Capítulo 08

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Alex en multimedia.
■8■

Stephan


—Cuando no la cagas a la entrada, la cagas a la salida, pero la cagas.— camino por toda la habitación de Alex.

Mi hermano es un bueno para nada, siempre ha huido de las responsabilidades. Embarazó a Sara y no es capaz de dar la cara, debe madurar, un bebé no es un chiste de mal gusto del cual puedes escapar.

—Me cuidé con ella, debe ser de otro, solo quiere mi dinero.—deja el control de los videojuegos a un lado de la cama.

—Querrás decir, el dinero de nuestro padre, dinero que malgastas a tu antojo.

—No me haré cargo de un bebé que no es mío.—se levanta de la cama.

—Si lo harás, por tu bien y el de todos, ya basta de tapar todas tus mierdas, irás con ella a su primer chequeo médico y te harás responsable de tu hijo.—lo arrincono en una esquina de la habitación.

Intenta soltarse, pero soy más fuerte que él, le resulta difícil lograrlo.

—Está bien, ni pienses que nos cansaremos, simplemente responderé por ese niño.— escupe con ira.

Me alejo de él y camino hacia la puerta de la habitación para salir y dejarlo solo, mientras mi padre no sepa nada todo está bien, por ahora debemos mantener todo bajo control, si es que ese idiota deja.

Bajo hacia la planta baja de la casa, mi madre está sentada tomándose una taza de té, al verme su lenguaje corporal cambia completamente.

—Alex no tiene que hacerse cargo de ese bastardo.—deja la taza de té sobre el platillo.

—Todavía tienes el descaro de defenderlo.— suelto una risa seca.

Se levanta del sofá quedando frente a mí, limpió la comisura de sus labios con el dedo índice de su mano derecha.

—Traerán a esa puta y la llevaremos a nuestro ginecólogo de confianza, él le realizará un aborto.— se dirige hacia la salida de la sala de estar.

—No permitiré que le hagan daño, ni a ella, ni a ese bebé que viene en camino, te guste o no, él llevará tu sangre.— la observo desafiante.

Es una cobardía por parte de ambos destruir la vida de un niño que no tiene la culpa de nada, si tengo que hacerme responsable, lo haré, total, es mi sangre, mi familia, mi sobrino.

Nadie le hará daño, eso lo aseguro.

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Ángel

—¿Saldrás?—pregunta Sara mientras limpia su pecera.

Es amante a la vida marítima, le encantan los peces, mientras ella es feliz con ellos, yo soy feliz con mi adorado perro Max.

—Quedé con un amigo, luego te cuento.— tomo las llaves de mi auto.

Me despido y, salgo de la casa, subo a mi auto, Sara se asoma por la ventana del garaje.

—Nada de tomar mi moto para irte a echar carreras.—pone los ojos en blanco.

La última vez tuve que pagar una multa de 1000 euros, todo por tomar mi moto y no saber esconderse de la policía. Conduzco por la ciudad, estaciono frente a un bar café, ahí fue donde quedé de verme con Nathan.

Antes de bajar del auto tomo mis pertenencias, el bar está congestionado por muchas personas, desde la entrada ubico a Nathan sentado en una mesa con un vaso de cerveza.

—Hola.— dejo mi bolso sobre la mesa.

—Hola linda.—se levanta a abrazarme.

Hace un año terminé mi relación sentimental con él, debo admitir que sigue estando como quiere, ojos color café, pelo negro, fornido, he podido darme cuenta de que ha estado trabajando su aspecto físico, se sienta nuevamente en su lugar.

—¿Cómo te fue con tus negocios?—hice una seña a uno de los meseros para que se acerque.

—Mejor de lo que esperaba, pero tuve que volver, mi padre está entrando en nuevos negocios y mi deber es ayudarlo.— asiento.

El mesero se acerca, con una libreta en mano y sonrisa.

—Deseo una cerveza alemana fría, por favor. —anota mi pedido y se retira.

—Háblame de ti... ¿Cómo te ha ido en estos meses— siendo sincera no hay mucho que contar, al menos es lo que pienso, pero como dicen por ahí, en varios meses pasan muchas cosas.

—De mí no hay muchas cosas de que hablar, casi estoy terminando la carrera, trabajo medio tiempo en una cafetería, lo demás ya lo sabes.—el mesero se acerca con mi botella de cerveza en mano.

—Serás una excelente psicóloga criminal, eso siempre lo he tenido claro.—muestra una sonrisa ladeada.

—¿Tienes novia?... ¿Te casaste?... no creo que estés soltero desde que lo nuestro terminó.— paso por detrás de mi oreja un mechón de pelo.

Da un trago a su cerveza, juega con sus dedos por unos segundos, conozco a la perfección a Nathan, sé que algo se trae en manos y no quiere que lo sepa.

—Siendo sincero, estoy conociendo a una persona, no es nada serio, por el momento.— rasca su nuca.

—Me alegro, mereces ser feliz.— sonrío gentilmente.

—¿Y tú sales con alguien o tienes pareja?— juega con su vaso.

—Para ser feliz no necesito de nadie, para mí es más importante la estabilidad emocional que cualquier cosa, no mantengo ninguna relación sentimental con nadie.— doy un trago a mi botella.

—Fui un idiota contigo, y lo reconozco, siento que las cosas entre nosotros no debieron terminar de esa manera.

Esa faceta de mi vida la superé, al principio no entendía el motivo de la ruptura, con el tiempo lo fui asimilando, no siento rencor hacia él, al contrario, le agradezco por formar parte de mi vida.

—Eso es pasado, ahora lo importante es procurar que el pasado no vuelva a arruinar el presente, lo demás queda atrás.— limpio la mesa, tiene gotitas de agua que ha sudado mi botella de cerveza.

—Siempre has afrontado las cosas con madurez, me alegra que no guardes ningún tipo de resentimiento hacia mi persona.

No solo hablamos de nosotros, también me contó que volvió para quedarse, le interesa compartir conmigo más a menudo, pasamos toda la noche de manera agradable, me despedí de él y salí con destino a mi hogar.

Estaciono en la entrada del garaje, desde afuera puedo divisar que todo está apagado, es probable que Sara ya esté dormida, bajo del auto, saco las llaves de mi bolso, abro con cuidado y entro, dejo mi bolso y abrigo, subo hacia mi habitación y dejo caer mi cuerpo sobre la cama.

De solo pensar que mi tiempo de vacaciones se está agotando me dan ganas de llorar, no entiendo como existen adolescentes con ganas de ser adultos, por favor no pidan esa estupidez, ser adulto, es estresante, quisiera volver a mi niñez, en esa época no tenía ningún tipo de preocupación.

StephanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora