Aparqué el coche en la entrada de la mansión Kim.
Bajé del automóvil viendo como el rojo despuntaba en el cielo. Estaba a punto de amanecer. Llegué a la puerta y me quedé allí parada. No había pensado en este plan con cuidado, mejor dicho, no había pensado y punto. Imaginé que al llamar me abriría alguno de los criados y no me dejarían pasar a esta hora, lo más seguro es que Tae aún durmiese. De hecho ya había tenido bastante suerte encontrándome el portal de entrada abierto.
Decidí que lo mejor era llamarle. Cogí mi móvil y marqué rogando porque se despertase. Tuve que insistir unas cuantas veces pero al final una voz adormilada se escuchó al otro lado.
Ta: ¿Sí?
TN: Soy TN, estoy en la puerta de tu casa.
Ta: ¿Ahora? –preguntó algo más despierto.
TN: Sí, tengo que hablarte de algo importante.
Ta: Vale, ahora bajo.
Pasaron unos cinco minutos desde que había colgado cuando Tae me abrió. Era obvio que se acababa de levantar. Llevaba el pelo revuelto y gafas. Nunca le había visto con gafas, en la universidad nunca las llevaba. Vestía una parte de arriba blanca de manga larga y un pantalón negro. Una visión gloriosa.
"No entiendo que alguien recién levantado pueda estar tan guapo" pensé con fastidio.
Pasé adentro y le seguí. Ninguno pronunciaba palabra y nos detuvimos al llegar a la cocina. Todo estaba en completo silencio y no se veía ni siquiera a nadie de servicio.
Tae me indicó que me sentase en una de las sillas de la mesa de la cocina mientras él se preparaba un café.
–¿Quieres? –me ofreció.
Negué con la cabeza. Yo estaba tan nerviosa que quería vomitar cuanto antes las palabras que me rondaban la mente y salir pitando de allí.
–Oye Tae... –empecé.
Pero él alzó la mano para detenerme.
–Dame un segundo. Necesito espabilar un poco antes de que me hables de nada –agregó bebiéndose el café de pie apoyado en la encimera.
Asentí y esperé. No tardó demasiado en tomárselo y dejar la taza en el lavaplatos.
–Vamos a mi cuarto –dijo.
–Podemos hablar aquí –respondí.
–El servicio no tardará en levantarse, hablaremos más cómodos en mi cuarto.
No discutí y le seguí escaleras arriba. En otras circunstancias supongo que me habría maravillado con la exquisitez de aquella mansión pero ahora mismo solo podía pensar en lo que quería decir para ser lo más firme posible y salir de allí. No tardamos en llegar a una puerta negra que parecía de ébano y entramos. Tae cerró y se sentó en la cama, que tenía unas dimensiones descomunales.
La habitación estaba decorada de forma moderna. Había algunas estanterías con libros. Un teclado con partituras en una esquina que me quedé mirando ya que no sabía que a Tae le gustaba la música, una mesa de dibujo llena de papeles y bocetos en un rincón, un escritorio con un ordenador de última generación y un dispositivo Alexa y también una zona con un sofá, una tele bastante grande y mandos de videoconsola.
Aquel parecía su refugio, un lugar donde huir del mundo y una parte de mí se sintió agradecida de que me hubiese invitado a entrar, aunque no fuese de forma intencionada y solo producto de las circunstancias.
Me senté en la silla de su escritorio que giré hacia él y le miré, pensando como plantear la cuestión.
Tae la miró esperando que hablase. Parecía nerviosa y se frotaba aquellas delicadas manos contra el vaquero. No había que ser un genio para imaginarse de lo que quería hablar. Seguramente ya le hubiese contado al novio ese que tenía lo que había pasado entre los dos y quería advertirle, o tal vez quizás necesitaba saber, respuestas de por qué estaba sucediendo todo aquello.
Las posibilidades pasearon por su mente pero lo único que a él le importaba en aquel momento era lo bonita que se la veía. La curva de sus labios, la forma de su figura que podía adivinar incluso bajo aquella amplia sudadera porque ya empezaba a conocer su cuerpo, la línea de su cuello... Cerró un momento los ojos y los abrió para calmarse porque la tentación de cogerla y tumbarla sobre su cama era cada vez más insoportable.
Me levanté y paseé por el cuarto para alejar los nervios mientras hablaba.
–No podemos seguir haciendo esto –solté a bocajarro sin darle más vueltas–. Está mal, voy a hacerle daño a Chris y no quiero eso.
Miré a Tae que seguía sentado en la cama con expresión impenetrable.
–No digo que sea culpa tuya –dije dudando–. Que también –me corregí y vi como él bajaba un poco el rostro y se reía–. Pero se acabó, a partir de ahora será mejor que no hablemos, ni nos miremos ni nada de nada. Es más, te prohíbo que te acerques a mí –añadí con dureza.
Me dirigí a la puerta pero su voz me detuvo.
–¿Ni en la universidad? –preguntó tranquilamente.
Me giré para mirarle.
–¿Qué?
Él se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia mí.
–Pregunto si tampoco puedo acercarme a mí en la universidad –se repitió.
–Si es obligatorio para algún trabajo sí, si no tampoco ahí –respondí mientras él seguía avanzando–. No te acerques más –dije en un impulso.
Él sonrió e ignoró mis palabras así que me di la vuelta dispuesta a salir.
Ya tenía la mano sobre el pomo de la puerta cuando noté su cuerpo pegado a mi espalda, tan pegado que sentía su respiración en mi nuca y sus labios rozando mi oído.
–¿Y has venido hasta aquí para decirme eso cuando podías haberlo hecho por teléfono? –me susurró.
Sin esperar respuesta me giró y me retuvo apoyando toda la fuerza de su cuerpo sobre el mío contra la puerta. Le miré a los ojos y tragué saliva sin decir nada.
–Admite que deseas esto tanto como yo, que te doy más placer del que nunca te ha dado tu novio – dijo con una voz que me hizo pensar en un depredador de la selva.
–¿Estás soñando despierto? –pregunté con mi mejor voz autoritaria–. ¿Acaso crees que conoces lo que me gusta?
Él sonrío confiado.
–Vamos a comprobarlo.
Y antes de que yo pudiese reaccionar, me levantó en volandas y atravesando el cuarto conmigo en brazos, me tiró con fuerza sobre su enorme cama.
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Engaño
FanfictionTodo parecía estable y rutinario en mi vida hasta que conocí a un apuesto y sexy compañero de universidad que me envolvió en una vorágine de sexo y encuentros prohibidos. Ahora tengo que descubrir si esto es lo mejor que me ha pasado o si tú, Kim Ta...