En nombre del amor ha cambiado su concepto, pero no su objetivo. Ryujin y Lia decidieron tomar este ejemplar y hacer algunos acomodos en los títulos de los capítulos para darles sentido.
Esta es la continuación de su historia de amor, espero que la...
Ryujin definitivamente se queda con el estrés de los eventos porque así se distrae y el día se le va más rápido. Mientras no hay, los días en la oficina se hacen aburridos y eternos para la pianista. Reuniones, responder mails y llamadas, supervisar la construcción de su guardería, entre otras cosas, es en lo que se ocupa la chica para no caer en la locura.
¿Cómo hay gente a la que le gusta aquel ambiente? Estudiar para meterse todo el día en una oficina aburrida y estar de junta en junta, ¿pero quién es ella para juzgar?
Esa mañana supervisa los últimos detalles de la guardería. Intenta comprender lo que el arquitecto explica sobre la zona de juegos pero el dolor de cabeza le impide razonar.
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Ese día Ryujin sale más temprano de trabajar para ir al supermercado por todo lo necesario para su cena con Lia. Al llegar a casa, encuentra una nota de parte de Yeji que dice que no estará el fin de semana; además de una nota al pie donde especifica que otro motivo de su partida esos tres días, es porque les dejará a ella y Lia la casa sola (guiño).
- Lia y yo solo cenaremos, pero gracias por el detalle –graba un audio-. Pórtate bien dondequiera que estés. No me traigas sobrinos.
Como recuerda la receta de su mamá empieza a seguirla al pie de la letra. A las siete con diez en punto tocan su puerta. Antes de abrir se arregla en el espejo, muere de los nervios. Lia la recibe del otro lado con una sonrisa radiante y un abrazo, que como siempre, trata de alargar lo más que puede.
- ¿Te perdiste?
- Casi –ríe-. Todavía no me ubico muy bien.
- Siéntate, estás en tu casa.
- Huele delicioso.
- Espero que también sepan delicioso o no me lo perdonaré.
Lia solo ríe. Se detiene justo a observar su cuadro en medio del salón y un recuerdo la golpea de repente...
Una melodía misteriosa se escucha del edificio de al lado pero por más que corre a ver quién la interpreta, el salón está vacío.
