Le devolví el beso con impaciencia. No podía creerme las ganas que tenía de él, era casi sobrenatural. Nuestros cuerpos estaban muy juntos y Tae dejó solo el espacio suficiente para poner su mano sobre uno de mis pechos aún mojados bajo la tela del bikini, empezando a jugar con mi pezón que se endureció entre sus dedos.
Gemí levemente y él se separó un poco mirando las expresiones de placer que me arrancaba, lo que hizo que se mordiese el labio inferior.
Estaba tan sexy que me excitó aún más. Podía escuchar a los otros fuera a pocos metros de nosotros, separados solo por aquellas finas paredes de madera.
–Tae... nos van a oír –supliqué.
Él sonrió y con un solo movimiento de su mano arrancó mi fino bikini exponiendo mis pechos. Tenía tanta fuerza que no necesitó bajarme al suelo.
Mordió mi yugular y mis pezones se pusieron aún más duros. A pesar de seguir mojada notaba la piel ardiendo de calor y me aferré más a su espalda.
Bajé una de mis manos pero no llegaba bien a su bañador. Él me ayudó un poco y se sacó el miembro por encima dejándolo medio sujeto con el elástico de la prenda. Como era grande ahora podía llegar a una buena parte de él.
Me metí la mano en la boca y la unté con mi saliva. A continuación la bajé y empecé a estimularlo moviendo mis dedos arriba y abajo mientras con el pulgar trazaba círculos alrededor de la punta de su glande.
Él resopló y para ahogar un gemido me mordió fuerte en el hombro.
Apartó la braga de mi bikini hacia un lado sin llegar a quitármela y se bajó un poco más su bañador liberando por completo su miembro erecto. Acarició un poco la entrada de mi vagina con la punta haciendo que me excitase aún más. Cerré los ojos esperando a sentirlo dentro de mí pero él siguió jugando un poco más dejando escapar una tenue risa.
–Tae... fóllame ya, te quiero dentro.
Él metió solo la punta y la sacó al momento.
–¿Así? –preguntó perversamente.
–Más, quiero más... –imploré en un suspiro.
Él mordió el lóbulo de mi oreja y sujetó mi cuello con su mano, apretando lo justo para no asfixiarme pero impidiendo que moviese ni un músculo. Mi cara solo podía mirar ahora a sus ojos ahogados por el deseo.
–Dilo otra vez –exigió él posesivo.
–Fóllame... Quiero que me la metas hasta el fondo –respondí obediente.
Él sonrió satisfecho y así lo hizo. Me la metió de golpe y de una sola vez. El aire escapó de mis pulmones en forma de grito ahogado. Él seguía embistiéndome en aquella posición haciendo que con cada impacto de su miembro mi espalda rebotase en la pared.
Tae me sujetaba ahora por las nalgas cargando todo mi peso así que aflojé un poco mis muslos para poder mover mejor las caderas y acompañar sus salvajes estocadas de manera que su miembro tocase todas las partes posibles del interior de mi vagina.
Apoyaba mis brazos en sus hombros y mis pechos rebotaban arriba y abajo con cada embestida. Le imité y en cada gemido que me llegaba le mordía el cuello o la zona de la clavícula. Ambos éramos conscientes de que podían escucharnos, aunque lo cierto es que a mí cada vez me costaba más controlarme.
Follábamos como animales en aquel pequeño cubículo sabiendo que no disponíamos de demasiado tiempo. Mi cuerpo se tensaba cada vez más y podía notar su miembro cada vez más duro en mi interior. Quería correrme con él, mirarle a los ojos y obligar a que viese mi cara y todo el placer que me hacía sentir.
Pero escuchamos un golpe en la puerta. Me quedé parada un momento pero Tae no me soltó y siguió poseyéndome sin detenerse.
–Tae... –susurré como pude.
–¡Chicos! ¿Estáis ahí? ¡Tenemos que entrar a por más carbón para la barbacoa! –se escuchó la voz de Jungkook al otro lado.
Tae me sonrió arqueando una ceja.
–Sí, pero el pestillo se ha atascado, estoy buscando algo para abrirlo –mintió él descaradamente por encima de mis ahogados gemidos con una firmeza en la voz que no creía posible.
–¿Estáis encerrados? ¡Voy a buscar algo para intentar abrir desde este lado! –se ofreció Jungkook.
Oímos cómo se lo contaba a los demás y Tae puso sus ojos en mis pechos antes de acercarse a mi oído.
–No vamos a salir de aquí hasta que te corras, aunque echen la puerta abajo. Seguiré follándote delante de todos si es necesario –resolvió dominante antes de volver a besarme.
Aquello me puso tan caliente que pude notar como me mojaba aún más, algo que él también notó porque me penetró de forma incluso más frenética.
–TN... –exhaló él de forma tan sexy que se me erizó el vello de la nuca.
Sujeté su cara entre mis manos y lo tuve claro.
–Córrete dentro de mí. Quiero que me llenes por completo con tu líquido –le pedí.
Él me miró con duda.
Acaricié su pelo ya casi seco del todo del calor que hacía allí y observé las gotas de sudor resbalar por su perfecto rostro.
–Confía en mí –insistí.
Él pareció entonces seguro y con un gruñido áspero volvió a embestirme con fuerza.
–Sí... TN... No sabes las veces que he pensado en correrme dentro de ti... –dijo con la cara enterrada en mi cuello.
Entonces lo noté. Esa cascada blanca que se iniciaba en lo más profundo de mí y comenzaba a deslizarse por mi interior.
Aún Tae no había terminado de correrse tan cachondo como estaba cuando yo noté el inicio de mi propio orgasmo. Apreté mis muslos y me aferré a sus hombros para sentirlo en toda mi piel. Eché la cabeza hacia atrás y jadeé como una perra en celo. Noté su mano tapando mi boca para ahogar el sonido.
Dejé que lo hiciese mientras seguía mirándome con ojos poseídos por la lujuria. Me apoyó en el suelo donde me sostuve de milagro porque tenía las piernas temblorosas y aún sin soltarme del todo, con una de sus manos estimuló mi clítoris haciendo que mi orgasmo se prolongase un poco más.
Quitó la mano de mi boca y esta vez usó la suya propia para ahogar mis gemidos. Nuestros labios juntos, nuestros cuerpos pegajosos, el interior de mis muslos llenos de su semen... Me habría quedado así para siempre.
Pero en ese momento escuchamos a Jungkook decir algo que no entendí. Tae me dio un último suave beso en los labios y se subió el bañador. Yo también me coloqué el mío.
Jungkook parecía a punto de entrar.
Cogí una toalla y me la puse alrededor y al ver las marcas que tenía Tae de mis dientes y uñas en sus hombros, le puse una a él sobre la espalda justo en el momento que Jungkook reventaba la puerta con una palanca.
Vi a todos los demás, que estaban justo detrás de Jungkook.
Salimos y noté con algo de culpabilidad que parecían preocupados.
–¿Estáis bien? –preguntó Lisa algo agobiada.
–Sí –respondí yo inmediatamente.
–¿Seguro? Parecéis agitados –comentó Yoongi.
–Es que TN se puso a jadear... Del miedo, claro –dijo Tae con una sonrisa de lado mirándome.
"Voy a llamar a la Academia de los Oscar. Este sinvergüenza se merece una nominación a mejor actor"
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Engaño
FanfictionTodo parecía estable y rutinario en mi vida hasta que conocí a un apuesto y sexy compañero de universidad que me envolvió en una vorágine de sexo y encuentros prohibidos. Ahora tengo que descubrir si esto es lo mejor que me ha pasado o si tú, Kim Ta...