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 –No te preocupes, seguro que se le pasará –intentó animarme Tae empujando la pajita de mi batido hacia mis labios.

Di un sorbo. Plátano y chocolate, mi favorito. Le sonreí levemente y me dejé arrastrar por su mirada.

–¿Hablas de Lisa o del resto de personas que me odian? –pregunté amargamente.

Él me sonrió también.


Era increíble como se había ido a pique mi vida en tan poco tiempo. Me sentía como si estuviese viendo los últimos veinte minutos de Titanic, donde solo te queda llorar y rezar porque algo se salve.

El fin de semana en Jeju había acabado en completo desastre. Lisa no me hablaba desde entonces y habían pasado ya tres semanas de aquello. Aún recordaba como si hubiese sido ese mismo día todas las crueles palabras que me había dicho. La conversación no dejaba de reproducirse en mi memoria una y otra vez.


Li: No puedo creer que no me lo hayas contado (...) defendiéndote ante Chris como una idiota cuando me llamaba diciéndome (...) cuánto llevas así (...) en la fiesta del día que llegaste ¿de verdad te besó él o fuiste tú? (...) poner los cuernos así (...) eres despreciable (...) te odio...


Duele escuchar algo así, pero de labios de tu mejor amiga cuando además tiene razón...


Tae y yo le habíamos contado al resto lo que pasaba para que no sucediese lo mismo que con Lisa.

Félix no pareció demasiado sorprendido lo cual me sorprendió a mí.

En cuanto a los demás, el abanico de reacciones fue amplio. A favor y en contra, pero como sabían que tampoco era asunto suyo, no nos machacaron con el tema. Aún así desde ese momento estaban mucho más fríos conmigo. En parte porque eran los amigos de Tae y como era yo la que tenía pareja, entiendo que lo viesen como que no era buena para él, pero sobre todo porque Yoongi y Lisa ya eran pareja oficial así que ella estaba casi todo el tiempo con él y los demás. Todos sabían que ella no quería ni verme con lo que yo evitaba al máximo estar en el grupo.

La triste realidad era que mi único amigo ahora era Félix y daba gracias todos los días de tenerle. No sé que habría hecho sin él.

Chris y yo habíamos tenido una pelea brutal unos días después de volver de Jeju y lo habíamos dejado. Tal vez era lo mejor, lo que en el fondo siempre supe que iba a pasar tarde o temprano, pero no por ello la ruptura fue menos dolorosa.


Así que en resumen, estaba emocionalmente arrasada.


Tae me apoyaba a pesar de que yo intentaba que no lo hiciese porque sabía las charlas que le daban después los demás sobre que era mejor que se alejase de mí. Y seguramente era cierto.

Nos levantamos y pagué yo. No me apetecía que por encima me invitase. Tae condujo hasta su casa y nos fuimos a su habitación.


Saqué mis libros y me puse a estudiar.

Dentro de muy poco empezaba la temporada de exámenes así que era el momento de estudiar a tope. Lo bueno de no tener vida social es que dejaba mucho tiempo para el estudio y tener la cabeza todo el día metida en los libros me evitaba pensar en lo miserable que era mi existencia.

Tae se sentó al teclado y empezó a tocarlo al tiempo que cantaba una canción tan hermosa que casi me hizo llorar. Cerré los ojos y me quedé acostada dejándome llevar por la melodía que poco a poco unos minutos después se extinguió.

EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora