–Venga, no fue tan lamentable mi primer beso –protesté dando un golpe a Tae en el costado.
Él se rio haciendo que mi cuerpo se moviese con la vibración. Estaba semierguido apoyando su espalda en el cabecero de la cama mientras yo usaba su pecho de almohada y le miraba desde abajo.
Necesitábamos recuperar un poco el aliento. Normalmente Tae no habría permitido que nos quedásemos hablando después de acostarnos. Imaginé que lo hacía porque sabía que yo lo estaba pasando mal pero no me importó que ese fuese el motivo. Porque lo estaba disfrutando mucho.
–¿A qué le llamas tú lamentable entonces? ¿No lo es que te besaran en un matorral después de jugar a pescar gusanos en el río?
Volví a golpearlo pero él no dejó de reírse.
–Vale vale... Te toca, venga.
–No tienes que contestar si no quieres –dudé antes de continuar–. ¿Cómo era tu madre? –tragué saliva intentado descifrar la expresión de Tae.
Noté como su pecho subía un momento en una profunda aspiración. Pasó un minuto entero y entonces se movió un poco para coger algo del primer cajón de su mesita. Era una foto que me pasó. En ella se veía a Tae de niño y a una mujer muy guapa a su lado. La fotografía estaba tomada delante de aquella misma mansión.
–Vaya, que guapa –dije.
–¿Acaso lo dudabas viendo como he salido yo? –comentó el descaradamente.
–Serás arrogante –dije pellizcando uno de sus costados a lo que el rió.
Me alegró que se lo estuviese tomando bien pero aún así, no insistí en que me hablara más de ella.
–Era... cálida –dijo él respondiendo como si hubiese leído en mi mente la pregunta no formulada–. Era amable con todo el mundo aunque tenía mucho carácter. Quería de forma apasionada y sus huevos revueltos eran los mejores del mundo –añadió en un tono cariñoso que nunca antes le había escuchado.
Me levanté y le miré sonriendo.
–Ya imagino lo que tuvo que aguantar contigo de niño, don tiquismiquis de la comida –me reí.
Él me miró muy concentrado.
–¿Qué?
–Gracias –respondió él–.
–¿Por qué? –pregunté extrañada.
–Por hablar de ella con naturalidad. Normalmente la gente me mira con lástima si la menciono, por eso nunca lo hago –explicó–. Es agradable recordarla como si no fuese una tragedia.
Le devolví la sonrisa.
–Aquellos a quienes queremos, nunca se van del todo. Creo que es un error hablar de los que ya no están como si su ausencia fuese algo triste y oscuro.
Tae solo me miró sin decir nada. Volví a tumbarme sobre su pecho y él me acarició el pelo cariñosamente.
–Es tu turno –dije animada.
–¿Por qué odias a tu padre?
Suspiré, él también había subido el nivel en las preguntas, al parecer. Pero me parecía justo responder después de haberse abierto tanto conmigo y de haberme ayudado ese mismo día con el tema de mi padre.
–Ojalá le odiase, sería todo más fácil –dije con un nudo en la garganta–. Es solo que... verás, siempre me he entendido mucho mejor con mi padre que con mi madre. Ella es fría, distante, dictatorial. Él era todo alegría y compresión, de lo que recuerdo de niña. Así que perderle fue doblemente duro porque me dejó lidiando con el abandono y con una madre herida y bipolar.
–¿Y qué pasó?
–Se enamoró de la mejor amiga de mi madre –respondí–. No puedo culparle por ello, como ya he dicho, mi madre no es una persona fácil. Tampoco es mala, no me entiendas mal. Ama con intensidad pero no sabe demostrarlo. Ella se quedó hecha polvo. A fin de cuentas, imagínate, su mejor amiga y su marido. También fue un shock para Lee y para mí. Era como nuestra "tía" desde que tengo memoria.
Tae suspiró.
–Uno no elige de quien se enamora ¿no?
–Supongo que no –susurré–. Pero él se fue, se fue cuando yo tenía doce años y Lee catorce. Nos dejó para formar otra familia y nunca miró atrás. Y eso no sé si puedo perdonárselo. Sé que a su extraña forma me quiere pero... una niña necesita que su padre esté ahí.
Tae apretó mi mano y no dijo nada más.
Tae la observó quedarse dormida. La forma en que su respiración se acompasaba lentamente. Pasó uno de sus dedos por su sonrosada mejilla.
El móvil de ella no dejaba de iluminarse. Lo cogió y miró la pantalla. Eran las tres de la mañana y tenía llamadas perdidas de todo el mundo, Lee, su madre, Lisa, Félix... Debían de estar preocupados.
Cogió el móvil que por suerte para él estaba desbloqueado y llamó a Lee.
Le: ¡TN! –escuchó una voz angustiada al otro lado.
Ta: No, soy Taehyung, un amigo de TN.
Le: ¿¡Dónde está?!
Ta: Está bien, te lo prometo. Ahora ya duerme, pero le diré que te llame mañana.
Se hizo un silencio, lo que Tae interpretó como que no estaba de acuerdo pero tampoco tenía mucha opción.
Le: Bien, pero dile que me llame.
Ta: No te preocupes.
Colgó, iba a apagar el móvil cuando vio un mensaje que iluminó el centro de la pantalla. Intentó no leerlo pero apareció claro ante sus ojos.
Ch: TN, sé que no hablamos desde hace una semana pero llama, estamos preocupados.
Hacía una semana que no hablaban. A Tae se le escapó una sonrisa que no pudo reprimir. Dejó el móvil de TN en la mesilla y recostándose, la abrazó aspirando su delicado aroma hasta quedarse dormido.
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Engaño
FanfictionTodo parecía estable y rutinario en mi vida hasta que conocí a un apuesto y sexy compañero de universidad que me envolvió en una vorágine de sexo y encuentros prohibidos. Ahora tengo que descubrir si esto es lo mejor que me ha pasado o si tú, Kim Ta...