Capítulo 4

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Alianzas.

Kalissa Morton.

Después de casi dos horas de viaje Gavin Miller, Jakob Pearson y yo nos encontramos estacionados frente a una estructura de gran tamaño rodeada por rejas altas negras, aproximadamente siendo tres veces de mi tamaño. Si esta es su base, el lugar se ve muy diferente al mío, demasiado diría yo.

El lugar muestra pulcritud y perfección por donde se lo vea estando perfectamente pintado y sin un solo rasguño sobre esta.

El edificio consta a la vista de varios pisos, algunos teniendo grandes ventanales cubiertos por cortinas blancas, mientras que otros solo tienen ventanas promedio.

-Asegúrense de no sacarles la vista de encima ni un solo segundo- indico cuando abro la puerta del conductor de mi camioneta Ford gris saliendo y dirigiéndome a cruzar la calle quedando frente a las rejas que me prohíben el acceso.

Es de mañana, y el sol esta fuerte, sin estar acostumbrada a estos horarios tardo unos segundos en aceptar la luz del ambiente llevándome una mano a los ojos.

Gavin, quien llega detrás de mí presiona el timbre dorado a uno de los costados que combina con la punta superior de las rejas soltando una vibración.

Los tres compartimos una mirada que sabemos exactamente lo que significa.

Para cuando volvemos las miradas al frente las rejas se están abriendo de par en par. No esperamos a que terminen de despejarse para entrar por el medio de ellas. Con mucha cautela nos acercamos a la entrada del edificio mientras que al mismo tiempo una chica con un gran afro negro nos sonríe ligeramente abriéndonos las puertas y haciendo un gesto con su mano invitándonos a entrar.

-Síganme por aquí- dice

El hecho de que este tan relajada ante nuestro movimientos y que ni siquiera se gire a vernos mientras vamos detrás de ella, me hace pensar o que no nos ve como enemigos, o que alguien esta vigilando la situación desde cierta distancia.

Si el lugar me parecía fascinante solo desde afuera, ahora que con cada paso que damos avanzamos más ya no tengo palabras. El lugar esta lleno de muebles y decoraciones a simple vista caras creando un ambiente de superioridad al lugar con el que contengo el impulso de dejar caer mi boca en asombro.

Caminamos a través de un pasillo el cual da en el fondo de este con una puerta blanca, resaltante en las paredes bordos del lugar decoradas con cuadros de marcos dorados.

Aquí les gusta el color dorado por lo que veo.

La chica nos deja frente a esta y asiente dándonos permiso antes de alejarse. ¿Ella no va a entrar?

Soy la que pone la mano sobre el picaporte para girarlo, una vez lo hago y abro me encuentro a tres hombres. Dos de ellos están parados a los lados de el líder del lugar, quien está apoyado en su cadera sobre el escritorio detrás de el con los brazos cruzados sobre su pecho.

Cuando notan nuestra presencia se incorporan, siendo el del medio el que le da una mirada de pocos amigos a mis hombres y luego dejándola en mí, cambiándola a una altiva.

Imito su gesto levantando mi mentón y enderezando mi espalda al entrar caminando a la habitación, demostrando superioridad.

Nuestras miradas no se desconectan del uno al otro en ningún momento, incluso cuando le pide a todos que nos dejen solos.

Miller y Pearson me dedican ambos una mirada y yo asiento estando segura de lo que hago.

Reviso que la puerta este bien cerrada cuando se van de la habitación y por alguna razón cuando vuelvo a conectar mi mirada con la del hombre frente a mí el amiente se siente más pesado.

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