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Llegué a la universidad de Yonsei, en la que iba a estudiar este año. Recuerdo que cuando entré me puse muy contenta, Lee y los Shin me felicitaron hasta quedarse roncos y también mis mejores amigos, Félix y Lisa. Pero mi madre se enfadó muchísimo porque la más prestigiosa era la nacional de Seúl y le daba igual que esta también fuese de las mejores. Como he dicho ella no tolera aquello que considera fracaso.

A pesar de que la universidad era grande no tardé en encontrar la secretaría que a aquella hora, estaba prácticamente vacía por lo que no me llevó demasiado arreglar los papeles.

Eché un vistazo al sitio en el que iba a estudiar y me gustó cada vez más. Me sentía cómoda en sus históricos pasillos y como punto extra, Félix y Lisa también estudian aquí así que será estupendo. Estaba aún perdida en mis pensamientos cuando reparé en un chico apoyado en la pared despreocupadamente. Supuse que estaba esperando para entrar a la administración aunque no parecía prestar atención a si era su turno de entrar. Sin darme cuenta me quedé mirándole. Era muy guapo y tenía unos ojos oscuros y penetrantes.

Una chica que al igual que yo estaba fascinada con él pero que a diferencia de mí parecía conocerle se acercó a hablarle.

–¿Entonces nos vemos más tarde, Tae? –preguntó tímida.

–Claro –respondió él secamente con una voz grave y sexy.

–Podríamos dar un paseo e ir a comer a un sito que conozco que...

El chico bajó la cabeza con una sonrisa perversa y alzó su mano para interrumpir a la chica.

–No te equivoques, nos vemos en tu piso si quieres para acostarnos, pero nada más –aclaró sin ningún tipo de vergüenza o remordimiento por sus palabras.

Me di cuenta de cómo la cara de la chica cambiaba repentinamente y sentí lástima por ella.

"Menudo capullo" pensé.

–Va-vale... Te mandaré la ubicación –repuso ella intentando componer una sonrisa en su rostro aunque era evidente que estaba triste.

–Perfecto.

Si él se dio cuenta de ese detalle desde luego no lo mostró. Al parecer dio por finalizada la conversación porque empezó a dirigirse a la salida por el mismo camino que yo.

Llegamos a la puerta al mismo tiempo y nuestras miradas se cruzaron. Desvié la mía y seguí caminando pero noté como él me mira de arriba abajo. Fingí no darme cuenta y aceleré el paso. Por suerte pronto le he perdí de vista.

–¡Ven aquí!

Chris me abraza nada más verme y me coge levantándome en el aire. Casi había olvidado lo segura que me siento siempre entre sus brazos. No ha sido fácil mantener la relación a distancia mientras estudiaba fuera. Al final han sido dos años completos en el extranjero. Un año en la costa este de Estados Unidos y otro en el norte de España pero lo hemos conseguido. Nos veíamos solo en vacaciones y no siempre era el caso porque muchas veces tenía que ir donde estuviese mi madre que no siempre era en Seúl.

Recuerdo que cuando le dije a Chris que quería estudiar fuera se lo tomó bastante mal. Creo que en parte por sus propias inseguridades. Siempre le ha resultado un problema que mi familia tenga dinero y nunca se considera suficiente, aunque sepa de sobra que a mí eso me da igual.

Le beso mientras aún me tiene cogida en el aire. Sus manos aprietan un poco mis nalgas y finalmente me deja de nuevo en el suelo.

–¡Yo también quería verte! –le digo animada.

Él me besa de nuevo. Me separo para verle bien y veo que está tan guapo como siempre.

Pasamos el resto de la tarde juntos y antes de atardecer me lleva a casa para que pueda prepararme para mi estúpida fiesta de bienvenida, no sin antes prometernos que nos veremos pronto.

–¿Y por qué tengo que ir papá? -preguntó Tae con fastidio anudándose la corbata con desgana.

–Porque lo digo yo y punto. Quiero cerrar un trato con la señora Min y la fiesta de bienvenida de su hija es el lugar indicado para allanar el terreno.

Tae le miró furioso pero no dijo nada, sabía que era inútil discutir con su padre cuando se ponía así. Mandó un mensaje a la chica con la que había quedado aquella misma tarde en la universidad para cancelar el plan. La tenía registrada como "Chica jueves" pero tardó en encontrar el contacto de todos modos.

EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora