Capítulo 80

92 8 0
                                    

—¿Qué? —Pamela palideció levemente—. Yo no… Oh, no, no lo harás. No vas a hacerme esto otra vez. Mi vida quedó arruinada, totalmente arruinada, después de que Martín fuera a la cárcel. Todavía estoy pagando por ello. No va a…

—Oye, Pame. Martín trató de hacerme volar por los aires, y luego me fracturó el cráneo. Deja de encamarte con criminales que intentan hacerme daño a mí y a los míos y yo me alejaré de tu vida.

—Lárgate, Espósito. Estás loca si piensas que Daniel intenta hacerle daño a Juan Pedro.

—A Juan Pedro, no. ¿Cuándo viste por última vez a Daniel?

—No voy a responderte a nada. Te estás pasando y quiero que te vayas.

—Me importa un bledo lo que…
La puerta tembló con la fuerza de un golpe, y ambas mujeres se sobresaltaron.

—¿Ahora, qué? —dijo de forma arrogante, encaminándose hacia la puerta.
Peter entró en la habitación.

—Pamela, tenemos que hablar —soltó, luego vio a Lali y se quedó inmóvil—. ¿Qué haces tú aquí?

Lali se le quedó simplemente mirando durante un momento. Obviamente los dos habían llegado a la misma conclusión, y él había elegido no quedarse en casa a esperar a que otro le informara. Había ido allí porque pensaba que ella podría necesitar ayuda para salvar a Nicolás. Y Peter tenía mucho más que perder que ella si se dejaba enredar en todo aquel lío. Pero eso ya lo sabía.

—Hola —dijo.

—Hola.

—Llamé a Pamela y fingí ser del servicio de habitaciones para saber el número de su habitación —comentó Lali, ladeando la cabeza para verlo acercarse—. ¿Cómo lo descubriste tú?

—Pregunté en recepción.

—Creído.

—Aquí les caigo bien —continuó, su expresión se relajó a medida que se acercaba a ella.

—Obviamente.

—Imagino que estás aquí para hacer algunas preguntas sobre Daniel —dijo, rozándole la mano al pasar por su lado y sentarse en el sillón—. ¿Hay algo interesante?

—Todavía estamos en la etapa de los saludos. ¿Sabes algo nuevo?

—No. Gastón está en ello. —Volvió la atención hacia su ex—. Y bien, Pamela, ¿dónde está Daniel?

—¿Daniel? —balbució Pamela, encendiendo el cigarro—. No sé de qué me hablas. —Apuntó el extremo encendido en dirección a Lali—. De todas formas, es una mentirosa.

—No se trata de Lali. Se trata de Daniel. ¿Cuándo lo viste por última vez?

—Juan Pedro…

—Siéntate y responde a la pregunta, Pamela. No quiero tener que recurrir a las amenazas. No es correcto.

Por satisfactorio que fuera ver a Peter liberarse por fin de su ex, sabía que confabularse contra Pamela probablemente haría que ella se sintiera como una víctima. En cuanto Pame decidiera que lo que le había tocado en suerte era sufrir, jamás obtendrían nada de ella. Y si ella estuviera en el lugar de Pamela, preferiría ir a la cárcel antes que confesar nuevos errores al ex marido al que todavía no había renunciado.
Se sentó al lado de él.

—Peter, déjame esto a mí —murmuró mientras Pamela continuaba dirigiéndole comentarios despectivos.

—Es mi ex mujer —respondió—. Yo también estoy involucrado.

—Sé que lo estás. Y que hayas venido aquí… Hablaremos más tarde de eso. Pero a ti no te dirá nada. Puede que a mí sí.
Peter la miró.

—No me dejes fuera de esto.
Lali lo besó en la mejilla. No pudo evitarlo.

—No lo hago. Pero no va a decirte a ti que se acuesta con Daniel, y lo sabes. Es un asunto de mujeres.
Durante largo rato pensó que no se movería. Pero, finalmente, exhaló una bocanada de aire y se puso de pie.

—Voy a buscar a Castillo —refunfuñó, agarrándola de los dedos—. Y voy a ver si puedo averiguar dónde está Daniel.
Ella frunció el ceño.

—No quiero que sepa por qué…

—No sabrá por qué lo pregunto. —Peter le dio un beso en los labios—. El lunes tenemos un partido de polo, y no estaría de más repasar la estrategia. ¿Viste? Todos los días aprendo de ti cosas sobre el medio. —Colocándole las manos sobre los hombros, la retuvo durante un instante—. Ten cuidado, Lali —susurró—. Lo digo en serio.

—Lo tendré. —La sincera preocupación en su rostro casi fue demasiado para soportar. ¿Quién habría pensado que haber estado a punto de volar por los aires con un tipo hacía tres meses se hubiera transformado en eso, en que él se hubiera convertido en algo tan… querido para ella?—. Y siento haberme ido de esa forma. No podía pensar.
Peter sonrió.

—Ándate todo lo que quieras y como quieras. Sólo asegúrate de volver… y entera.

—Hecho.

Pamela se había refugiado en una butaca en el rincón a mirarlos de manera airada. Lali se levantó para cerrar la puerta después de que Peter saliera, luego miró de nuevo a la ex.

—De acuerdo. Así son las cosas: esta noche han arrestado a mi amigo por estar en posesión de un prototipo auténtico de Giacometti.

—¿Un qué? ¿Y por qué esto nos involucra a Daniel y a mí?

Arte para los Problemas 2: De Ladrona a...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora