Capítulo 24

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Base de Informacion.

Marcus Graham.

Abro los ojos ante la sensación del sol chocando contra mis ojos. ¿Quién deja las cortinas abiertas durante la noche?

La respuesta es la mujer que tengo agarrada a mí como una garrapata, con sus piernas enganchadas en las mías y sus brazos, uno apoyado sobre mi pecho y otro agarrando mi brazo.

Trato de sacar mi brazo de su agarre para tapar el rayo de sol que me da justo en los ojos, pero lo único que consigo es que se apriete más sobre mí, tanto su agarre como ella, que acaba de acercar más su cuerpo al mío casi subiéndose arriba de mí.

No voy a mentir, pocas cosas me asustan, pero si algo lo hace es esta extraña conexión que tengo con Kalissa.

¿Desde cuándo duermo con alguien? Y peor aún, ¿Por qué no me disgusta?

Sacudo mi cabeza sacando todo tipo de pensamientos que me puedan complicar la existencia desde la mañana y dejo de estar boca arriba, girandome hacia su lado. La escucho protestar y me quedo sin saber que hacer.

¿Y yo cómo despierto a alguien?

Solamente lo hice dos veces, la primera fue a Andrew que se quedó dormido en horario de trabajo y le tiré sin dudarlo ni un momento un vaso de agua fría en la cara.

La segunda fue cuando Kalissa se durmió en la camioneta, o bueno, de hecho ni siquiera estaba dormida muy profundamente, por lo que no sé si realmente cuenta como "despertar".

No creo que la primera opción sea viable para este momento, al menos no si quiero seguir con vida. Kalissa puede parecer muy pacífica normalmente pero a la más mínima molestia se convierte en una fiera.

Intento tal como hice en la camioneta esa vez, sacudirla cuidadosamente mientras la llamo.

-Kalissa.

Nada.

-Kalissa...- la vuelvo a sacudir y murmura volviéndose a quejar.

Muy raro de ella -nótese el sarcasmo-.

La llamo por última vez como último recurso con cierto apelativo que no recuerdo desde cuándo se lo digo, pero que sin embargo le va perfecto.

-Princesa.

Abre uno de sus ojos con curiosidad y no puedo evitar sonreír a boca cerrada levemente ante el gesto mientras intento ocultar lo que me genera.

-Tenemos una reunión -le explico.

-Mhm...

-¿Piensas levantarte?

-Si me das a elegir es un no- dice entre un bostezo y un estiramiento de brazos, el cual tengo que esquivar para que no me dé un golpe.

-Voy a preparar algo para comer, mejor que en cinco minutos estés en la cocina o te arrastro.

-Que atento...- dice tocándose la cara como si quisiera despertarse más rápido.

-No te creas, lo hago porque tengo hambre yo, no para alimentarte a ti.

-Claro- ella me propina una media sonrisa- ya me levanto.

-Bien.

Me levanto, me visto y la dejo despertarse y estirarse de manera ruidosa mientras yo me dirijo a la cocina.

No es como que su apartamento tenga muchas cosas, por lo que con lo que encuentro logro hacer un café para cada uno y unas tostadas, sin nada, ya que todo está vacío.

Y tiene sentido. Sus amigos la alimentan, especialmente Jakob, quien suele aparecer en algunas mañanas por este piso con una bolsa que le deja en la puerta antes de ir a hacer sus tareas diarias.

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