Capítulo 34: Intentando seguir.

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Los conciertos siguen. Poco a poco. Pero siguen. No he vuelto a recibir ni una sola llamada más de Marc. Ni una sola más. Supongo que la amenaza de ir a la policía a denunciar resultó para que dejara de insistir. No sé si sería capaz. Lo primero que tendría que haber hecho es mandar su número a la lista negra para que no me llegasen más que los avisos de intento de llamada. Pero no fui capaz de mandar a Marc a la lista negra. Imaginaos si sería capaz de ir a comisaría y denunciarle por algo que no es.

No necesito hablar con él ni con Àlex pasara saber que solo quería hablar de lo ocurrido en Madrid. Una vez le respondiera a lo que quería me dejaría en paz. Pero no puedo hablar de eso todavía. No puedo. No fue un simple polvo estando borrachos. No lo fue. Y los dos lo sabemos. Y tanto que lo sabemos. Que no recordara a la mañana siguiente nada no significa que no sepa que no hizo falta el alcohol para lo que pasó. Pero no quiero reconocer que no creo que pueda olvidarme de Marc nunca.

La gira por Castilla y León es bastante larga. Vamos a pasar por cada provincia y como no son pocas, no podemos ir a una por día o me quedaría sin voz. Así que nos estamos tardando un tiempito por aquí. Aunque por mí mejor. Me encantan los conciertos y no quiero volver pronto a Barcelona. Quién sabe si Marc deja de llamar y se presenta en casa. No estoy preparada para eso. No todavía.

Al menos trabajar me hace pensar en otra cosa. Sino estaría todo el día pensando en Marc y en lo que hice. O más bien, en lo que hicimos. Que yo sola no fui la que tomó la decisión. Un poco borracha. Mejor dicho, ambos. Pero la tomamos. Para bien o para mal. Ya no puedo evitar que pasara. Ahora solo puedo intentar olvidarme de lo ocurrido y pasar página. Pero no sé para cuándo será eso posible. Hasta entonces, los ensayos, los conciertos en sí y los viajes me ayudarán a pasar del tema y no comerme las neuronas.

Seguramente cuando acabe la gira lo agradezca. Esta rutina cansa en exceso, pero de momento me ayuda a no pensar. Y a quedarme dormida enseguida nada más llegar a la cama.

(Àlex)
Diciembre es un mes de frío cómo no hay otro. Pero eso nunca nos ha impedido poder ir a entrenar. Que sea más o menos peligro ya lo veremos.

Después de llamarle la atención a Marc no para de entrenar. No hay un día que no me levante temprano y me arrastre con él a entrenar hasta última hora del día. Un día con la bici, otro con la moto de Cross, otro en el gimnasio y así. No para. Y no sé si esto será bueno. Todo el mundo necesita descansar.

Una cosa es no perder la forma física o estar meses sin coger una moto, y otra muy distinta no parar más que para dormir, comer e ir al baño.

Según las fechas de la gira que me dio Xenia antes de empezar, ahora mismo debe estar en Castilla y León. No me acuerdo de la zona o la provincia. Pero sé que iba a estar unas semanas por allí.

Apenas puedo hablar con ella. Y no creo que se por los conciertos simplemente. Está haciendo más ensayos de los que necesita y forzándose más de lo necesario. Quién sabe si acabe perdiendo la voz. Así que al teléfono no le hace caso alguno y no puedo hablar con ella más que un par de veces a la semana. Cuando no está tan cansada antes de meterse en la cama y me devuelve las llamadas. Cuando acaba reventada no sé de ella en todo el día. No responde ni a los mensajes.

Y yo ya no aguanto más. Ni a uno, ni a otra. Y necesito ayuda. Yo solo no puedo con estos dos. Van a explorar en algún momento y al que van a hacer daño va a ser a mí que soy el que siempre está en medio de los dos. Y no quiero. No quiero estar yo siempre en medio.

Por eso mismo he decidido irme mañana temprano camino a Madrid. Ya he quedado con Leticia. La periodista amiga de Xenia. Y vamos a hablar largo y tendido de esos dos. Yo solo ya no puedo más. Es imposible. No puedo ponerme de lado de ninguno, y así no puedo ayudar a ninguno tampoco. La idea será que Leti ayude a Xenia, y yo a Marc. Que lo tengo más a mano y lo conozco mejor.

A la mañana siguiente me levanto muy temprano y salgo con el coche rumbo a Barcelona. Allí dejaré el coche y cogeré un AVE a Madrid. Menos trayecto para mí en coche que cuando vuelva nadie me librará de los entrenos a lo loco de Marc. Me gusta entrenar, pero divirtiéndome. Esto ya no divierte.

Una hora hasta Barcelona. Y allí esperar por el AVE. Que tarda casi 3 horas en llegar a Madrid.

Llego muerto, pero del sueño. No he pegado ojo por la noche, y en el AVE no he sido capaz tampoco. Aunque ver a Leticia esperándome sonriente en Atocha, me renueva un poco las energías.

-¿Qué tal el viaje?
-Una mierda. Me caigo del sueño.
-Eso lo resuelve un buen café. ¿Has desayunado?
-No. Sí no quiera que Marc me pillara era imposible.
-Pues vámonos a desayunar y a hablar de todo lo que tenemos que hacer.
-Será mejor, sí.

Leticia me lleva a una cafetería no muy lejos de allí y mientras yo engullo lo que tengo delante y la escucho ella me explica sus ideas de lo que podría hacer para que esos dos no se lleven como perros. Y no nos perjudique a ninguno.

En la mayoría de cosas estamos de acuerdo. Aunque también hay muchas que no sabemos cómo llevarlas a cabo. Es difícil ahora mismo juntar a esos dos, sin que se lo huelan. Aunque primero cada uno tendrá que tantear el terreno. Ver cómo está cada uno y ver cuándo sería mejor actuar. Será difícil, pero esperamos que valga la pena.

Márquez² (TM 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora