ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 3.

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Las vacaciones de Navidad habían terminado

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Las vacaciones de Navidad habían terminado. Tal y como Stella lo había anticipado, habían sido un completo infierno.

Todavía sentía el eco de los Cruciatus de Alicia en su cuerpo, como si los nervios se negaran a olvidar. Con el paso de los años, Stella había llegado a una conclusión objetiva: su madre era una bruja tan mediocre que ni siquiera sabía lanzar una maldición imperdonable con la potencia suficiente. Claro que no pensaba eso en el momento en que se retorcía en el suelo, temblando de dolor.

Lo peor no era la tortura física. Lo verdaderamente humillante había sido la prohibición total de usar magia. Nada, ni un simple hechizo de limpieza. Según Alicia, no quería que "su esposo", ese estúpido muggle inútil llamado Robert, se sintiera inferior. Pero la verdad era que ya lo era. Robert era una cosa, no una persona. Una cosa inferior que respiraba por accidente.

Por suerte, Stella era experta en muchas ramas de la magia... incluida la legilimancia. Entrar en la mente de su madre era tan sencillo que hasta se preguntaba si Alicia conocía siquiera la existencia de dicha habilidad. Fue así como descubrió algo interesante: la familia estaba en ruinas. Económicamente destruidos. Eso incluía a Alicia, Robert y Valeria. Pero no a ella.

Ella tenía dinero. Mucho. Más del que necesitaría jamás. Podía comprarse mil Cometas 180 y seguirle sobrando para un castillo en los Alpes.

Y si Alicia quería ayuda económica... tendría que rogar de rodillas. Tal vez, solo tal vez, Stella lo consideraría.

Pero no. No les debía nada.

Todo lo que Stella necesitaba, su padre ya se lo había dado. Y él sí había sido digno.

Lo extrañaba. Cada segundo de cada día. Un nudo de ira y tristeza le apretaba el pecho con cada recuerdo. Lo peor de todo era saber que no lo había tenido el tiempo suficiente... porque Alicia se había interpuesto. La había alejado de él. Y eso era imperdonable.

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas. No sabía si era tristeza, rabia, o esa sensación pegajosa de impotencia que tanto detestaba. La emoción la desgarraba por dentro.

𝐁𝐔𝐑𝐊. (𝑻𝒐𝒎  𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora