¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𓆉︎
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Por primera vez actué sin pensar. Y lo hice: la besé.
¿Lo mejor?
Me correspondió...
Al principio.
Porque después me empujó.
Abrí los ojos. No quería hacerlo. Pero tenía que verla. Tenía que saber cómo había reaccionado en realidad.
Stella me miraba.
Lucía sorprendida, sí, pero no confundida. Como si hubiera esperado este momento. Como si... lo hubiera provocado.
Aún no me había abofeteado. Un buen comienzo.
—Tal vez envíe una carta al director Dippet —dijo sin más, dándose la vuelta como si nada hubiera pasado—. Y nada mal.
"¿Nada mal?"
Una sonrisa se asomó en mis labios. No era un halago excesivo, no venía acompañado de dulzura... pero viniendo de ella, era lo más cercano a una declaración.
Nada mal fue mi primer beso.
Me apresuré a caminar a su lado, con una ligereza extraña en el cuerpo.
—Hazlo. Tal vez... y solo tal vez, esa es tu vocación —dije con fingida indiferencia, provocándola.
Stella se detuvo. Me miró de reojo. Esa mirada... la conocía. Había una línea fina entre su diversión y su furia.
—Dudo demasiado que mi vocación sea ser profesora —dijo, y hubo un leve énfasis en la palabra profesora. Lo hizo a propósito—. Mis conocimientos son demasiados para simplemente enseñarle a niños.
"Niños."
Otra vez.
Mi mandíbula se tensó.
—Por supuesto —respondí con tono neutro—. Lo que quiero decir es que... posiblemente te termine gustando.