Capítulo 40

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Stephan

¡Maldita sea!

Lo que no quería que pasará ocurrió, él desalmado de Alex secuestró a Ángel, tengo miedo de lo que pueda hacerle, eso sin contar que Sara está con él, otra loca a la lista, estaciono en la entrada de la mansión del hermano de Ángel, lo que menos me esperaba ver es a Noel en la casa de Maximiliano.

—¿Qué haces aquí?— pregunto al llegar a su lado.

Se voltea a mirarme.

—Mi hija está en peligro, está en las manos del loco de tu hermano, no pienso quedarme de brazos cruzados en mi casa mientras mi hija está en peligro.— asiento dándole toda la razón.

—¿Qué han averiguado?— observo a todos en espera de una respuesta.

—Los hombres de tu hermano entraron esta madrugada, se llevaron a Ángel, no sabemos nada, eso es lo que más nos preocupa.— responde Maximiliano.

—Mi padre debe saber, los hombres que Alex utilizó son los de mi padre, ellos no mueven un dedo sin que mi padre lo sepa.— respondo.

—Pues no tenemos tiempo que perder, no quiero que a mi hija le suceda nada, una vez le fallé, ahora estoy a tiempo de protegerla.— toma su arma y camina hacia la salida.

Nos subimos a las camionetas y nos dirigimos hacia la casa de mi padre, espero que mi padre tenga respuestas sobre donde pueda estar mi hermano, más que nadie deseo que aparezca, no quiero que toque, ni le haga daño a Ángel, la quiero, aunque la haya dañado en el pasado, no deseo que sufra más.

—No entiendo como pueden confiar en ti.— escupe Sebastián con molestia, tiene toda la razón en estar así, desconfiar de mí, merezco eso y más.

—Tal vez no creas en mí y estás en tu derecho, pero yo más que nadie deseo evitar que el monstruo de mi hermano vuelva a hacerle daño, ella no se lo merece.— su mirada se vuelve dura.

— En eso estamos de acuerdo, ella no merece estar cerca de animales como ustedes, lo único que han hecho es joderle la vida, a tal punto de hacerla sentir menos en este mundo de mierda.— se acerca a mí y me sostiene por el cuello.

No hago nada para safarme de su agarre, él si la merece, él la ama con locura, sé que sería incapaz de joderla, es todo lo opuesto a mí, yo ya la jodí una vez, no la merezco.

—No dejaré que mi hermano la lastime, no esta vez.— lo miro fijamente a los ojos.

—Por tu bien y el de tu hermano, espero que no le suceda nada, no sé como pueda responder si él llega a tocarla.— me suelta de golpe.

Noel observa toda la escena, no dice nada, camina delante de nosotros, Sebastián sigue sus pasos, al igual que los de Maximiliano, pienso en las palabras de Sebastián.

—He venido a pedirte que me digas donde está tu hijo y tus hombres.— Noel eleva su tono de voz, todos tomamos a mi padre por sorpresa.

—¿De qué hablas?— mi padre se levanta frente a Noel.

—Tu hijo tiene a mi hija Ángel.—  mi padre se sorprende al escuchar tal cosa.

—Alex no pudo hacer eso, hace poco estaba con nosotros.

—¿A qué le llamas poco?— intervengo con mi pregunta.

—Hace unas horas, él y Sara.— mi padre niega.

—Dime donde tienes ubicada todas tus propiedades, necesito saberlo.— Noel le suplica a mi padre.

—Bueno, cerca de donde vives, a las afueras, tengo una casa enorme, creo que pueden estar ahí.— Noel no espera nada más y sale disparado de la casa, al igual que los hombres de Maximiliano.

StephanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora