ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 1.

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬 1933 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐊𝐢𝐧𝐠 𝐂𝐫𝐨𝐨𝐬

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬 1933 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐊𝐢𝐧𝐠 𝐂𝐫𝐨𝐨𝐬 .

El tren ya silbaba a lo lejos. El vapor se elevaba como una cortina entre despedidas y futuros inciertos.

Stella se despedía de su padre en el andén, justo antes de abordar el Expreso de Hogwarts para comenzar su tercer año.

—Hasta las vacaciones, estrellita —le dijo William Stankov con voz cálida, orgullosa, colocando unos galeones en la bolsa de viaje de su hija—. Te enviaré los libros que pediste... y algunos extras. Sigue así. Estoy orgulloso de ti, pequeña. Sé que vas a ser una bruja grandiosa.

—Gracias, papá. Haré que estés aún más orgulloso de mí. Seré... la mejor. —respondió Stella con una sonrisa determinada. A sus trece años ya no era tan pequeña. Su rostro había adoptado esa mezcla de dulzura y fuerza que pocas veces se ve en alguien de su edad.

Se estiró para besarle la mejilla y lo abrazó con fuerza. No sabía que ese sería el último abrazo que le daría.

Subió al tren sin mirar atrás.

El compartimento donde solía sentarse estaba ocupado, como de costumbre, por Alphard Black y Lucretia Black, dos de los pocos miembros de la élite mágica con los que Stella se dignaba a compartir espacio.

—Stankov, ¿qué tal las vacaciones? —preguntó Alphard con su tono habitual, a medio camino entre la burla y la cortesía.

—Terribles. Las pasé con Alicia y su sucio esposo muggle. Para colmo, con su bastarda mestiza —respondió con veneno contenido. Ya no llamaba "mamá" a Alicia. Y hablar de Valeria, su media hermana, la llenaba de un desprecio que enmascaraba una vieja herida.

En el fondo, la envidiaba. No por su sangre, sino por el cariño que Alicia le entregaba... el mismo que a Stella siempre le fue negado.

—No creo que sea tan malo convivir con un muggle... o con tu hermana —dijo Alphard en voz baja.

Stella le lanzó una mirada gélida.

—Media hermana.

Alphard bajó la vista. No era un fiel creyente de la pureza de sangre; de hecho, los muggles le causaban cierta curiosidad, y a veces encontraba ridículas muchas de las tradiciones Black.

—Qué horroroso, Stella, lo lamento tanto por ti —intervino Lucretia, escandalizada—. No me imagino compartir casa con... eso.

—Y bien, ¿cómo fueron sus vacaciones? —cambió el tema Stella con frialdad. No le gustaba hablar de su familia, salvo cuando se trataba de su padre.

𝐁𝐔𝐑𝐊. (𝑻𝒐𝒎  𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora