Capítulo 34

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Despertar.

Kalissa Morton.

La fría sensación de mi cuerpo en un lugar desconocido me hace abrir los ojos.

Tardo unos instantes en estar de todo consciente y enfocada como para poder reconocer mi entorno, y una vez logro hacerlo noto que este es un lugar completamente desconocido para mí y que no hay manera de que haya estado aquí antes.

Intento levantarme, desesperada por encontrar una salida o incluso examinar el lugar y saber el porqué estoy aquí, pero me es imposible. Mis ambas manos, más especificamente mis muñecas se encuentran sostenidas por caderas que salen  desde ambos lados de la pared que rodean mi cama, dándome solo un pequeño margen de movimientos que no es mucho más que para moverme sobre la cama, sin poder salir de ella.

Busco en mi memoria información sobre como llegué aquí, y es exactamente lo que encuentro cuando unos recuerdos sueltos llegan a mi mente.

Marcus. Un disparo. Un hombre. Formol. Oscuridad.

¡Mierda! Necesito encontrar una manera de salir de aquí ya mismo.

¿Qué habrá pasado con la base? ¿El clan cómo estará? ¿Y Marcus? ¿Qué pasa con Marcus? ¿Se encontrará bien?

Mil preguntas y más llenan mi cabeza, sin embargo soy consciente de que si quiero hacer las cosas bien debo concentrarme solo en este momento, no en los demás. No ahora.

Paso mi mirada por la habitación de paredes celestes y piso blanco en busca de algo que pueda ser de ayuda, pero lo único que amuebla el lugar es esta cama donde ya me encuentro.

Sacudo mis brazos lo más fuerte que puedo en un intento de que por algún tipo de suerte se rompan, pero lo único que consigo es llamar la atención con el sonido del metal contra la madera, haciendo que una mujer se acerque por la pequeña ventanilla con rejas en la parte superior de la puerta.

Ya la he visto antes.

Me la quedo mirando, al igual que ella a mí. Y aún con su mirada fría sobre mí y mi posición actual yo no dejo que me intimide, y menos que menos muestro algún signo de debilidad frente a ella.

La mujer sonríe maliciosamente antes de alejarse lo suficiente para uno de los lados, a una distancia perfecta para que yo ya  no tenga ángulo de verla.

Y ahí es cuando me doy cuenta, de se trata de la mujer del reloj.

La gala benéfica.

No tarda mucho en escucharse el abrir de la puerta que me saca del recuerdo de ese momento.

Guío mi mirada hacia tal y noto al gran hombre que se acerca hacia mi persona, pero que  sin embargo se queda a unos pasos de la cama.

La mujer vuelve a intenta entrar detrás de él, pero él se lo prohíbe con un gesto de mano. Ella aún con una expresión molesta en su rostro obedece sin decir nada.

-Kalissa Morton...

Saborea mi nombre en su boca antes de volver a hablar.

-¿Quieres rogar por tu libertad o salteamos esa parte?

El morbo en su comentario me desagrada terriblemente, sin embargo no lo demuestro y solo me permito mirarlo con la misma expresión fría que él a mí.

-¿Quién eres?- mi tono de voz suena mucho más seguro de lo que en verdad me siento, y es cierto. En este momento no me siento segura, nadie lo haría.

El hombre ladea su cabeza con cierta lentitud.

-¿No me recuerdas?

Se trata de un hombre que a mi parecer rodea sus cuarenta, vestido en traje, como si esto fuese una situación especial a conmemorar, con barba recortada y con sus manos unidas detrás de su espalda. Su postura más que rígida es elegante, y eso capta mi atención. No parece forzada.

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