Observé la luz entrar por la ventana de la habitación. A diferencia de cuando llegué, el sol ya estaba alto y sus rayos iluminaban mi cuerpo desmadejado y sudado entre las sábanas de Tae.
Miré hacia abajo, donde un par de condones llenos regaban el suelo, así como toda mi ropa y la suya y luego volví la vista a mi lado.
Tae yacía desnudo, boca abajo con el pelo húmedo de sudor y la cara semienterreda en una de las almohadas.
Me incorporé y me quedé sentada sujetando la sábana para taparme los pechos. Ahora que el monstruo vicioso que despertaba en mí este hombre parecía más calmado, llegaba la hora de enfrentarse al horrible acto que había cometido.
–No me puedo creer que haya cometido un error así –dije tapándome la cara con las manos.
–Cuatro, según mis cálculos –comentó Tae sin ápice de vergüenza echando un vistazo al reguero de látex que habíamos dejado en el suelo.
Le di un golpe en su brazo con mi mano pero él solo se rio.
–Hablo en serio –dije enfadada levantándome y buscando mi ropa–.
Aún me temblaban las piernas de tanto sexo como habíamos tenido. Escuché su risa a mi espalda.
–Pareces Bambi recién nacido –se burlo él.
Quise sonreír pero sabía que eso sería darle pie a continuar. Vi que él también se levantaba de la cama y se ponía el pantalón del pijama sin molestarse en buscar su boxer. Bajo aquella tela fina podía ver claramente la forma de su miembro. Aún podía recordarlo dentro de mí y solo pensar en aquello me hizo desear volver a la cama con él.
"¡Estás enferma, en serio busca ayuda!" grité por dentro.
Me puse la camiseta y agarré los jirones de lo que hasta hace poco, eran unas bragas en perfectas condiciones.
–Por tu culpa tendré que ir sin ropa interior –me lamenté.
Él se acercó hacia mí, aún sin camiseta y pasó sus brazos alrededor de mi cintura. Me dio un suave beso en los labios y apretando mis nalgas desnudas con sus manos se quedó mirándome.
–No parecía que eso te molestase hace un rato –murmuró.
Sentí que mi cara enrojecía y aparté mis ojos de los suyos. Solté sus manos de mi culo y cogí el vaquero que me puse a la velocidad del rayo antes de que él tuviese tiempo de impedírmelo.
Me quedé ahí plantada, con mis ingles doloridas y sin saber qué hacer.
Tae se sentó en la silla de su escritorio y agarrándome de la mano, tiró para que me sentase encima de él quedando a horcajadas sobre sus muslos.
–¿En qué piensas? –preguntó.
–En lo mal que está esto y... –dije dudando un momento antes de continuar–. Y en lo mucho que me gusta que me folles –agregué susurrando en un impulso de sinceridad.
Él se mordió el labio inferior al escucharme.
"Deja de hacer eso, maldita sea, eres demasiado sexy"
–¿Y si nos gusta, en realidad está tan mal? –dijo completamente serio.
–Venga Tae, no es momento para subterfugios morales –contesté agotada poniendo mis manos en sus hombros desnudos–. Sabes que tengo novio.
–Lo cual si lo piensas solo es una ventaja, así nadie se enamora –aclaró–. Solo sexo, solo follar como animales, solo placer...
Él me estrechó entre sus brazos y me besó, ardientemente, como siempre que nos besábamos.
Me separé con dificultad.
–Para... así no puedo pensar –dije.
Él me dio un suave mordisco en el labio inferior.
–Pues no pienses.
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Engaño
FanfictionTodo parecía estable y rutinario en mi vida hasta que conocí a un apuesto y sexy compañero de universidad que me envolvió en una vorágine de sexo y encuentros prohibidos. Ahora tengo que descubrir si esto es lo mejor que me ha pasado o si tú, Kim Ta...