Epílogo: Me voy.

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(Xenia)
Marc no ha dado síntomas de vida. Desde ese día que volvió de Valencia y que le dije que me iba a Barcelona hasta que se diera cuenta de que sus celos solo nos iban a traer problemas. No me ha llamado. Y yo tampoco le he llamado a él. No voy a negar que le echo de menos. Qué echo de menos verle con Axel en brazos. Tenerle a mi lado en la cama. Y el solo oírle también. Oír como le habla a Axel con amor. Cómo me toma el pelo a todas horas... Pero no. No pienso ceder yo. Yo ya he cedido muchas veces. A cada vez que sigo que ya no más, siempre acabo perdonándole porque sí. Esta vez necesito que entienda que no voy a estar ahí haga lo que haga.

Me importa poco que dijera que Axel es suyo. O que dijera que nos vamos a casar. Lo que me importa es lo que le hizo gritarlo en medio de una rueda de prensa. Qué sí, sé que estaban volviendo loco a Fabio ya. Pero también sé que Marc no saltó por proteger a Quartararo. Sino por no soportar que la gente creyese que era hijo del francés.

Y hablando de Fabio. Imagino que sabía la que podía armarse con Marc y por eso me llamó ese día cuando ya había decidido irme a Barcelona. En cuanto le vi no puede retener las lágrimas. Pasé toda la tarde en casa con él y con Axel. La idea era dar una vuelta por Barcelona. Pero no pudo ser. Vaya ironía. Me peleo con Marc por sus celos hacia Quartararo, y tiene que calmarme el propio Fabio. Todo muy normal.

Estas semanas me he centrado en Axel. Y en componer a ratos. Tengo que empezar a pensar en trabajar, aunque no tenga ganas de nada ahora mismo. Nada que no sea hacerme una pelota con mi hijo en la cama. Odio estar siempre en la misma situación con Marc. Esto no va a acabar nunca. Y menos ahora que tenemos un niño en común.

Me acerco a ver cómo está Axel. Ya debería estar despertándose. Pero cuando lo levanto para que se vaya desperezando lo noto caliente. Primero se lo echo al haber estado durmiendo. Pero no. Mi pequeño tiene fiebre. Está ardiendo en fiebre.

Le dejo de nuevo en la cuna, y busco todo lo que necesito para salir. Me voy a urgencias de cabeza con él. Y una vez todo listo, y antes de salir, le mando unos mensajes a Marc. Qué no quiera hablarle yo primero no significa que no tenga que saber que su hijo está mal. No espero a su respuesta. Cojo a mi hijo y salgo pitando a urgencias.

Allí nos atienden rápido. Un bebé de 3 meses con fiebre alta es un caso de alta prioridad. Y a mí los nervios me tienen mal. No quiero que le pase nada a Axel. No quiero que mi hijo se me vaya ahora.

Y cuando me dicen que van a ingresarlo para asegurarse de tener controlada la fiebre y poder ver sí es por alguna cosa en concreto, me desmoronó. Necesito a Marc aquí. Pero nada. Ni siquiera le han llegado los mensajes.

 Ni siquiera le han llegado los mensajes

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Necesito hablar con él. Así que llamo a Àlex. Espero que estén juntos. Qué Àlex no se haya ido a Madrid con Leti o algo. Necesito localizar a Marc. Y si le llamo no sé si me lo va a coger.

-Hola.- responde Àlex.
-Àlex...- respondo al borde del llanto.
-¿Hermanita? ¿Qué pasa? ¿Os ha pasado algo?
-Axel...
-¿Qué le pasa a mi sobrino?
-Estoy en urgencias. Tiene fiebre muy alta. Lo acaban de ingresar... Y... No... No contacto con Marc. Dime qué estás con él.
-Sí, sí. Te lo paso.

Durante largos segundos no oigo nada. Sólo quiero que Marc venga aquí con nosotros. Qué me ayude a calmarme y que salgamos de aquí los tres juntos. Todos bien y sin peligro de nada.

-¿Sí?
-Marc. Marc soy yo.
-¿Qué quieres?
-Axel está ingresado.
-Vale.
-¿Vale? ¿Te da igual lo que le pase a tu hijo?
-¿Ahora es mío? Ahh, ya sé. Fabio hoy no está libre o se ha cansado de ti.
-¿Qué? Marc estoy en urgencias con nuestro hijo. ¿Qué tiene que ver Fabio con todo esto?
-Déjalo. No te preocupes seguro que Axel se recupera. Ahora tengo cosas que hacer.

Y ya no responde más. Solo escucho de lejos a Àlex que me dice que viene a dar conmigo. Pero ya me da igual. Yo al que quiero aquí es a Marc. Y a él le da igual que esté al borde del infarto o que nuestro hijo quizás no la cuente.

Àlex se queda conmigo hasta al día siguiente, cuando le dan el alta a Axel. Ya no tiene fiebre y no corre peligro. Y ahora más calmada, o en cierto modo. Ya no temo por la vida de mi hijo, pero ahora un odio corre por mis venas. Sí Marc prefiere pasar de nosotros, yo también voy a pasar de él.

-¿Sí?
-Hola, Leti. ¿Tendrías un hueco para mí y Axel durante unos... un par de semanas?
-Claro. ¿Pero ha pasado algo?
-No. Solo quiero... Pasar unos días fuera de Barcelona.
-Vale. Pues os espero cuando queráis venir.
-Gracias.

Preparo unas maletas para mí y para Axel. Y tras asegurarme de que tengo todo, salgo de casa con mi hijo y mis maletas. Y a media tarde llego a Madrid. Y aquí me voy a quedar las próximas semanas. Marc es pasado. Mi futuro solo será Axel. Y mi carrera.

Márquez² (TM 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora