Capítulo 12: Assen con recuerdos.

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(Marc)
Si no fuera poco con tener que aguantar todas las noticias sobre mí con Xenia. O sobre Àlex con Xenia. Si eso no fuera ya suficiente para torturarme... Assen está a la vuelta de la esquina. Y cada vez que llega ese Gran Premio mí mente siempre me transporta a 2018. A ese primer GP en el que Xenia me vio correr. No me vio la cara, pero me vio pilotar. Y en el siguiente GP nos conocimos en persona. En el mismo donde gané por 9ª vez seguida en ese circuito. Y este año podrían ser 12 veces seguidas.

Parece mentira que hagan 4 años ya de aquel día que entró en el box y yo la confundí con una fan metiche, y ella a mí con un mecánico cualquiera. Yo no la conocía de nada, y ella a mí tampoco. 4 años en los que han habido más peleas que otra cosa. Los primeros meses después de conocernos no nos llevábamos nada bien. Luego Xenia pensó estar enamorada de Àlex, mientras yo moría por ella. Luego apareció un 28 de diciembre en casa y no quise creerla cuando me dijo que estaba enamorada de mí. Y no duramos ni un año bien. Primero no nos veíamos casi nunca. Y una vez que se mudó a Barcelona para estar más cerca de mí yo malentendí la situación y estuve dos meses sin hablarle lo más mínimo. Dos meses en los que nuestro hijo estuvo creciendo dentro suyo sin yo saber nada. Y si eso fuera poco, la volví a liar cuando llegó el COVID. La dejé sola estando embarazada y le eché la culpa solo a ella y a su trabajo de haber perdido al niño.

Hace dos semanas en Montmeló intenté arreglarlo un poco. Pero dudo que vaya a funcionar. No nos gritaremos quizás. Pero no nos vamos a hablar lo más mínimo. Sé que ella no querrá hablarme más. Y tendré que respetarlo. Fui yo el que creo está situación. No soy nadie para pedirle que se olvide de todo y que volvamos a ser algo. Ni siquiera puedo pedirle que hagamos como si nada y seamos amigos. Algo como lo nuestro nunca se olvida.

Estoy tumbado en la terraza desde hace un rato, intentando olvidar todo lo que me ha pasado en los últimos años. Todo lo que pasó con Xenia, pero también la lesión que todavía a día de hoy me afecta para pilotar como hacía dos años atrás. Perderme toda la temporada 2020 fue un horror. Por las 3 operaciones que hubo en medio, y porque no subirme a la moto influyó mucho a mi motivación. Esa caída fue cosa del karma. Me he caído muchas veces. Me he partido más huesos de los que puedo recordar. Pero esta lesión es la más dura que he tenido sin duda. El año pasado no empecé el Mundial en Qatar. Y cuando por fin pude unirme en Portugal, no era yo mismo. Apenas podía pilotar sin que me doliera todo. Y ahora mismo sigo sin poder pilotar como lo hacía antes de la lesión. Ya me parezco mucho más a ese Marc, pero no soy el mismo. Al menos sigo siendo yo en Sachsenring y Austin. Dos de mis circuitos más queridos. Y los únicos donde "nunca" fallo. No si estoy concentrado en más o menos buena forma y no hago el idiota como hago siempre.

Veo al fondo del jardín a Shira corriendo y a Stich detrás de ella. Hasta estos dos han cambiado. Ya no corren uno detrás del otro por juego. Ahora lo hacen mayormente por otros instintos más primitivos. Y me hace gracia cada vez que veo a Shira escapando de Stich.

-¡Àlex! ¡Stich quiere hacerte abuelo!
-¡Joder! ¡Que los acabo de separar!- le escucho gritar desde alguna parte de la casa.

Me río y voy en modo ayuda de mi pequeña sobrina perruna. Ninguno de los dos queremos que estos dos se reproduzcan por ahora, bastante es dejarle dos perros a mi madre como para dejarle 7. Por decir un número.

-Ya está princesita. Ya estás a salvo. El tito Marc no va a dejar que te haga nada.

Dudo que la perra me entienda muy bien, pero me lame por dónde pilla en agradecimiento. Al menos alguien que me quiere por aquí. Entro con ella en casa y dejo a Àlex, que ya ha salido a la terraza, con Stich.

-Seguro que estarías más entretenida con el pequeño Marc. Ahora mismo tendría cerca de dos años. Tendría.
-Seguro que sería tan guapo como su tito Àlex.
-No hay un día en que no me arrepienta de no haber hecho lo que debía. Debí traerla a casa, no dejarla sola.
-No es algo que puedas arreglar ya, Marc. No puedes hacer que el niño vuelva.
-Eso no. Pero si debería poder arreglarlo con ella. Y sinceramente, no tengo fe en que pueda arreglar eso nunca.
-Ya verás que el tiempo y el volver a veros, aunque sea poco a poco ayudará a que volváis a hablaros al menos.
-Ya veremos.

Me llevo a Shira todavía conmigo hasta mi habitación. Me apetece estar solo, pero también en compañía. No quiero que Àlex me hable más de Xenia. Sé que solo pretende animarme, pero solo consigue hundirme todavía más. Y Shira me ayudará a no sentirme tan solo y abandonado. Me gusta estar con ellos solamente de vez en cuando. Dan mucha paz sin ellos proponérselo, o quizás sí.

El resto de la tarde la paso entre la habitación, el salón y la terraza. Con Stich, con Shira, con ambos y sin ninguno. Pero poco a poco me voy sintiendo más calmado y más tranquilo. Intento no pensar en nada que me vaya a deprimir, y más o menos lo consigo.

El resto de días antes de irnos a Assen me limito a entrenar mañana y tarde e intentar evitar a Àlex para que no me nombre mucho a Xenia. Le quiero, pero desde que perdimos el niño hace dos años no para de nombrármela cada poco y no puedo. No aguanto oír de ella a cada momento sabiendo lo que pasó por mi culpa.

Si pudiera me llevaría a los perros con nosotros, pero no puedo. No les haríamos mucho caso en la mayor parte del día y no es justo que los dejásemos abandonados en el Motorhome a los pobrecitos. Aunque para después de los entrenos y demás me vendrían de miedo. Son la mejor medicina para los malos momentos.

Márquez² (TM 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora