Hasta que amanece, Ryujin da vueltas por la ciudad intentando pensar. Espera a que amanezca para seguir con su camino. Estaciona en casa de sus suegros intentando respirar, por su tranquilidad y el golpazo que se acaba de dar. Son las siete de la mañana y la persona que abre la puerta no la ayuda en nada a mantenerse tranquila. Se trata de Mia, quien la saluda sonriente y ni se inmuta cuando la ve cubierta de sangre y raspones.
- Tu prometida no está aquí.
- No la vengo a buscar a ella –pasa por el lado chocándola-. ¡Señora Choi! ¡Soy Ryujin, necesito hablar con usted!
- ¿Te atropelló un camión?
- Qué te importa puta.
- ¡Qué agresiva! Yo nada más decía –dice inocente-. ¿Estás bien?
- Estaré mejor cuando te arranque todos los pelos de la cabeza por resbalosa –se acerca amenazante-.
- ¡Ah! Te enteraste.
- Sí. Lia me lo contó todo.
- ¿Todo, todo?
- Pues se supone –dice ya no tan segura-.
- Queríamos contarte pero no queríamos herir tus sentimientos –dice con falso pesar-. Estamos enamoradas.
- No te creo una mierda –la toma bruscamente del brazo-. Cualquier mentira podría venir de la boca de una zorra –la mira despectiva-. No soy estúpida como para caer en tus juegos.
- ¿Entonces por qué te lo ocultó? –se zafa de su agarre-.
- ¿Ryujin estás bien?
Alejandro se acerca a examinar a Ryujin con preocupación. Tras él viene su esposa, a la que no le hace nada de gracia ver a su no tan querida nuera tan temprano en su casa.
- ¿Qué haces aquí? –la mira de arriba abajo-.
- Vengo a hablarle de Lia.
- ¿Qué pasa con mi hija?
- ¿Cómo puede ser usted tan mala madre? –se acerca a ella-. ¿Cómo puede no importarle la felicidad de su hija?, ¿cómo puede ser tan egoísta?
- Soy realista.
- Pues qué realidad de mierda en la que vive, señora.
- ¡No te permito que me hables así en mi propia casa!
- ¡Y yo no le permito que se interponga más entre Lia y yo! Está en todo su derecho de no apoyarla pero no de atormentarla y de estarla ofreciendo a cuanto baboso se le atraviesa.
- Cualquier baboso es mejor que una drogadicta como tú.
Ryujin siente su corazón oprimirse.
- Eso lo decide Lia, no usted.
Se queda callada. Alejandro y Mia solo prestan atención.
- Lia ni siquiera come ni duerme de la tristeza que le da que usted no la apoye. Es el día más importante de su vida, ¿qué le cuesta?
- Todo me cuesta.
- ¿Y vale la pena pagar ese precio sabiendo que va a perder a su hija?
Los ojos de Jessica se llenan de lágrimas.
- Tal vez yo no sepa lo que es perder a una hija, pero sé lo que es perder a una madre –llora-. Me quise morir y casi logro quitarme la vida, de no ser por Lia tal vez no estaría aquí. Usted habla desde la rabia pero créame, no quiere dejar a Lia sin mamá. No le haga semejante daño. Ella me ha salvado la vida de tantas maneras, lo hace cada día. Es cierto, yo no la merezco. El mundo no la merece pero en nombre de nuestro amor yo he luchado todos los días por ser lo medianamente digna de estar a su lado. Es lo único que me queda en la vida después de todo lo que he perdido, yo sin ella me muero.
La mamá de Lia observa en silencio a Ryujin deshacerse delante de ella. Siente lástima por su situación que bien conoce. Piensa en su hija y su corazón duele. Su rostro es puras lágrimas de escuchar a la pianista con la voz rota, tomando una bocanada de aire cada vez que habla para contenerse.
- Lo soñaron un día. Su hija vestida de blanco con su papá llevándola al altar. Sé que no será tal cual como lo soñó, pero le prometo que será mejor. No soy nadie. Nada. Sé que no soy ese príncipe azul con pecho de héroe con el que soñaron. Sé que soy un desastre y que la manera en que me visto para usted y para muchos es una polémica. Sé que soy vulgar y que mi temperamento es terrible pero amo a Lia más que a mi propia vida y no le voy a fallar nunca. Le he hecho daño, lo sé, no soy perfecta pero trato todos los días de ser mejor. Ella es feliz, ¿eso no es suficiente para usted?
La señora Choi no dice nada. Se seca sus lágrimas y va a encerrarse a su habitación sin pronunciar palabra. Ryujin se desploma a llorar en el suelo y Alejandro ayuda a contenerla. La chica se abraza a él. Es en ese preciso instante en que le caen todos los males. El dolor de sus heridas internas y externas le pasan factura. Las pérdidas, la tristeza y la decepción, todo le cae encima como balde de agua fría.
Alejandro se ofrece a llevarla a su casa ya que su moto después de varios intentos no prende. Está empecinada en irse caminando pero su suegro no la deja. Mia no se ve más por ningún lado.
En el auto, el ambiente es silencioso pero cómodo. Ryujin ve por la ventana mientras llora en silencio.
- ¿Tuviste problemas con Jisoo?
Ella asiente.
- Escucha, no voy a meterme porque son problemas de ustedes dos pero quisiera decirte una cosa.
Ryujin escucha con atención.
- Jisoo lo sabe porque siempre se lo he dicho y porque a través de los años lo ha visto. No te conozco ni sé mucho de tu situación familiar pero te daré esa charla.
Mientras habla, Alejandro disminuye la velocidad y de vez en cuando aparta la vista del camino para fijarse en las expresiones de Ryujin. Sonríe como un papá compasivo y cada vez se da cuenta aún más de cuanto la quiere.
- Hay tres niveles cuando de relaciones amorosas se trata. El tercero es opcional. Primero, el tiempo en que se conocen, salen a citas y todo eso. Segundo, vivir juntos y tercero, el matrimonio y la familia, así lo veo yo. Tú y Jisoo pasaron un difícil nivel uno y ahora que están en el dos me imagino que se han dado cuenta que es el doble de difícil.
- Sí señor –contesta con la voz ida-.
- Compartir el espacio con alguien que es totalmente diferente a nosotros es un reto. Implica paciencia, constancia, amor. Sobretodo amor y sé que eso les sobra a ustedes dos –sonríe-. De la familia todavía no entremos en ese tema porque con ustedes es tema aparte –ríe-. Pero del matrimonio sí te digo que cambia todo cuando se ponen un anillo. Implica demasiado aunque la gente piense lo contrario y que es solo un contrato que se firma. Y puede que sí, te darás cuenta cuando llegues ahí si es que pueden resolver este problema.
Lágrimas siguen cayendo por el rostro de Ryujin sin detenerse. Piensa en Lia, siempre. En su discusión de más temprano y la situación con Mia a la que todavía no dan solución.
- Estar con alguien significa que son un equipo en todo. Que se deben apoyar y que hay tantos días buenos como malos. Que un día una da el cincuenta por ciento y la otra el otro cincuenta por ciento, pero que al siguiente una solo puede dar el veinte y la otra tendrá que poner ese ochenta. Es un reto mantener el equilibrio, pero bueno, de eso se trata y si de verdad se aman lo podrán resolver con facilidad. Son ustedes dos contra el problema, no una contra la otra, ¿entendido?
- Entendido.
Cuando Alejandro estaciona fuera de la casa de Ryujin, de su interior salen Aisha, Yeji, Yuna, Chaeryeong y Lia cargando a Dallie con semblante preocupado. Ryujin se baja del auto y sus amigas corren a abrazarla haciendo un montón de preguntas que ella no responde. Solo observa a Lia de pie en el umbral llorando todavía más cuando ve el estado deplorable en el que llega. Las chicas se despiden en silencio y se van. Ahora son Ryujin y Lia contra el problema.
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"EN NOMBRE ̶D̶E̶L̶ DE NUESTRO AMOR" // JINLIA // (RYUJIN+LIA ITZY)
Lãng mạnEn nombre del amor ha cambiado su concepto, pero no su objetivo. Ryujin y Lia decidieron tomar este ejemplar y hacer algunos acomodos en los títulos de los capítulos para darles sentido. Esta es la continuación de su historia de amor, espero que la...