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Nos quedamos un momento así, disfrutando de esa tensión previa al beso. A un beso que sería el detonante de mi ruina sentimental pero que deseaba más de lo que había deseado nada en toda mi vida. No sé qué pasa por la mente de Tae pero también parece estar disfrutando de alargar el momento hasta que...

–¡TN! –dice bien alto la voz de Lisa.

Se rompe el hechizo. Pestañeo un par de veces para volver a la realidad y la miro, sin embargo Tae todavía me mira a mí. Veo reproche en la mirada de Lisa y sus labios se aprietan en profunda desaprobación. No puedo culparla. Lo que estaba a punto de hacer tendría muchas consecuencias.

–Hola Lisa... –digo insegura.

Ella me tiende mi teléfono móvil, que le había dejado a ella porque llevaba bolso a la fiesta, a diferencia de mí.

–Siento interrumpir –empezó ella.

No lo sentía en absoluto, podía verlo en su cara y notarlo en su voz.

–Pero tu móvil no para de sonar, creo que deberías cogerlo, es...

Ella no terminó la frase. Yo miré la pantalla y el nombre del último contacto del mundo con el que quería hablar estaba allí: "Papá".

Miré a Lisa buscando consuelo.

–Sí, lo sé... Pero es tu padre, quizás es importante –dijo ella rompiendo una lanza en su favor.

Miré a Tae que ya había soltado sus manos de mi cuerpo haciéndome sentir de pronto fría y desprotegida. No añadí nada más y me alejé a un rincón solitario de la sala para descolgar.


Tn: ¿Sí? –dije con frialdad.

Pa: Hija, que bien escuchar tu voz.


Suspiré intentando no derrumbarme.


Tn: Ve al grano, estoy en una fiesta en la universidad.

Pa: Ah... bueno... el caso es que...


Estaba tartamudeando y parecía nervioso pero no me importaba nada, solo quería que dijese rápido lo que tuviese que decir para poder colgar.


Pa: El caso es que me voy a casar y me gustaría que vinieses a la boda.


Me quedé en silencio un momento pero me recuperé en seguida.


Tn: Y a mí me gustaría tener una familia normal pero no siempre tenemos lo que queremos.


Y colgué bruscamente. Estaba tan furiosa. Antes de darme cuenta estaba marcando el número de Chris. Pronto escuché su voz al otro lado del teléfono aunque había mucho ruido de fondo.


TN: Chris ¿Podemos hablar un momento?

Ch: T-TN... me gussshta tu voz...

TN: ¿Estás borracho?

Ch: Sssí... hablamos mañana.


Me colgó. No sabía que el asunto tan importante de Chris era en una fiesta, sinceramente estaba decepcionada con él aunque ahora eso era el menor de mis problemas.

Decidí que lo mejor era serenarme un poco así que me fui al baño.

Aquel lugar era gigantesco. Nada que ver con unos baños normales. Había sofá en la zona de los lavabos y todo estaba exquisitamente decorado.

"No por nada es uno de los hoteles más caros de Seúl" pensé mientras me apoyaba en el lavabo y me quedaba así un momento.

No había pasado mucho cuando escuché entrar a alguien que cerraba la puerta del baño con llave tras de sí. Levanté la mirada y vi a Tae caminar hacia mí.

–Quería asegurarme de que estabas bien.

–Estoy bien, gracias por preocuparte –respondí sin apartar mi mirada de la suya.

Noté como él se acercaba cada vez más. Puso sus manos en mi cintura y apoyó su frente en la mía. Con tan solo ese contacto podía notar mi cuerpo temblar de deseo por él. No entendía la clase de poder que tenía este hombre sobre mí pero ahí estaba. Sin siquiera pensar en lo que hacía, pasé uno de mis pulgares por el contorno de sus labios y él lo sujetó un poco entre ellos antes de dejarme retirarlo.

–TN... no puedo más... –dijo en un hilo de voz.

Sujetó mi mentón con su mano levantándolo un poco y me besó. Me besó como nunca lo han hecho antes. Sus labios se entrelazaban una y otra vez con los míos y nuestras lenguas se encontraron, desesperadas.

Subió sus manos acariciando mis costados y apretó firmemente mis pechos. Y ese simple contacto me encendió de una forma que no creía posible. Apreté más mi cuerpo contra el suyo. Él bajó de nuevo sus manos hasta mis caderas y con un golpe seco me giró para empujarme hacia el sofá donde caí de espaldas jadeando ansiosa porque nuestros labios volviesen a juntarse.

Mi deseo no se hizo esperar. Tae comenzó a besar mi hombro bajando la tira de mi vestido hasta llegar a mi cuello que mordisqueó sensualmente antes de volver a besarme en los labios de forma insaciable.

Su cuerpo estaba sobre el mío y en aquella posición podía notar su miembro ponerse cada vez más duro bajo su pantalón. Pasé mis manos por el borde de su cinturón y comencé a desabrocharlo para aliviar la presión, hasta que mi mano tuvo espacio para colarse dentro y mis dedos empezaron a trazar círculos sobre la fina tela de su boxer en la zona donde podía notar su glande.

–TN... joder... –jadeó él cada vez más desesperado.

Ya había bajado los dos tirantes de mi vestido y dejó mis pechos al descubierto. Pasó su lengua por el medio y se detuvo en uno de ellos mordisqueando un pezón de forma tan hábil que me hizo gemir de placer en su oído.

Eso solo excitó más y con su mano buscó mis braguitas que a estas alturas estaban empapadas. Pasó sus manos por el borde de mi ropa interior y la bajó ligeramente dejándome completamente a su merced. Metió dos de sus dedos sin dejar de morder mis pechos y la sensación fue tan increíble que mi espalda se arqueó sobre aquel sofá de terciopelo.

–T-tae... –pronuncié entre jadeos su nombre entrecortadamente.

Él me miró a los ojos mordiéndose el labio inferior.

–Si estás tan cachonda solo con esto... ¿Qué pasará cuando te haga mía? –susurró con su voz grave y aterciopelada haciéndome estremecer y desear aún más que no parase. 

EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora