Capítulo 03

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Ángel 

Desperté con tiempo de sobra para arreglarme para ir a la universidad, el fin de semana transcurrió muy rápido para mi gusto, coloco un poco de rímel sobre mis pestañas, verifico que todo esté en orden en mi rostro y salgo del baño.

Entro todos mis libros en la mochila, abro las cortinas para que entren los rayos de sol a la habitación, observo que no se me quede nada y salgo de la habitación. En el último escalón de la escalera el olor a desayuno inundó mis fosas nasales, Sara está de espalda a mí friendo algo en la sartén.

—Buenos días.— abrí el refrigerador en busca de una manzana.

—¿Te quedarás a desayunar?— sirve lo que cocinaba en unos minutos en el sartén.

—No, hoy no tengo mucha hambre.— tomo una manzana y la sostengo en mis manos.

—Perdón por dejarte sola todo el domingo, las cosas con Alex van algo serias.— rascó su nuca.

—No pasa nada, solo te pido que tomes las cosas con calma, van muy rápido.— tomé una botella de agua.

—Eso lo tengo claro.

—Stephan vino a traerte unos libros el sábado, horas después de que te fuiste, también dijo que vendría en la semana a ponerte al día para que salves el semestre.— sonrió.

—Es el mejor de la clase, me vendrá bien una ayuda.

—Eso espero, te veo al rato, te quiero.— me despedí de ella, tomé mis pertenencias y salí de la casa.

La mañana está hermosa, puedo disfrutar del delicioso aire fresco, tomé las llaves de mi moto y abrí la cochera, salí en mi moto en dirección a la universidad.

Hoy es mi último examen, después de este examen tendré dos semanas de descanso, estaciono en el parqueo, bajo de la moto y tomo mi mochila, antes de caminar hacia la entrada de la universidad escucho mi celular sonar.

—Hola mamá.— pongo los ojos en blanco, no quiero hablar con ella, sé que está del lado de papá, se deja engañar por él.

—¿Cómo estás?— se escucha apagada.

—Bien mamá, gracias por llamar y preocuparte por mí.— tomé mis cosas y me acerqué a la entrada de la universidad.

—Siempre mi amor, te extraño, mi mayor deseo es que vengas a visitarme.— miré hacia el cielo para no llorar.

—Tú también puedes visitarme y lo sabes.— escuché como soltó un suspiro.

—Lo sé, pero sabes que tu padre no aceptará que vaya a verte.— sé que está conversación no irá por buen camino.

—Mamá, debo dejarte, estoy en la universidad, hoy es mi último examen, no puedo llegar tarde.— me despedí y antes de recibir su respuesta terminé su llamada.

Volví a meter mi celular en el bolsillo de mi pantalón, entré a la universidad, caminé por los pasillos hasta llegar al aula donde tomaré el examen. El examen fue fácil y rápido de llenar, salí del salón, tomé mis cosas, salí hacia el estacionamiento, tengo que irme a la cafetería, enciendo mi moto y me pierdo en las calles.

Llego a la cafetería, dejo todas mis cosas en el casillero, me coloco el delantal y camino a atender, hoy la cafetería está cargada de clientes. Agarro mi libreta donde apunto todos los pedidos, me dirijo hacia la mesa de un señor mayor, siempre le doy prioridad a las personas mayores y a las embarazadas.

StephanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora