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Un gruñido salió de los labios entreabiertos de Tom mientras su mano trabajaba con fervor en su carne tensa y en su mente se reproducían las imágenes más eróticas de Stella; ella mirándolo mientras lo monta, mientras sus senos rebotan, ella retorciéndose debajo de él.
Otro gruñido salió de él mientras se acercaba a su orgasmo ante el recuerdo de lo bien que se sentía estar enterrado en el coño de Stella. Podía sentir como estaba a punto de correrse...
—¿Ya estás listo?— Esa voz junto con los firmes toques en su puerta hicieron que cualquier rastro de su orgasmo se esfumaran.
— ¡Vete a la mierda Malfoy!— Gritó furioso el pelinegro.
— ¿Eso es un sí o un no?— Preguntó el chico rubio ahora ya algo cohibido.
—¡Lárgate!— rugió en respuesta Tom.
Malfoy se retiró confundido mientras que Tom se alistaba para el desayuno. Al ser perfecto tenía su propia habitación y eso era algo que le encantaba, pero de que servía si no podía tener un momento a gusto en su privacidad.
Apenas era de mañana y su día ya iba empezando como la mierda.
Al entrar al gran comedor si mirada fue de inmediato a Stella que desayunaba tranquilamente en la mesa de profesores. Él tomó asiento en la mesa de su casa. Tenía una expresión que decía claramente: haz o di algo estúpido y estás muerto.
Pero claramente Abraxas no leyó bien ese mensaje y decidió abrir la boca.
— Te guardamos pudín de chocolate.
— Odio el pudín.
— Oh.
A una distancia corta se acercaba Rossier con una amplia sonrisa juguetona e iba directamente hacia Tom. Todos al rededor de Tom comenzaron a negar con la cabeza frenéticamente y hacer señas para que cancelara lo que estaba cruzando por su mente.
Tom estaba enfadado y todos lo sabían.
Stella estaba frustrada y solo ella lo sabía.
Finalmente había decidido terminar con lo que sea que tenía con Tom y ahora su subconsciente le recordaba la forma en la que lo necesitaba a través de sueños eróticos donde Tom y ella eran los protagonistas.