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Seguí mirando la pantalla del móvil sin articular palabra.

–¿Qué te pasa? Llevas muy callada todo el día –comentó Félix.

Tanto él como Lisa y yo nos encontrábamos recostados plácidamente en la hierba del jardín de la universidad. Hacía un día soleado y muchos alumnos lo estábamos aprovechando.

Sin decir nada les pasé el móvil y vi que los dos se ponían muy serios mientras me lo devolvían. Volví a mirar la pantalla. A los dos mensajes que tenía desde primera hora de la mañana y que mis amigos acababan de ver. El de mi padre:


Pa: Estoy en Seúl. Le he preguntado a Lee por tu horario así que nos vemos en casa cuando salgas de las clases.


Y el de Lee:


Le: TN, imagino que ya te habrá escrito papá. Te recojo cuando salgas, tomamos café y hablamos ¿vale? Espérame en la entrada.


Evidentemente no había respondido a ninguno de los dos.

–¿Y qué vas a hacer? –me preguntó Félix preocupado.

–No lo sé –respondí sinceramente.

–¿Qué te ha aconsejado Chris? –intervino Lisa que estaba sentada detrás de mí, de manera que yo estaba apoyada en su regazo y ella jugaba con mi pelo. Eso siempre me tranquilizaba.

Me mantuve en silencio.

–¿Aún no lo habéis arreglado? Ha pasado una semana... –sonó ella un poco angustiada.

Sí, ese era otro de los problemas. Desde la discusión, no habíamos vuelto a hablar. Se me acumulaban los problemas a una velocidad alarmante. Aunque ahora no podía pensar en Chris. Lo de mi padre era más preocupante.

No había respondido a Lisa cuando Tae y los demás se acercaron, sentándose a nuestro lado.

Miré a Tae que se puso entre Sana y Yoongi. También él había estado raro esta última semana, apenas me hablaba y se me acercaba muy poco. No sé qué le pasaba pero no solíamos hablar mucho de este tipo de cosas, a fin de cuentas no somos pareja ¿no? ¿Hasta donde es lícito que le interrogue sobre su vida?

Cambiamos de tema en cuanto ellos se unieron a la conversación. A diferencia de Félix y Lisa, los demás no sabían nada de mi situación con mi padre y de momento prefería que siguiese así.

Llevábamos un rato allí, disfrutando del día antes de entrar a la primera clase de la tarde cuando vi a dos figuras acercarse apuradas.

–¡Lee! –dije sorprendida consultando el reloj, pensando que quizás se me había ido la cabeza completamente.

–Tranquila –interrumpió él.

–¿Este chico es tu novio? ¡Es guapísimo! –dijo Sana a un volumen suficiente como para que todos la oyésemos.

Me reí ante el comentario a diferencia de Lisa que frunció los labios.

–Soy su hermano mayor –dijo Lee riéndose también–. Por cierto, hola Lisa, no te había visto, te queda muy bien el pelo suelto –añadió.

No necesité mirar a Lisa para adivinar que se había puesto como un tomate.

–Gra-gracias –tartamudeó ella.

Esta vez era Yoongi el que parecía arrugar el gesto.

–¿Qué pasa? –dije levantándome y acercándome un poco.

–No te preocupes TN, solo quiere decirte que finalmente acepta nuestro amor –intervino descaradamente Jung-su.

Quise mirar a Tae pero no me atreví.

Vi como mi hermano le ponía una mano en el pecho a Jung-su para impedir que se acercase más.

–¿En serio? ¿Ahora? ¿Es que quieres que te entierre de una patada? –amenazó Lee.

–¡Jamás podrás enterrar mi amor por tu TN! –dijo Jung-su fingiendo una voz teatral.

Siempre me reía cuando hacía este tipo de bromas, y con el día que llevaba, la verdad es que no me sobraba un poco de humor.

Vi como Lee ponía los ojos en blanco de desesperación.

–Da igual –volvió a dirigirse a mí–. Te estaba buscando para decirte que me ha surgido algo así que no podré recogerte esta tarde.

–¡No te atreverás a dejarme allí sola! –dije montando en cólera.

Esta vez sí que vi a Tae que se había levantado del césped y me miraba sorprendido ante mi reacción.

–Claro que no –aclaró Lee–. Te veré luego allí pero llegaré un poco tarde.

Giró la cabeza porque Jung-su ya había comenzado a irse despidiéndose con la mano.

–Lo siento hermanita, te veo luego –dijo Lee yéndose también.

–¡Eh, vuelve aquí! –le grité–. ¡Min Lee! ¡Vuelve aquí ahora mismo!

Pero ya estaba demasiado lejos.

–No me lo puedo creer –murmuré.

–Bueno, piensa que estará allí, y sinceramente creo que te vendrá bien hablar con tu padre sin Lee allí –dijo Lisa.

–Lisa... –intentó detenerla Félix.

–¿Por qué siempre le defiendes? A mi hermano vale, ¿Pero a mi padre? –pregunté molesta.

–Eso no es cierto, TN –repuso ella.

–Sí que lo haces y la verdad ya me estoy cansando.

Cogí enfadada mis cosas dispuesta a entrar aunque aún faltaba un rato para la clase.

–No te enfades, por favor –suplicó ella –. Cuando salgamos demos una vuelta y luego yo te llevo a casa.

–No hace falta, cogeré el autobús –dije tercamente dirigiéndome a la entrada.

–¡TN! –escuché la voz de Sana a lo lejos–. Quizás no es el mejor momento pero... ¿Tu hermano está soltero?


"Que alguien me conceda el descaro de esta chica, por favor"

EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora