Capítulo 43 (FINAL)

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Siete meses más tarde.

Kalissa Morton.

¿Días grises? Eso es poco para lo que siento. Mis días ahora son como una nebulosa negra que no parece querer irse y que al contrario cada vez se hace más pesada de llevar.

Siete meses junto a Richard, siete meses junto a sus amigos y siete meses en los que yo ya no soy la misma.

Solo recibo dos platos de comida poco cargados al día, su excusa tras esto es que no quiere que me sobre nada en el cuerpo y que en realidad solo me esta cuidando. La conclusión en pocas palabras  es que es un gordofobico de mierda.

Las consecuencias de este trato son notorias en mi cuerpo, los huesos de mis clavículas son más visibles, los huesos de mis caderas también sin hablar de los moretones que tengo en ciertas partes de mi cuerpo a causa de ciertas conductas que no le han gustado, ya sea resistirme a ciertas acciones como la última vez, presentarme ante sus amigos en poca ropa como si fuera algún tipo de trofeo que presumir y al cual arrojarle comentarios de mal gusto.

Las marcas de cigarrillos son pocas, pero también ahí están en mi espalda, más especificamente en la parte baja de ella. Lo hizo una noche borracho y prometió que no volvería a suceder.

He tenido por todo este tiempo que cumplir un papel, un rol obediente de como dicen ellos: "puta" con el propósito de no ponerlos en mi contra. Es repugnante, tedioso, detestable y aún más el saber que a ese mismo hombre es al que me toca complacer.

Pero entonces se preguntarán, ¿Por qué lo he y sigo aguantando? Una parte de mí sigue queriendo ganar, sigue anhelando todo lo mismo que antes, la libertad, recuperar mi vida y terminar con todo esto aunque no sea algo de hacer a la ligera. Necesitaba tiempo para recolectar la información que solamente se me podía dar de primera mano al ser una compra.

El sacrificio que me encontré haciendo durante tantos meses dió sus frutos. He logrado hacer un mapa mental tanto del exterior y de como funciona este mercado, tengo los datos suficientes para encontrar la base de Maximilian y Alexander Lennoix y tengo los datos suficientes para volver a casa y cobrar mi venganza, así como tengo los nombres de al menos cinco de los compradores recurrentes de esas lacras.

Sin embargo eso no quita que en estos siete meses no haya pensando en terminar con todo, incluso conmigo misma. Estuve en puntos de oscuridad tales donde la opción más fácil se resumía en rendirme y en terminar con todos los recuerdos y pesadillas que me acechan con la noche.

Me costó mucho salir de ese punto, y de hecho, siento que aún no he terminado de salir. Tengo la sensación de que quizá nunca lo haga por completo, pero que de algún modo u otro tengo que hacer valer todo el sufrimiento que atravesé a lo largo de este año.

Puede que ellos sean miles y que el camino se vuelva difícil y tempestuoso, pero mi fuerza vale por más y mi sed será la suficiente para acabarlos.

Tengo que volver a ser la mujer fuerte que era, tengo que volver a ser la mujer que solo se necesitaba a ella misma para subsistir y a nadie más, así como lo más importante: Tengo que recuperarme a mi misma.

-Karina- escucho la voz de Richard llamándome desde el salón.

Salgo de la cocina y me acerco hacia él, se encuentra sentado sobre el sillón negro mientras observa un partido en la televisión. Cuando me nota decide dar una nueva orden.

-Hazme la comida.

Me giro para volver a la cocina, pero lo escucho llamarme con un extraño sonido proveniente de sus labios y paladar.

-Sch, Sch, Sch, Sch...

Giro los ojos cuando no me puede ver y luego me giro hacia él.

-Ven- me ordena señalando su lado vacío en el sillón.

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