Capítulo 102 [Final]

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Lunes, 2:57 p.m.

Juan Pedro estaba a un paso de marcar un tanto cuando escuchó el disparo. Dando la vuelta de golpe, miró hacia la mesa de Lali. Estaba vacía. El corazón se le detuvo. Picando a Tim en los costados, se dirigió hacia el margen del campo.

—¡Cuidado, Peter! —gritó Roberto, uno de sus contrincantes.

Giró bruscamente la cabeza a un lado justo a tiempo para recibir el golpe de un mazo en el hombro en lugar de en la nuca. Aquello lo desequilibró, y se agarró a la perilla de la silla para evitar caer al suelo. Cuando se enderezó, Daniel se encontraba en el límite del campo y se dirigía a los establos.

Juan Pedro hizo que Tim fuera tras ellos. Los espectadores comenzaron a correr y los periodistas se dispersaron cuando Daniel pasó al galope por entre ellos con Peter pisándole los talones.

—¡Lali!

Lali se lanzó a un lado y rodó bajo el tembloroso mazo al tiempo que Juan Pedro gritaba para prevenirla. Peter tuvo un fugaz momento surrealista para notar que ella mostraba un aspecto elegante incluso con un vestido cubierto de barro. Daniel jaló de su pelo para hacerla girar y volvió por ella. La policía gritó, apuntando las pistolas hacia Bedoya-Agüero, pero con la prensa grabando por todas partes, no era probable que fueran a disparar.
Lo que significaba que era responsabilidad suya.

—Me parece que no —gruñó Juan Pedro cuando Daniel y su montura giraron para ir detrás de Lali. Hizo que Tim saliera trás el otro caballo y jinete. El mazo osciló una vez más hacia su cabeza, pero esta vez lo vio venir y se agachó.
Juan Pedro apuró de nuevo a Tim, impidiéndole a Daniel que persiguiera a Lali. Sin embargo, no cabía duda de que empujar y bloquear no iba a ser suficiente.

Agitó su propio mazo, golpeando a Daniel en el muslo. El mango de madera crujió y se astilló. Enojado, lo tiró al piso y saltó. Golpeó a Daniel en las costillas, y ambos se estrellaron contra el suelo. Mientras Daniel se levantaba, Juan Pedro lo atacó de nuevo y lo golpeó con fuerza en el pecho, lanzándolos a los dos otra vez al suelo.

Juan Pedro le quitó el mazo de la mano a Daniel, luego se halló agarrado por hombros y brazos y siendo arrastrado hacia atrás. Luchó por soltarse, furioso.

—¡Peter!

La cara de Castillo apareció enfocada delante de él. Con otro insulto, Peter se tranquilizó, encogiendo los hombros para sacarse de encima lo que parecía la mitad de la policía bonaerense.

—¡Ok! ¡Está bien!

—Nosotros nos haremos cargo —prosiguió Franco, mirándole aún con desconfianza.
Juan Pedro no podía dedicarle más tiempo. En cambio, dio media vuelta y estuvo a punto de chocar con Lali que se acercaba. Gracias a Dios.

—¿Cómo estás? —preguntó, agarrándola de los brazos y atrayéndola hacia él.

—Estoy bien. Qué bonita cabalgada, vaquero. —Levantó el brazo y acarició su mejilla con el dedo—. Pero te hiciste un corte.

—Casi se me mete una piedra en el ojo —dijo, incapaz de alejar la mirada de ella, de estar seguro de que no la habían golpeado o pisoteado—. Tú también te hiciste un corte.
Lali dio un vistazo a su brazo.

—No es más que un rasguño.
«¡Gracias a Dios!»

—¿Conseguiste lo que necesitabas?

—Tenemos los rubíes —dijo Castillo, reuniéndose con ellos desde atrás—. Y un intento de asesinato por parte de Laura Bedoya-Agüero, además de un asalto de Daniel Bedoya-Agüero. Y con eso alcanza para empezar. ¿Dónde está la grabación?

Arte para los Problemas 2: De Ladrona a...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora