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Las siguientes semanas fueron complicadas.

Después del episodio de mi padre y de ver a Lee enfadado conmigo como pocas veces lo había visto, había decidido que iría a la boda. No quería hacerlo pero pensé que era lo mejor para calmar los ánimos.

El caso es que aquella decisión tampoco fue perfecta porque mi madre lo tomó como que aprobaba el matrimonio de mi padre y se volvió aún más distante conmigo. Lee la hizo entrar en razón pero yo me sentía realmente herida por su comportamiento. Ella mejor que nadie sabe que no he arreglado las cosas con mi padre, que siempre he estado de su lado. Y aún en el hipotético caso de que hubiese mejorado mi relación con él no debería sentir como que debo elegir bando, soy hija de los dos.

En mi favor debo decir que a pesar del absoluto desastre que es mi vida al menos las cosas con Chris se habían calmado. La voz de mi interior me gritaba que la relación había quedado herida de muerte y que se sostenía por rutina y años de cariño a nuestras espaldas pero pensar en ello me hacía tanto daño que no conseguía tomar una decisión. Por mucho que el carácter de nuestra relación hubiese cambiado, Chris es una persona que lleva muchísimo tiempo en mi vida y no es fácil renunciar a alguien así.

Lo bueno es que tenía tanto trabajo acumulado en la universidad que apenas tenía tiempo para pensar en algo más. Me pasaba el día enfrascada en traducciones y le dedicaba tantas horas a las materias que ya no sabía ni en qué idioma hablaba.

Me daba vida pensar en la semana siguiente donde todo el grupo haríamos una escapada de fin de semana, algo que esperaba con ilusión. Suspiré pensando en ello, pero eso era la siguiente semana, por lo de pronto, esta aún tenía que sacar una exposición adelante.


Estaba leyendo cuando una mano cerró mi libro de golpe.

–Deja eso, es hora de comer, empollona –soltó Jungkook quitándome el libro y dejándolo a un lado.

Levanté la vista, estaban todos ahí pero no los había escuchado llegar concentrada como estaba en la lectura.

Pusieron sus bandejas de comida sobre la mesa y me miraron.

–¿Es que no piensas comer? –preguntó Félix.

–Sí, es solo que se me ha ido el santo al cielo, voy a buscar algo –dije frotándome el puente de la nariz con los dedos para relajar la tensión.

–Pues date prisa, a esta hora la cola de la cafetería parece los juegos del hambre –comentó Yoongi empezando a comer su plato.

Me levanté pero una mano grande y fuerte se apoyó en mi hombro obligándome a sentarme de nuevo. Todos levantaron la cabeza y yo vi como la misma mano colocaba una bandeja delante de mí.

–Come anda –dijo la voz de Tae mientras se sentaba a mi lado con su propia bandeja.

Le sonreí mientras olisqueaba maravillada lo que me había traído.

¡Bibimbap! –dije contentísima–. ¡Es justo lo que quería hoy! ¿Cómo lo sabías?

–Calla y come –respondió él gruñón aunque vi como se le escapaba una sonrisa.



–¿Cuándo le dirá Tae a TN que le gusta? –preguntó Sana completamente de la nada haciendo que todos soltasen los palillos y la mirasen atónitos.

Sana les miró a todos y echó la vista atrás para asegurarse que Tae y TN aún no estaban volviendo.

–¿En serio no os habéis dado cuenta? –preguntó siendo ahora ella la que se quedó pasmada.

EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora