Capítulo 56: Tío Àlex.

116 9 14
                                    

Hoy es 23 de abril, lo que significa que es Sant Jordi, el día del libro y... ¡El cumpleaños de Àlex!

Sí, hoy es uno de mis días favoritos del año. Aunque me dedico a la música, siempre ha amado leer. Así que el día de hoy es de mis favoritos desde mi más tierna infancia. Y aunque este año tampoco voy a poder disfrutar de lo que es Sant Jordi. Algún día lo haré. Es toda una maravilla de acondicionamiento, nadie puede morir sin haberlo vivido al menos una vez.

Pero hoy no. Otro año será. Hoy tengo que irme a Cervera. Vamos a celebrar el 27° cumpleaños de Àlex. Y sí, el "vamos" incluye a Marc. No sé cómo va a ser pasar el día con los dos. Pero bueno, quiero pasar tiempo con Àlex hoy. Y Marc es el padre de mi bebé. Así que también tiene derecho a pasar tiempo conmigo.

Hoy es domingo, pero el viernes Àlex me acompañó a la consulta del médico, y descubrimos el sexo del bebé. Y menos mal que estaba con Àlex y no con Marc. El tito Àlex ayudó a calmarme con la noticia.

*Flashback*
Àlex y yo estamos esperando por fuera de la consulta del obstetra. Los nervios me matan. ¿Y si me dicen que el bebé está mal? ¿Y si me dicen que tendré que despedirme de mi bebé nuevamente sin verle nacer? No quiero que eso vuelva a pasar. Y más miedo me da saber que estoy de las mismas semanas que cuando pasó.

-Tranquila hermanita. Todo va a estar bien.
-¿Y si no?
-¿Sabes que cuanto más te alteres pero será no?
-Lo sé, Àlex. Lo sé. Pero no es fácil recordar que hace 3 años perdí uno con las mismas semanas que ahora.
-Lo sé hermanita. Lo sabemos. Nadie te dice que olvides el pasado. Pero no tiene que pasar lo mismo ahora. Ya verás que está bien.
-Sí. Esperemos.

Sigo temblando mientras espero a que me llamen. Y cuando lo hacen es Àlex el que me hace levantarme de la silla y que me meta en la consulta. Por mí haría como que no existo. No quiero saber lo que tienen que decirme.

Los minutos se hacen eternos mientras estoy dentro de la consulta. Estoy como en otra parte desde que he entrado. Así que Àlex se encarga de manejarme como a una marioneta sin que me oponga, y sin que me entere de nada. Pero nada de nada. No hasta que preguntan si quiero saber lo que es. Por algún motivo es escuchar esa pregunta y conectar con el presente.

-¿Está bien?
-Sí. Perfectamente. ¿Quiere saber el sexo del bebé?
-Sí.

Vuelve a mover el ecógrafo y entonces lo suelta.

-Es un niño.

Y vuelve a darme el ataque. Nuevamente un niño. Y me es inevitable no entrar en shock por las imágenes que llegan en tropel a mi cabeza. Imágenes de hace 3 años. Cuando me dijeron que no pasaba nada, que estaba bien, y que era un niño.

Àlex me agarra una mano y eso me devuelve al presente. Y con un par de miradas con él consigo calmarme y salir de la consulta más tranquila.

*Fin del Flashback*

Y así llevo dos días. Nerviosa y con desconfianza a que pase algo en cualquier momento. Todo se está repitiendo. Quedarme embarazada a finales de noviembre estando ambos borrachos. Descubrir en la semana 22 que es un niño. ¿Y también lo acabaré perdiendo?

Todavía no he llamado a Marc para decirle que va a tener un pequeño como él. No soy capaz. ¿Y si basta que Marc lo sepa para que sufra el aborto y volvamos a perderlo? No sé si sería capaz de recuperarme de esa de nuevo. No me veo con fuerzas suficientes para eso. Creo que nadie está preparado para eso. Ni la primera, ni la décima vez.

Intento calmarme y olvidarme de eso hasta llegar a Cervera. Y cuando llego me doy un largo abrazo con Àlex. Nada como los brazos de mi hermanito para calmarme. Àlex es mi seguro anti estrés.

-¿Estás bien?- me pregunta Àlex después del abrazo.

Asiento como respuesta. Y luego entramos en el salón juntos. Marc está ya allí con Stich y Shira. Y aunque en parte me alegro, por otra me pone furiosa que no me haga caso alguno. ¿Es que no piensa interesarse por mí? ¿Ni por cómo estoy? ¡Soy la madre de su hijo!

El cabreo que me produce Marc me hace olvidarme de mis miedos. Al menos por un tiempo. Porque Àlex recibe una llamada más tarde y me quedo a solas con Marc. Y el cabreo se va. Y vuelven a aparecer los miedos de los últimos días. Y ni siquiera que Shira se me acerque consigue animarme.

-Àlex me ha contado lo del viernes.
-¿Qué?
-Qué Àlex me dijo que te acompañó al médico el viernes.
-Ya.
-¿Por qué no me avisaste a mí?
-No es que no quiera. Pero...- no consigo terminar la frase, las lágrimas me ganan la batalla y descontroladamente empiezan a bajar por mis mejillas.

Marc se levanta del sofá donde estaba y corre a mi lado. Me obliga a mirarle y luego tras ver sus dudas, consigue hacer la pregunta que él también está teniendo hacer.

-¿Qué te han dicho? ¿Estáis mal? Xenia no puedo soportar verte así. Si os pasa algo quiero saberlo.
-No. No pasa nada. El pequeño y yo estamos bien. O eso han dicho. Pero... Tengo miedo.
-¿De qué?
-De perderlo de un momento a otro. El otro también estaba "bien" y luego... No quiero volver a perderlo.
-No perderemos a este bebé. Tranquila. No dejaré que vuelva a pasar.
-No seas ridículo. Tú estás trabajando siempre. Y aunque no fuera así no depende de lo que quieras tú o de lo que quiera yo. Sí pasa nadie puede evitarlo.

Marc no dice nada. Sabe que es verdad. Lo sabemos todos. Queramos o no que pasen las cosas, si están por pasar, pasarán.

-Creía que no quería que fuera niño porque no quería un pequeño tú. Pero me he dado cuenta que no quería que fuera niño por miedo a que se repitiera la misma situación. Su hubiera sido niña no habría tenido ningún ataque de ansiedad... Quizás podría haberme creído que está todo bien.

Marc sigue sin decir nada. Solo me abraza y me apoya en él. Y me dejo hacer. Necesito a Marc. Y más de lo que me gusta asumir.

-Nuestro hijo estará bien. Te lo prometo. Esta vez no te dejaré sola, Xenia.

Márquez² (TM 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora