EXTRA 2: HAN PASADO CINCO AÑOS, PARTE 4

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Ryujin POV.
Después de media noche me harto de ver televisión y mejor me voy a dar una vuelta.

Por dondequiera que paso escucho villancicos. Por las ventanas alcanzo a distinguir a las familias sentadas junto al árbol cantando y compartiendo. Pienso en mamá y la nostalgia me invade.

No sé exactamente cuánto caminé pero cuando me doy cuenta, estoy en el cementerio frente a la lápida de Giselle Shin. Hay alguien allí de pie, sé quién es. Solo me acerco a su lado sin decir palabra.

- Su recuerdo me golpea con más fuerza en estas fechas –dice Abraham Shin hacia mí-. Todos estos años he venido a dejarle flores.

- Gracias –apenas puedo decir-.

Nos quedamos cada uno sumergidos en nuestros pensamientos. Yo empiezo a recordar nuestras navidades en familia y sonrío a través de las lágrimas. Siempre le pedía un hermanito a Santa pero nunca me lo trajo. En cambio recibía juguetes y ropa que yo no quería. Me enojaba tanto con mamá y papá que terminaba en mi cuarto llorando. Ahora agradezco que no me hayan hecho caso, porque tal como le dije a Lia un día, no podría cuidarlo de los horrores de mi familia.

Recuerdo las palabras de mamá en el hospital y volteo a ver a Abraham. Él también me ve a mí. Una lágrima se desliza por su mejilla que él limpia rápidamente. Yo no sé cómo sentirme. Este hombre me ha arrebatado todo en la vida. Por extraño que suene, al verlo ahí de pie, por un segundo veo al hombre que fue antes de convertirse en el monstruo. Fue un buen papá hasta cierto punto. En vez de sentir rabia, por primera vez, siento lástima y tristeza.

- Feliz navidad Giselle –pone un ramo de rosas blancas que sostenía-.

Me da una última mirada y se marcha. Lo veo desaparecer de a poco en el camino y siento...

- Papá –llamo. Él se detiene a verme con sorpresa-. Te perdono.

Lo digo enserio, de verdad. Cuando esas palabras salen de mi boca siento paz absoluta. Como si un peso me fuera quitado de los hombros. Un alivio que no les puedo describir en palabras.

Él me mira con lágrimas en sus ojos. Si bien lo perdono no lo quiero de vuelta en mi vida y él parece entenderlo. Solo me dice gracias con una sonrisa nostálgica y se marcha.

- ¡Oye! –de nuevo lo detengo-. Feliz navidad.

- Feliz navidad hija –responde de vuelta-.

Se va y yo me quedo conversando con mamá un rato más.

Son como las dos de la mañana cuando yendo de regreso a casa, me da por visitar un último lugar.

Me quedo en la acera del frente no sé por cuánto tiempo solo observando. Flashbacks de las fiestas que nos dábamos en esa casa corren por mi mente.

Estoy por marcharme cuando abren la puerta y un niño sale corriendo hacia mí. En realidad va directo hacia la carretera pero lo detengo.

- ¡Marco no corras!

El chico se queda estupefacto al verme sostener al pequeño en brazos que juega encantado con mi pendiente. Yo lo observo en silencio.

- Ryujin –saluda apenado-.

- Jungkook...

- ¿Cómo...? ¿Estás bien?; ¿Cómo estás?

- Estoy muy bien. ¿Tú?

- Excelente –se remueve en su lugar incómodo-.

Le entrego al pequeño que es idéntico a él. Seguimos viéndonos un rato más.

- Lo siento Ryujin –dice por fin-. Por todo, de verdad.

- Está bien. Está en el pasado.

- Perdóname.

Veo la sinceridad en sus ojos y al pequeño en sus brazos. Siento un poquito de alegría por él y me enternece la escena del niño halando su cabello.

- Estás perdonado.

- ¿No quieres pasar? Está helando aquí afuera, mi... mi esposa hizo chocolate caliente y galletas.

- ¿Esposa?

- Bueno, no nos hemos casado –ríe-. Pero es la mamá de Marco, así que supongo que mejor me acostumbro a llamarla así.

Acepto su invitación no sé ni por qué. Tal vez es que me da curiosidad saber qué ha sido de su vida. Hace mucho que decidí (con ayuda de mi terapeuta) que no quiero vivir guardándole rencor a más nadie en mi corazón. No importa qué tan fuerte me hayan golpeado, literal o metafóricamente hablando.

Su casa se ve diferente sin todas estas personas bebiendo y follando en las esquinas. Sin vasos y botellas de cerveza y alcohol tirados en el suelo. En su lugar hay un gran árbol de navidad y un cómodo sofá.

- ¿Sigues con...?

- ¿Lia?

Asiente.

- No. Tomamos caminos distintos.

Él no dice nada. Me ofrece chocolate y galletas. El pequeño Marco juega ajeno a toda la tensión con un carrito de bomberos.

- Tiene tres años –se sienta en el mueble a mi lado-. No quiere dormirse hasta que vea a Santa –ríe-.

- Sabes algo de...

- Sí, yo... no sé mucho. Me alejé de todo ese mal ambiente en cuanto supe que tendríamos a Marco –habla apenado-. Jimin se fue a estudiar a España y Hunter se devolvió a New York con su familia. Nos enteramos de todo.

- Me imagino...

- Es lo único que sé, solo que fue a ocuparse de su hermanita y su mamá.

- ¿Y Momo?

- Tiene su propio estudio de baile a un par de cuadras de aquí. Tampoco hablamos, como te digo, me alejé de todos ellos.

Antes de que yo pueda responder, una chica que conozco muy bien baja las escaleras y se queda igual o más sorprendida que Jungkook en cuanto me ve.

- Ryujin...

- Rosé –río-. Así que... ustedes dos.

- Es una larga historia.

- Me la imagino.

El niño se pone de pie al ver a su mamá y va corriendo a que lo cargue. La escena se me hace de lo más rara pero no deja de causarme ternura. Me siento feliz de que ellos hayan acomodado su vida de alguna manera.

- Ya me tengo que ir.

Entrego la loza a Jungkook. Él me mira con una sonrisa y yo me siento cada vez más extraña. Es incómodo de cierta manera. Trato de reprimir esos recuerdos de él y los demás golpeándome en esa cabaña.

- Gracias Ryujin –me detengo en la puerta-. Y de nuevo perdón.

Me acerco a Rosé que sostiene a su pequeño y él extiende sus bracitos hacia mí. Saco de la bolsa que traigo la cajita de Hot Wheels que compré para Jacob en la juguetería, y se los doy a Marco. Sus ojos brillan de alegría y mi corazón se llena de paz.

Jungkook y Rosé solo me observan. Ven a su hijo con tanto amor y eso es suficiente para mí.

- Sé un buen ejemplo para tu hijo –digo antes de marcharme-.

"EN NOMBRE ̶D̶E̶L̶  DE NUESTRO AMOR" // JINLIA // (RYUJIN+LIA ITZY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora