Engaño

27

El olor a comida recién hecha inundaba el aire, y también el olor a repelente de insectos. Estábamos sentados en sillas de playa en el patio alrededor de la barbacoa mientras Yoongi harto de todo, prendía repelentes aquí y allá para protegernos de los insistentes insectos.

–Deja eso y ven a cenar –pidió Lisa a lo que él finalmente cedió.

Se sentó a su lado, ella ya le había preparado un plato de comida con sus cosas favoritas. Él sonrió y le dio un beso en la mejilla. Incluso en la oscuridad pude ver como Lisa se sonrojaba. Eran completamente adorables.

Lisa me miró un momento y yo dibujé en corazón con las manos a lo que ella respondió sacando la lengua.

Últimamente tengo tantas cosas en la cabeza que se me ha escapado un poco de las manos la vida amorosa de mi mejor amiga. Estoy deseando que me cuente exactamente qué hay entre ella y Yoongi y este fin de semana parece la ocasión perfecta. Sea como sea, me alegro mucho por ellos, hacen una pareja genial.

Aún estoy mirándolos con una sonrisa idiota en la cara cuando veo que Tae se sienta a mi lado y deja un plato en mis rodillas. Miro y veo que hay un poco de todo, arroz, maíz y verduras asadas, costilla marinada en soju...

–Muchas gracias, no hacía falta –dije con una sonrisa.

–No estés tan segura, mira a Jungkook –respondió él entre risas.

Miré en la dirección que Tae señalaba y vimos como Jungkook se ponía varios platos para él solo con comida como para diez personas, disponiéndolos a su alrededor para poder ir picando de todo a un tiempo. Guardamos silencio alucinados hasta que él se dio cuenta.

–¡Estoy en edad de crecer! –dijo con mucha seguridad.

–Sí, a los lados –repuso Sana mordazmente.

Nos reímos mientras Jungkook se justificaba hablándonos de la cantidad de ejercicio que hacía y lo mucho que necesitaba aquella comida. Era agradable estar allí con todos y sentí como el estrés que parecía cargar últimamente sobre los hombros desaparecía.

Habíamos terminado de cenar y como Tae y yo no habíamos ayudado con la preparación, nos fuimos a lavar platos. Estábamos aún en ello cuando escuchamos el timbre. Iba a llamar a alguien para que abriese la puerta pero no hizo falta porque vimos a Lisa entrar como un rayo.

–¡¡Ya voy yo!! –dijo alegremente.

–¿Quién será? –le comenté a Tae –. Es ya muy tarde ¿No?

–Sí, un poco –respondió él secando el plato que yo le pasaba.

Lisa apareció de nuevo con una sonrisa en su cara y detrás de ella...

–¡¡Chris!! –exclamé tan sorprendida que el plato que tenía a medio enjabonar entre las manos cayó al suelo rompiéndose en un estrépito tan grande que hizo que todos los demás entrasen también a ver qué pasaba.

–¡Sorpresa! –aulló Lisa emocionada–. ¡Le he invitado yo para sorprenderte, TN, pero su avión ha llegado tarde! Sabía que te iba a hacer ilusión que pasase el fin de semana con nosotros.

El estrés que había desaparecido hacía apenas veinte minutos, volvió de golpe a mi cuerpo.

Estaba tan conmocionada que no podía articular palabra. Chris aquí, junto con Tae, era sin duda lo último que quería. Desde luego no estaba preparada para enfrentarme a esto teniendo en cuenta que hace menos de dos horas Tae y yo estábamos follando salvajemente en el cobertizo del patio de esta misma casa.

Miré a Tae, que aún permanecía a mi lado pero él mantenía su vista fija en Chris. Estaba serio y su expresión era impenetrable. Me pregunté en qué estaba pensando.

Tragué saliva y Chris se acercó a mí dispuesto a abrazarme, dejando su mochila. Extendió los brazos hacia mí pero di un paso atrás.

–Es que voy a mojarte... –me justifiqué enseñando mis manos llenas de jabón de fregar.

–No importa –respondió él dándome igualmente un beso en la mejilla.

Contuve un momento el aliento y me separé.

Lisa se acercó a mí y me quito el estropajo y los guantes.

–Deja eso, ya ayudo yo a Tae. Tú ve a enseñarle vuestra habitación –comentó feliz.

"Vuestra habitación... Pues claro pedazo de idiota, va a dormir contigo ¿Qué esperabas?"

Compuse una sonrisa como buenamente pude y llevé a Chris escaleras arriba.