Capítulo 23

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Nota: Ok, hablemos de la nueva portada que hice solita para Vindicta con mis pocas habilidades de edición.

Sinceramente esta me gusta más que la anterior, siento que le pega mucho mejor, además de que tenemos a nuestra Kalissa en la portada <3

Regreso.

Kalissa Morton

Bajo de la camioneta a pasos agigantados ignorando a todo el mundo. No quiero lidiar con nadie, demasiado tengo conmigo misma.

Miles de sentimientos se agrupan en mi pecho, entre ellos los más resaltables: la culpa y la ira.

Buena hermana. Eso prometí que sería para Alexander en el funeral de mis padres, pero al final terminé siendo todo lo contrario.

¿Dejar que golpeen y maltraten a mi hermano por mí? ¿En que cabeza cabe? ¿En qué estaba pensando Marcus?

Y ese idiota...

Ugh, no tengo ni siquiera las palabras correctas para describir el enojo que tengo hacia él.

Para cuando me doy cuenta ya me encuentro colocando la llave en la cerradura de mi apartamento con Marcus mirándome a un lado con cara de extrañado.

-¿Y tú que me miras?- pregunto secamente demostrando por completo el desprecio que le tengo en este momento.

-¿Por qué siempre estás enojada conmigo?- frunce su ceño.

-¡Porque siempre haces todo mal!

-Bueno, gracias Morton- contesta indiferentemente mientras da unos pasos más hacia mí.

Termino de girar la llave cuando la saco y me doy la vuelta hacia él. Ya no hay espacio entre nuestros cuerpos y su postura solamente indica una cosa.

Está tratando de intimidarme. Y no lo va a lograr.

-¿Y se puede saber qué hice mal ahora, Morton?

-¡Todo!

-Bueno, ya veo que eres muy madura.

-¡Ugh, te odio!

-Bien.

Me doy vuelta para abrir mi puerta y entrar, lo que logro, sin embargo él se abre paso detrás de mí y yo me exaspero de maneras increíbles cuando se adentra.

-Vete.

-No.

-¡Vete!

-¡No!

-Eres un cabeza dura.

-Lo aprendí de ti, Morton.

Caminamos hasta la sala y nos mantenemos en silencio esperando a que el otro explote, una vez frente al sillón soy yo quien lo hace volviéndose a girar con los nervios de punta.

-¡Eres tan molesto! Tú y tu estúpida regla de cuidar a los líderes. Si te sientes tan poca cosa para necesitar a gente que te cuide el culo, ¡Bien! Pero yo no necesito que alguien me defienda, yo puedo hacerlo sola y no quiero que ni mi hermano ni nadie se ponga en riesgo por mí. ¡¿Me escuchas?! ¡No lo quiero!

Mis gritos y mis quejas no son suficiente para que él reaccione, o que siquiera parezca en lo más mínimo afectado, de hecho su mirada continúa sin apartarse de la mía, sin dudas y sin arrepentimientos.

-No tocaré esa regla, Morton. No la quitaré y no se habla más de eso- sentencia- está decidido.

-¡¿Por qué no?!

Marcus no responde nada y yo decido continuar.

-¡En nada te afecta que a mí me pase algo!- dejo las palabras en el aire y camino a pasos agigantados hacia mi habitación. Cuando intento cerrar la puerta él no me lo permite.

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