Vindicta ✓

Capítulo 33

Nota: Me queda decirles muchas suerte, porque este capítulo es MUY INTENSO y no van a saber como sentirse, especialmente por el final¡!!¡

Muchas gracias por las 60k de lecturas, me pone muy contenta que estén disfrutando esta historia tanto como yo <3

Abriéndose.

Kalissa Morton.

Tres golpes en la puerta de mi apartamento hacen que abra los ojos molesta. ¿Quién molesta a esta hora? Son las... tomo el móvil de mi mesita de luz y miro la pantalla del mismo.

¡Son las diez de la noche!

Me levanto de mala gana de mi cama y en el camino hacia la puerta ya voy preparando mi mano en alto. Pienso darle un bofetón a la persona que me esté molestando en mis horas de sueño, en las horas que tanto necesito después de tantos acontecimientos.

Sin excepciones.

Abro la puerta decida.

Y una excepción aparece en mi camino cuando veo a Marcus... bueno, quizá ya no le dé un bofetón.

-¿Qué quieres?- le pregunto de mala gana, claramente. Estoy molesta con él y con el mundo en general.

-Vístete, nos vamos- me ordena entrando sin mi permiso.

-¿Irnos?- frunzo mi ceño- ¿Y tú quien te crees para venir a decirme que hacer?

He pasado una semana entera en mi apartamento encerrada como un ave en una jaula, ahogandome   en mis penas mientras el muy bastardo no ha sido capaz de hacerse tiempo para venir a verme hasta este preciso momento, ¿Y ahora cree que me puede manejar a su antojo?

Cruzo los brazos sobre mi pecho mientras me mantengo firme en mi posición de hacerme respetar. Que no haya conversado mi mejor estado en estos días no significa que él pueda ahora ser capaz de tratarme como una cualquiera que busca solamente cuando se le da la gana.

-Kalissa, estoy tratando de hacer algo lindo por ti.

-Por lástima.

-Yo hago las cosas si así lo quiero, no por lastima. Deberías de saberlo ya.

Su verdad me deja simplemente mirándolo hasta que lo escucho que vuelve a hablar, esta vez de una manera más cálida pero aún sorprendentemente autoritaria. Que mezcla...

-¿Te vas a vestir o te voy a llevar así?- me señala el atuendo.

Bajo mi cabeza recordandome a mi misma que solo llevo puesta mi ropa interior blanca y por arriba el buzo que él me presto en Croacia, que "olvidé" devolverle y que se supone el no debería haber visto.

Lo que acaba de hacer, y lo cual le ha formado una sonrisa  cerrada, torcida y arrogante mientras vuelve su vista a mis ojos.

-Te lo devolveré - le aseguro.

-Quédatelo.

No respondo, sin embargo me siento bien de saber que tendré su buzo por más tiempo, de hecho, me agrada sentir que lo tengo cerca de alguna manera.

-Me gusta como se te ve lo que es mío- agrega- Me gusta pensar que tú también lo eres.

-Yo...- no completo la frase, él me interrumpe.

-Tienes cinco minutos, te vistes o te llevo así.

Niego.

-Estoy enojada contigo.

-Si, bueno... ya luego me lo cuentas- me responde quitándole interés al asunto.

Tomo una respiración en busca de paciencia cuando decido cambiar de tema.