Marcus en multimedia.
Ángel
—¡Ángel! ... ¿Me estás escuchando?— la verdad es que no, mi cabeza en estos últimos días está en otro sitio menos donde debe estar.
—Lo siento... ¿Qué decías?— puse actitud de escucha para poder entender lo que Marcos me estaba contando.
—Estás en otro lugar menos en este.— sonrío con sorna.
—La verdad es que tienes toda la razón, han sucedido tantas cosas en los últimos días que no me dejan descansar.— sonreí con tristeza.
Después del arranque emocional repentino que tuve con Stephan en mi casa no he sabido nada de él en días, es como si la tierra se lo hubiera tragado, hay cosas de mi pasado que siguen atormentando mi presente, es por esas razones que me resulta difícil intimidar con una persona si no soy yo quien tiene el mando de la situación, no se lo he explicado, creo que debo hacerlo o terminará huyendo como todos.
—¿Es por Sara?— se acomodó en la banca y dejó a un lado el helado que estaba saboreando hace unos minutos atrás.
Estamos en la cafetería de la universidad, las clases han terminado por el día de hoy, ambos decidimos sentarnos a comer algo y recordar los viejos tiempos, hace mucho que no me sentaba a almorzar con Marcos, mucho menos tener una plática tan placentera y relajante.
—En parte tiene que ver.— amarré mi cabello en una coleta alta.
—Te diré algo, deja de preocuparte por los demás, existen personas que nos les importa cuanto des para que ellos estén bien, no les importará cuanto arriesgues, ellos siempre terminarán destruyéndonos y acabando con lo más valioso, que es la confianza y el cariño que podemos brindarle.— asentí, aprobando que lo que dice tiene razón.
—Totalmente de acuerdo contigo, Sara es importante para mí, pero al final, eso a ella no le importó.— moví la pajilla de mi refresco en forma de juego.
—Eres valiosa Ángel, nunca lo olvides.— acercó su mano a la mía para darme calor con su amable cercanía.
—Cambiando de tema... ¿Irás a la fiesta de Marcus?— Marcus es uno de los más populares, es un amor de persona, no es el típico hijo de puta, es todo lo opuesto, me cae bien, desde el día en lo conocí supe que era de fiar.
—Sí, también iré por ti esta noche, no te perderás semejante fiestón.— me golpeó con su codo en forma de juego.
Pensándolo bien, no estaría mal divertirme esta noche.
—Te espero a las 10, sé puntual, ni una hora más ni una hora menos.— me levanté de la mesa para luego pasar sobre mi hombro mi mochila.
—La puntualidad es mi nombre.— guiñó un ojo, se levantó con la bandeja de platos y utensilios sucios y caminó conmigo hacia el contenedor de basura para dejar la bandeja sobre este.
—Nos veremos esta noche.— dejé un casto beso sobre su mejilla y caminé hacia el estacionamiento.
Abrí el maletero de mi auto, mientras dejaba una caja de libros y cuadernos dentro de este, escuché como alguien procuraba mi nombre.
—¡Hey!— Marcus venía corriendo hacia mi dirección, llevaba puesto el uniforme de basket, su pelo estaba mojado de sudor, lo que provocaba que estos se pegaran a su frente.
Se posicionó frente a mí, se sostuvo de sus rodillas para poder tomar aire, estaba muy sofocado.
—¿Qué tal?—le regalé una
sonrisa.
Sacó de su bulto deportivo un cigarro y lo llevó a su boca.
--¿Irás a mi fiesta esta noche?-- sacó un encendedor, una vez encendido dio una calada.
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Stephan
ActionÁngel Mancini, hermosa joven italiana, tras crecer en un mundo lleno de perversiones, drogas y enemigos, decide huir y radicarse en Londres, por culpa de los traumas del pasado no es capaz de enamorarse, todo cambia cuando Stephan llega a su vida de...