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Habían pasado seis semanas desde aquel día en la habitación de Tae, aquel aciago día en el que perdí completamente la cabeza y en el que al parecer, sellé un pacto con el diablo.

Solo que mi diablo en lugar de cuernos y piel roja tiene un miembro que me da los mejores orgasmos de mi existencia y una mirada que me hace desear morir entre sus brazos.

Mi móvil vibra. Salgo de mis pensamientos y compruebo la notificación.


Ch: ¿Nos vemos hoy?

TN: Sí, solo tengo una clase por la tarde.

Ch: Te recojo en tu universidad cuando salgas, entonces.


–¿Vamos por la tarde de compras? Necesito un pantalón nuevo –me dice Lisa levantando la vista de su propio móvil donde está viendo un vídeo que Yoongi le está enseñando.

Ah sí, no os he contado las novedades. En estas últimas semanas mis amigos y yo nos juntamos más a menudo con Tae y su grupo, podríais pensar que es por lo que nos traemos nosotros pero nada más lejos.

De hecho nadie sabe nada de este asunto. Y Tae ha dejado muy claro que quiere que la cosa siga así. Me sentiría ofendida porque quiera ocultarme con tanta vehemencia a las demás personas pero teniendo en cuenta que soy yo la que tiene pareja no estoy para ponerme a exigir nada.

Todo se debe a que Lisa y Yoongi conectaron al final de la fiesta y desde entonces se están conociendo. No están saliendo ni nada, y por lo que ella me cuenta, ni siquiera se han besado. Es más un "sé que nos gustamos pero ninguno está seguro de nada", o al menos, es lo que yo veo desde fuera. Me agrada, Yoongi parece un buen chico y es evidente que se preocupa por Lisa.

Así que sin darnos cuenta cada vez quedábamos todos a menudo hasta que se volvió algo rutinario. Sana también es maja y se lleva muy bien con Lisa, y Jungkook es tan divertido y espontáneo que es imposible no quererle. Esto hace a veces las cosas más complicadas para Tae y para mí.

En realidad lo que más me duele es no haberles dicho nada a Félix y Lisa, siempre les he contado todo desde que les conozco, en nadie confío más y me siento como si los estuviese traicionando.

Pero ese era el trato.

Primera regla del club de la lucha: nadie habla del club de la lucha.

Nosotros igual.

Levanto la cabeza del móvil.

–No puedo, Chris me recoge por la tarde –comento dándole un sorbo al batido de chocolate de baja calidad de la cafetería.

–Vaya... –se lamenta Lisa–. Has quedado con él toda la semana, ya podrías dejarme la tarde de hoy, parece que últimamente tengo que pedir cita para verte –añade molesta e hinchando los carrillos.

–Perdóname Lis, sabes que te adoro –añado algo herid–. Mañana quedamos y te invito a merendar lo que quieras.

Ella abre mucho los ojos feliz.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo -le sonrío.

–Yo te acompaño –sugiere Sana animadamente– . Además tengo más estilo que TN –añade muy segura.

Le tiro una servilleta sin mirarla pero no le doy.

–¿No tienes un trabajo? –pregunta mi amiga.

–Tenía, en pasado –aclara Sana–- Pero las compras son siempre prioridad. Te espero a la salida.

Lisa se ríe pero le da el visto bueno.

–Me voy –dice Félix –. Os veo luego que tengo que pasar por la biblioteca.

–¿Puedes sacarme un par de libros a mí? –le pido.

–Ni hablar, siempre tardas en devolverlos y me como yo los recargos de días por retraso además de las caras de asco de la bibliotecaria –se niega.

Le miro juntando las manos.

–Por favor –digo haciendo pucheros.

–Eres una chantajista emocional –suelta Tae que está sentado a mi lado.

Félix le hace un gesto a Tae para mostrarle que está de acuerdo con su comentario y se va sin responderme a pesar de mis súplicas.

Todos se han ido ya de la mesa y la cafetería está prácticamente vacía. Tae y yo tenemos la siguiente hora libre en nuestras respectivas asignaturas así que nos quedamos cinco minutos más.

Me levanto para dejar la bandeja en la zona de recogida y en cuanto la he posado noto como él tira de mí y me arrastra hasta un rincón tras una columna donde nadie nos ve. Pega mucho su cara a la mía sujetándome ahora por la cintura.

–Creí que nos veríamos esta tarde... –ronronea en mi cuello.

–Ya lo has oído, he quedado con Chris –añado.

Él sujeta mi barbilla con su dedo índice y pulgar y me besa haciendo un pequeño contacto con la punta de su lengua sobre la mía.

–¿Seguro que no prefieres quedar conmigo? ¿O es que quieres que te ruegue?–pregunta sugerente mientras va deslizando sus manos hacia mi culo.

Ladeo la cabeza y sonrío. Es adorable cuando suplica.

–No le he visto en toda la semana Tae –explico lo que ya le he dicho ayer y también ante ayer. En ambas ocasiones logró convencerme este maldito capullo. Tengo que mantenerme firme.

–Y a mí no me ves desde ayer –dice.

–Te estoy viendo ahora –señalo.

Él se acerca más y baja la voz hasta ese tono grave que tan loca me vuelve.

–Pero ahora no estoy desnudo y sudado.

Aprieta un poco más mis nalgas y me besa más intensamente.


"Joder, sé fuerte TN" grita esa voz a la que últimamente no le hago ningún caso "Podrías parar de cagarla, para variar" 

EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora