EXTRA 3: HWANGSHIN, PARTE 8

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Una vez los invitados se han ido, y luego de que la contadora por fin se zafa del cuello de Ryujin, Yuna cierra la puerta y voltea con una sonrisa malvada hacia sus amigas. Lia sigue con la mirada avergonzada viendo al suelo. Ryujin igual.

-       Entonces... ya que Lee se fue con Jin, eso nos deja a Yeji y a mí, a Jihyo y el pequeño Jacob, que gracias a Dios no se antojó de algo de la cocina en los últimos minutos, y a este par de calenturientas.

-       Yuna ya basta con eso. Estoy en mi casa y hago lo que se me antoja.

-       Pues procuren no hacer mucho ruido en el cuarto porque algunas personas sí queremos dormir.

Yuna toma a Yeji de la mano perdiéndose en su habitación. Dentro intenta en vano que Yeji se olvide de dormir en ropa interior. Si deja que eso pase, no podrá contenerse.

-       ¡Yeji no ayudas!

-       Quiero dormir contigo así, eso no está mal.

-       ¡Lo está para mí!

-       No me digas que no te prendió esa escena en la cocina.

-       No... si –suspira-. Por favor no me lo hagas más difícil.

Yeji rodea las piernas de Yuna con sus brazos. Se recuesta sobre su abdomen haciendo un camino de besos en su torso descubierto por la blusa corta que trae. La otra chica no hace más que suspirar.

-       Te amo –dice con cada beso llenándole el alma a la chica de cabello castaño-. Te amo.

Desabotona sus jeans bajándolos lentamente. Continúa sus besos a lo largo de su cintura y sus piernas enloqueciéndola. A Yuna se le escapa un gemido cuando siente sus manos estrujar su trasero mientras muerde peligrosamente cerca de su centro.

-       ¿Qué tanto de difícil te lo hago? –pregunta en doble sentido-.

-       Estúpida. Hazte para allá –intenta apartarla sin resultado-. Yeji...

-       Yiji –molesta-. ¿Me dejas ser tu novia?

-       Estás borracha.

-       No lo estoy, solo bebí Coca-Cola, te recuerdo que estuve en rehabilitación, y varios años, si se me permite agregar.

-       ¿Entonces me has estado engañando?

La chica sonríe inocente.

-       Te odio.

-       Me amas, lo dijiste.

-       ¿Entonces a qué debo esta Yeji tan cariñosa que parece un minino perdido buscando atención?

-       Esta es mi yo enamorada. Era lo que querías, ahora me aguantas.

-       ¡Por Dios, ¿en qué me metí?! –se cubre el rostro con falso pesar-.

-       Entonces...

-       ¿Qué?

-       ¿Qué dices?

-       ¡Cierto!, ¿ves esta mano?

-       ¡No otra vez por favor!

Yuna ríe. Ahora usa esa mano no para abofetearla, sino para recostarla sobre el acolchado poniéndose sobre ella.

-       Digo que sí quiero -muerde sus labios-.

-       ¡Óyeme muy bien universo! –habla Yeji en voz alta-. Si se te ocurre interrumpir que mi novia y yo hagamos el amor, no voy a responder de mí ante nadie que cruce esa puerta, ¿queda claro? –sonríe expectante-. Vale, tomaré eso como un sí.

Ambas se despojan del resto de ropa que les impide sentirse completamente. Yeji no se cansa de repetir que ama a Yuna con cada beso sobre su piel, como queriendo que se le grabe. Como queriendo compensar no habérselo dicho en aquel momento.

Yuna se deja hacer por ella mientras intenta sobrevivir al mar de placer en el que los labios de su novia la sumergen al vagar por su manojo de nervios con hambre y deseo. No puede hacer más que sostenerse y sostenerla a ella de su cabello, posicionándola exacto donde necesita que permanezca hasta que termina.

Probar en los labios de Yeji su propio sabor termina de enloquecerla. Si bien siempre estuvo segura de su atracción hacia las chicas, ella jamás estuvo con una. No sabía por qué hasta que gimió el nombre de su novia hasta el cansancio esa noche. Su cuerpo estaba destinado a ser de ella y de nadie más, al igual que el de Yeji. Las dos se encargan de demostrárselo.

Yeji presta especial atención a sus senos mordiendo y acariciando a sus anchas. Dedica una mirada a Yuna sintiendo como le estalla el corazón de amor al verla tan entregada a ella. Con su cabello despeinado y el deseo vivo brillando en sus ojos. Cuando descienden juntas sus manos hasta su humedad, ya no les importa quién entre por la puerta, o quien las oiga en los cuartos contiguos. Tal como en la fiesta hace rato, solo son ellas dos las que importan.

Yuna toma el control sobre Yeji esta vez probando ella de su elixir hasta saciarse. Es su turno de que su corazón estalle de amor al ver a Yeji igual de entregada y sensible a su tacto. A toda ella. Le recalca también en su oído cuánto la ama y cuanto le encanta estar así con ella, sobre ella y dentro de ella mientras sus caderas se mueven sobre las suyas con frenesí. Ni respirar les importa. Solo el inmenso amor que se encargan de demostrarse mutuamente hasta que el amanecer las saluda por la ventana.

...

Los labios de Yeji despiertan a Yuna un par de horas después. Y la verdad es que ella no concilió el sueño ni un minuto. Solo se quedó junto a su novia cuidándola, como con miedo de que si dormía luego fuera despertada de su sueño.

-       Definitivamente así sí se despierta a una reina.

-       Iba a traerte el desayuno y todo pero no me quiero mover de aquí –la atrae más a su pecho-. No te quiero soltar.

-       Ni yo quiero que me sueltes, pero mi estómago pide a gritos unos pancakes.

-       Y mis labios piden a gritos un beso tuyo.

-       ¿Si te doy mil besos me haces pancakes?

-       Todos los que quieras guapa.

Inician su tan acostumbrada sesión de besos riendo felices de que ahora nada ni nadie las interrumpa como en el pasado.

-       ¡Mmm!, Dios, perdón pero el precio de tus pancakes acaba de subir.

-       ¿Qué quiere su majestad?

-       Que me hagas el amor.

-       Vale, ven aquí.

En su burbuja están sumergidas hasta que ambos estómagos rugen por atención. Esa mañana hacen el amor hasta no poder más y los días siguientes aprovechando que el universo las deja ser por fin.

Yuna y Yeji son conscientes de que su relación es extraña ante los ojos de muchos, sobre todo por cómo se desarrolló todo, pero eso es lo que más les fascina. Saben que son un par de raras juntas. Un par de raras que se aman a más no poder demostrándose por qué en el pasado no funcionó con nadie más. Yeji le creyó al destino cuando le dijo que Yuna sería su para siempre, y Yuna al mismo universo cuando le dijo que Yeji sería su mundo en adelante. Su hogar.

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"EN NOMBRE ̶D̶E̶L̶  DE NUESTRO AMOR" // JINLIA // (RYUJIN+LIA ITZY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora