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De nuevo había pasado la noche en vela. Estaba en un punto tan crítico que era complicado ver a la persona tras las ojeras. Me tapé con maquillaje ese accidente ferroviario que tenía por cara como pude, me puse lo primero que pillé por el armario y me fui a clase.

Había cogido el autobús porque desde ayer había intentado por todos los medios que nadie me viese. Si Lee o mi madre me veían el labio así solo sería echar más leña a la hoguera que era últimamente nuestra familia por mi causa. Por suerte ambos estaban ocupados esa mañana así que no me encontré con ninguno.

Estaba caminando lentamente desde la parada hasta la universidad con los auriculares puestos y la música tan alta como para ahogar mis propios pensamientos. Sin embargo, cuando pasé por el aparcamiento el corazón se me encogió de golpe.


"Joder, no he caído en el coche. En cuanto los demás lo vean no me dejarán tranquila"


Unos cuantos sabían cual era mi coche y cuando viesen que tenía las ruedas pinchadas y la palabra puta grabada, la noticia correría como la pólvora y sería la comidilla de toda la universidad.

Respiré hondo, asumiendo que tendría que aguantar lo que se me venía encima cuando vi que mi coche no estaba.

Mi mente volvió a la noche anterior, cuando Félix me había dejado en casa.


Fé: Yo me ocupo, de todo. Tú solo descansa.


Sonreí bajando la cabeza. En aquel momento no me paré demasiado a pensar en sus palabras aturdida como me había dejado la situación pero al parecer, así era. Se había encargado de todo. Sé que me repito mucho con esto pero es que, ¿Qué haría yo sin Félix? Si es el mejor se dice y punto.

Félix dejó su bandeja de comida en la única mesa larga que había libre en aquel momento en la cafetería. TN no tardaría en llegar así que había cogido comida también para ella. Apenas había tomado asiento cuando se sentaron en la misma mesa, Tae, Lisa y los demás, con apenas un sitio de separación a donde él se encontraba.

Le saludaron y él les devolvió un gesto con la cabeza. Se puso a ojear el móvil ignorando el mundo a su alrededor como le era habitual o eso intentó.

Fragmentos sueltos de la conversación vecina le llegaron a los oídos. Y también risas. Algo se removió en su interior. La imagen de TN tirada en aquel aparcamiento, destrozada por las circunstancias y aún así intentado sonreír para no preocuparle le atravesó. Los dedos de las manos comenzaron a hormiguearle y antes de darse cuenta de lo que hacía, estaba de pie y había golpeado la mesa con su puño.

El golpe sordo había llamado la atención del grupo que lo miraban sin entender nada. Él les devolvió una mirada asesina.

–Félix ¿Pero qué... –empezó Jungkook atónito.

–Cállate –dijo Félix de forma tan gélida que no necesitó repetirlo–. Callaos todos –repitió aunque nadie había vuelto a hablar. Todos le miraban ahora expectantes.

–No me puedo creer lo que veo y lo que escucho, risas, despreocupación... –comenzó indignado soltando lo que llevaba tanto tiempo guardándose –. ¿Quiénes sois? ¿Sabéis lo que está sufriendo TN?

A todos se les ensombreció entonces el rostro. Tae miró a otro lado durante un segundo, un detalle que a Félix no le pasó desapercibido. Si se sentía incómodo, más lo iba a estar.

EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora