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Tae vio con un nudo en el estómago como TN se alejaba.

Siguió arrancando carteles en silencio con la ayuda de Jungkook y los demás, no se fue a clase hasta que hubo terminado. Por lo menos con esa zona porque cuando llegó a la puerta de la clase de traducción, se dio cuenta de que los pasillos de aquel lugar también estaban cubiertos con aquella foto insultante y descontextualizada.

Buscó a TN con la mirada pero solo vio su espalda dirigirse al interior del aula.

Se puso a arrancar también allí ignorando a los que se paraban a mirarlo, curiosos y cuando vio acercarse a la profesora entró en la clase sabiendo que no podía dilatar más el momento.

TN estaba al fondo, en la mesa que utilizaba últimamente junto a la ventana por la cual ahora estaba mirando. Tenía lo que le pareció cara de póker y por una vez, no pudo leer en su rostro lo que estaba pensando. Aunque no había que ser ningún ilustrado para imaginárselo.

Se pasó la clase en babia girándose cada dos minutos para mirar a TN que no parecía darse cuenta de ello y tenía los ojos clavados en sus apuntes. Incluso en un momento así de horrible en el que seguramente estaba preocupada y triste, Tae no podía dejar de notar lo preciosa que era y lo que se le retorcían los intestinos solo de pensar en lo que estaría sufriendo.

Se giró al notar un codazo en las costillas.

–Presta atención ¿Quieres? La profesora está dando instrucciones para un trabajo en parejas –le riñó Sana.

–¿Y por qué no coges tú las notas para variar? –espetó él algo molesto.

–Es demasiado trabajo, tú eres más listo –lo engatusó ella con una sonrisa.

Tae le lanzó una mirada asesina pero estaban con exámenes y no se podía permitir bajar la media del semestre así que prestó atención intentando alejar cinco minutos a TN de su cabeza, algo que le costó bastante esfuerzo.

–El texto a traducir es extenso, entre ciento cincuenta y doscientos folios –continuó la profesora–. Tendréis una lista para elegir, hay novelas, documentos y otras cosas.

Las protestas en la clase no se hicieron esperar.

–¿Una novela?

–¡Doscientos folios!

–Es una locura...

–Con los exámenes de por medio.

–¡Doscientos folios!

La profesora golpeó su escritorio con la mano.

–¡Silencio, por favor! –exigió haciendo que todos se callasen poco a poco–. Es por eso que iréis por parejas. Tendréis que entregarlo el día del examen.

–¡Eso es poquísimo tiempo! –dijo una alumna al fondo.

–Entonces les sugiero que se pongan a ello cuanto antes –añadió impasible la profesora –. Sois impares así que habrá un grupo de tres.

Hubo un momento de murmullos y la profesora alzó la mano de nuevo para detenerlos.

–¿Sí, señorita Min?

Tae se giró como si tuviese un resorte bajo el asiento al escuchar el apellido de TN. Efectivamente, ella tenía la mano levantada.

–Si somos impares haga grupos de dos y yo iré sola –dijo ella serenamente.

Los cuchicheos se extendieron de nuevo como la pólvora entre los compañeros y esta vez la profesora los ignoró.

–Señorita Min, como ya he dicho es un trabajo largo, incluso para dos personas. Más teniendo en cuenta que están en época de exámenes.

Tae vio que TN no cambiaba la expresión y asentía.

–Lo entiendo, y si no me equivoco ha puesto ahora este trabajo y no antes porque quiere saber hasta que punto podemos ser precisos en una traducción rápida ¿no?

Tae vio que la profesora sonreía levemente pero no decía nada. TN había dado en el clavo.

–Pues en ese caso insisto. Prefiero ir sola, si al final no lo hago bien acarrearé las consecuencias y no protestaré por mi nota.

Se produjeron unos segundos de silencio donde la profesora parecía valorar lo que le pedía su testaruda alumna.

–Está bien, si tan segura está adelante. No seré yo quién lo impida. El resto irán en parejas entonces.

TN asintió conforme.

–Buena decisión profesora –intervino Dom, un idiota de la segunda fila –. No sé si lo sabe pero no es buena idea dejar a TN a solas con un hombre en una habitación, mejor que trabaje por su cuenta.

Estalló en una sonora carcajada mientras una gran mayoría de la clase le seguía. Tae se mordió la lengua hasta casi hacerse sangre para no responder en aquel mismo momento. Quería partirle la cara a ese imbécil pero tenía miedo de empeorar la situación si era él quien salía en defensa de TN en medio de todos.

–No te preocupes Dom –respondió TN con un autocontrol y una frialdad en la voz que Tae nunca le había escuchado–. Estás a salvo. No te tocaría ni aunque tu polla curase el cáncer.

Esta vez se hizo un silencio sepulcral excepto por algún grito ahogado y alguna risa sorda de los más descarados.

–¡SEÑORITA MIN! –llamó la atención la profesora completamente escandalizada–. Mantenga las formas. Voy a pasarlo por alto esta vez porque suele ser una alumna impecable, pero un desliz más y la mando al despacho del decano –amenazó con voz dura.

–¡Pero si la ha provocado él! –protestó Jungkook levantándose en el sitio.

–Señor Jeon siéntese ahora mismo –impuso la profesora perdiendo la paciencia.

Poco a poco la calma volvió y la clase terminó sin más incidentes. Cada uno escogió de la lista lo que quiso para el trabajo. Tae dejó escoger a Sana porque a él todo le daba exactamente igual en aquellos momentos, tan ofuscado como estaba.

Salió y vio que TN se iba rápidamente sin mirar atrás. Pero no era a ella a quien esperaba Tae. Esperó a que la profesora y los demás se hubiesen ido y localizó a su objetivo.


Dom salía hablando con sus amigos cuando él lo cogió por el cuello de la camisa y lo estampó contra una esquina del pasillo asegurándose de que ningún profesor pasaba en ese momento.

–¿¡Qué cojones haces, Kim?! –protestó él intentado liberarse sin éxito.

–Escucha payaso –dijo Tae entre dientes–. Como vuelvas a molestar a TN de alguna forma te daré tal paliza que van a tener que reconocerte por la ficha dental ¿Te queda claro?

Dom le miró desafiante, al principio, pero Tae estaba tan fuera de sus casillas que lo aterrorizó sin esfuerzo. Ni siquiera sus amigos se atrevieron a intervenir.

–Solo eres un niño de papá, no me das miedo –se atrevió a decir al final con voz temblorosa.

–Me da exactamente igual que me tengas miedo o no –aclaró Tae apretándole el cuello hasta casi asfixiarlo –. Mientras me escuches y hagas lo que te conviene o te cortaré esos cacahuetes que tienes por huevos y me haré un collar con ellos –advirtió soltándolo al fin y dándole unas palmadas en la mejilla, en un tono que habría hecho que lo fichase la mafia.

Dom asintió despacio.

–Vámonos, está loco... –susurró a sus amigos que le ayudaban a sostenerse mientras él se frotaba el cuello dolorido.

Tae sonrió de medio lado. Loco o no haría lo poco que estuviese en su mano para que la situación no fuese aún más difícil para TN, aunque tuviese que amenazar a media facultad para ello.


Ya hasta casi le estaba cogiendo el gusto a pelearse por ella. Por lo menos liberaba mucho estrés. 

EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora