en mi cabello.

Agata no es mi novia, tiene varios años trabajando para la organización de mi padre, está enamorada de mí, no negaré que es una mujer hermosa, pero no mi tipo, al principio teníamos sexo casual, con el tiempo se convirtió en una amistad, al menos así veo las cosas.

—No es nada.— me levanté dejándola sobre el sofá.— iré a casa de mis padres, quedas en tu casa.

Se levantó quedando frente a mí.

—Iré contigo, además tengo que ponerme al tanto del próximo cargamento.— asentí.

—Solo te diré una cosa, las cosas en mi casa se pondrán feas, te lo informo para que sepas a que atenerte.

Tomé mi arma y salimos del departamento, pienso matar  a Alex, nadie me saca de la cabeza de que él sabe quién era Ángel, sé que se enredó con Sara para llegar a ella, lo conozco, es un miserable.

Salgo del auto sin detenerme a apagarlo, entro a la casa captando la atención de todos, en especial la de Sara, me sorprende ver a Sara con Alex.

—¡Levántate miserable!— lo señalo con mi arma.

—Stephan, hijo, guarda eso por favor.— interviene mi madre.

—¡Quitate del medio mamá!— Agata está detrás de mí.

Alex se levanta con una sonrisa burlesca en los labios.

—¿Qué sucede hermanito?— se acerca quedando frente al arma.

—Tú lo sabías, no te importó que me estuviera enamorando de ella, aún así dejaste que me acercara a ella.— negó.

—No entiendo de que me hablas.

—Hablo de Ángel, imbecil, sabías que ella era la joven que violamos y torturamos hace siete años.— todos abrieron los ojos más de la cuenta, menos Sara, acción que me sorprendió.

Soltó una carcajada sonora, mi mirada se endureció más de la cuenta, las ganas que tengo es de atravesar su craneo con una bala, no importa que sea mi hermano, a él tampoco le importa que yo lo sea, aún así me hace daño y no lo oculta en lo absoluto.

—Te duele, que pena, siempre lo supe, no esperaba menos de ti, si te emborrachaste ese día, como carajos vas a recordarla.— observo a todos en la sala.

—Tú me diste alcohol, después del primer trago mi mente se nubló y no recuerdo nada más, lo único que recuerdo es despertar sobre su cuerpo desnudo.

—Esa es la prueba, disfrutaste al igual que yo.

—¡Callate!— rió más fuerte.

—Quieres aparentar frente a todos que eres el bueno, pero los dos sabemos que posees el mismo grado de maldad que yo, lo unico que nos diferencia, es que yo no oculto mis intenciones.

Iba a apretar el gatillo, la mirada de mi madre me hizo entrar en razón,  no vale la pena arriesgar tanto por una rata como él.

—Una puta bala vale más que tu asquerosa vida.—  bajé el arma y la coloqué nuevamente donde estaba en tiempo anterior.

Ahora que sé quien es Ángel pienso recoger todas las pruebas y entregarcelas a Noel, así sabremos si ella es su hija biologica realmente, no puedo acercarme a ella, en estos momentos a de odiarme, es lo esperado, soy su peor pesadilla y eso tiene sus motivos.

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Ángel

Dejo las llaves a un lado, la casa se encuentra a oscuras, lo más probable es que mi amiga haya salido a comprar algo o despejar la mente, no es fácil permanecer encerrada entre cuatro paredes todo el tiempo.

No me detengo a encender las luces enseguida subo hacia mi habitación, me percato de que la gaveta donde guardo mi arma, se encuentra abierta, me acerco a ella rapidamente, no veo mi arma por ningún lado, también me falta dinero, el dinero que llevo ahorrado para mudarme a otra ciudad.

—¡Mierda!— doy un fuerte puñetazo a la mesita de luz.

Salgo y entro a la habitación de Sara, su closet está abierto, no hay rastro de sus pertenencias, ni sus perfumes, maletas, nada, me robó, sabía que su cambio, todo ese teatro fue una actuación de su parte, no puedo creer que me haya fallado de tal manera.

Tomo mi móvil y le marco a mi hermano, él es la única persona que puede ayudarme en estos momentos, no hay que ser tontos para saber que Sara está con Alex, la muy descarada siempre estuvo con él, todo esto fue un montaje para que creyera en ella y terminara cayendo en la boca del lobo.

—¿Maximiliano?— pregunto al no escuchar a nadie al otro lado de la línea.

—Sí, soy yo.

—Sara me ha robado, tiene en su poder mi arma y dinero que he ahorrado en los últimos meses.— camino por toda la habitación.

—¿Sabes dónde puede estar?— escucho como maldice.

—Está con Alex en la casa de los Ferrara, no puedo ir hacia allá, Alex fue quien me violó junto a su hermano.

—Estás en peligro Ángel, debes venir a mi casa en cuanto antes, enviaré a Sebastián por ti.— colgó la llamada antes de que le dijera algo.

Fui hacia mi habitación nueva vez, tomé la mochila negra que tenía debajo de la cama, por suerte esta no la vio, aquí tengo más armas y municiones, echo un poco de ropa y bajo hacia la planta de abajo.

Juro por mi vida que todas y cada una de las personas que me han traicionado, utilizado y maltratado, pagarán, de eso me encargaré así sea lo último que haga en esta vida.

StephanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora